Ni mensajes de odio contra la inmigración procedente de México ni vídeos o podcasts con teorías de la conspiración sobre los atentados del 11-S y otras tragedias de Estados Unidos. Alex Jones, presentador y dueño de Infowars, se queda sin la mayoría de los altavoces que le han servido para convertirse en el “mayor conspirador” de EEUU, según le han definido los principales medios de comunicación.
Apple, Facebook, Google, YouTube y Spotify han culminado este lunes el cordón sanitario a las fake news que Jones difundía a través de sus plataformas. De manera consecutiva y tras múltiples advertencias, estos gigantes de internet han optado por clausurar sus canales por completo y eliminar todo el contenido publicado por el entramado de blogs de este extravagante adalid de la ultraderecha norteamericana.
Sin embargo, el destierro tecnológico de Jones no es total. Su web de información “alternativa” Infowars sigue en pie y muchos de los podcasts eliminados de Spotify siguen disponibles a través de la aplicación para smartphones en Google Play y App Store. Además, Twitter mantiene abierta la cuenta de Alex Jones, que cuenta con más de 800.000 seguidores. Un portavoz de la red social de microblogging aseguró que los perfiles de Jones e Infowars no violan las normas de Twitter pero que la compañía “vigila y modera” de cerca todos los contenidos y “tomará medidas” si es necesario, según CNBC.
La decisión de los principales grandes de internet -coordinada o no- expone de nuevo las múltiples vertientes del debate sobre lo que se puede y no se puede decir en Internet: ¿Tienen plataformas como Facebook o YouTube responsabilidad editorial sobre los contenidos que difunden a través de terceros? ¿Es responsabilidad de estos negocios combatir la desinformación o no pueden convertirse en árbitros de la verdad absoluta?
No hay consenso en el zoco virtual sobre el caso de Alex Jones, que acumula denuncias de toda clase por sus investigaciones y homilías virtuales. “Te guste o no Alex Jones no hay duda de que ha sido víctima de un complot de las tecnológicas. ¿Cuál es el precio de la libertad de expresión?”, ha tuiteado el conservador británico Nigel Farage.
¿Purga mediática?
Los que no creen que se trate de una “purga mediática” se ciñen a las explicaciones oficiales de las grandes compañías que han cerrado las cuentas a Jones -”no permitimos discursos de odio”- y se remiten a su historial de ofensas y elucubraciones. El ‘rey de las fake news’ se ha ganado el título a pulso: desde la llegada del hombre a la luna a la participación del Gobierno en toda clase de atentados y tiroteos pasando por el genocidio blanco o las armas climatológicas. Jones se ha subido al carro de todas y cada una de las conspiranoias que circulan por la red. Hasta ahora le ha salido casi gratis, a pesar de que acumula numerosas demandas. Como ejemplo la que han interpuesto familiares de las víctimas del tiroteo en Sandy Hook, una tragedia que Jones calificó de “invento” con “actores del Gobierno”.
Despojado de gran parte de sus púlpitos, Jones se ha lanzado a defender su verdad desde Twitter: “La verdad os hará libres. Por eso odian Infowars. Porque no quieren que seáis libres”, ha escrito en una de la docena de tuits en las acusa al establishment digital de “censura”.
Aunque Donald Trump acostumbra a comentar sin filtros la actualidad, el presidente de EEUU no se ha pronunciado hasta ahora sobre el veto a Jones. Ambos comparten espectro ideológico y según aseguró el presentador, Trump le llamó para darle las gracias poco después de ganar las presidenciales. “Sólo quería agradecerme mi lucha por el ‘americanismo’ y la labor que hago con mis simpatizantes y oyentes”, dijo Jones en una entrevista poco después de la victoria de Trump frente a Clinton.