El 12 de Octubre también se celebra en los Estados Unidos desde hace décadas, aunque en los últimos años esta efemérides agoniza ante la presión de los grupos revisionistas. Fue en 1934, durante la presidencia de Franklin Roosevelt, cuando se declararó fiesta federal bajo la denominación de ‘Columbus Day’ (Día de Colón), como una concesión hacia la comunidad italoamericana, que reivindica al almirante como un símbolo patrio por su origen genovés. Desde 1988, también tiene cierto acento español, al coincidir con el final del Mes de la Herencia Hispana. Sin embargo, ninguna de las dos conmemoraciones pasa por su mejor momento, hasta el punto de que pocos creen que sobreviva en el medio plazo.
El problema del 12 de Octubre es que pocos están dispuestos a defender esta fecha aquí. Por lo que respecta a Colón, los sectores más progresistas reniegan de la figura del explorador con el que, según las comunidades indígenas, comenzó el genocidio en América. En cuanto a la posible faceta hispana de este día, los más conservadores y republicanos no tienen demasiado aprecio a un aniversario que ensalza una cultura para ellos ajena al concepto de nación anglosajona que reclaman líderes como el presidente Donald Trump, que llegó a decir en campaña que EEUU “es un país donde se habla inglés, no español”.
Por unos o por otros, lo cierto es que esta festividad está en franca decadencia. La explicación está en la tendencia a revisar la historia midiéndola con los valores actuales. La figura de Cristóbal Colón es considerada por muchos sectores progresistas como un genocida y racista que inició el exterminio de los pueblos nativos con su llegada al Nuevo Mundo. La primera ciudad que se apuntó a la moda de rechazar Columbus Day fue Berkeley, en California, que en 1992, coincidiendo con el V Centenario, prefirió conmemorar a los pueblos indígenas. Desde entonces, un goteo incesante de gobiernos locales y estatales se ha apuntado a deshonrar al navegante.
Este año, sin embargo, ha sido especialmente significativo el gesto de la capital de Ohio, que lleva el nombre del descubridor. La ciudad de Columbus decidió no observar el día festivo correspondiente al 12 de Octubre, que desde 1970, por decisión del Congreso, se pasa al segundo lunes de este mes.
Este lunes, las oficinas de Columbus se mantuvieron abiertas al público y los servicios municipales se prestaron como cualquier día laborable. La versión oficial es que prefieren reservar el festivo para el Día de los Veteranos, que se conmemora el lunes 12 de noviembre, con la excusa de que en esta localidad residen 110.000 exmilitares. Lo cierto es que la noticia ha sido interpretada por la mayoría de los medios como un nuevo paso en el agonizante final de esta efemérides en EEUU.
No obstante, Columbus no ha llegado a sustituir el Día de Colón por el de los Pueblos Indígenas, como sí ocurre en muchas otras ciudades como la vecina Cincinnati, Seattle, Minneapolis, Phoenix, Denver, Los Ángeles, Atlanta o San Francisco. Varios estados, incluidos Alaska, Hawai -com importantes poblaciones nativas- u Oregón nunca lo llegaron a reconocer el 12-O. Y esta lista crece cada año al calor de las reivindicaciones de las minorías indígenas, que han llevado a Cristóbal Colón a una página de la historia incómoda para un país donde lo políticamente correcto es casi una religión.
El rechazo llega hasta tal punto que el pasado año se registraron ataques a las esculturas erigidas en honor del almirante en las principales capitales del país, incluidas Nueva York y Washington, D.C. Incluso la Policía tuvo que blindar los monumentos coincidiendo con el 12-O. Por cierto que en la capital federal, el Distrito de Columbia, incluso hay un movimiento que quiere eliminar la referencia colombina de su nombre, algo que están empezando también a reclamar algunas voces en la capital de Ohio.
Italianos, el rescate
Por ahora, quien más enérgicamente se opone al entierro de la figura del descubridor es la comunidad italoamericana, que organiza cada año un gran desfile en Nueva York y ceremonias en otras ciudades. De hecho, en Washington hay cada año una gran ceremonia con ofrenda floral en Columbus Circle, la rotonda dedicada al explorador, a la que acuden también representantes de la Embajada de España, que suele depositar una corona de flores con los colores nacionales.
Sin embargo, cuando se evoca el 12-O, en EEUU nadie visualiza a los españoles, sino a los italianos, algo que empieza a generar incluso extrañeza. De hecho, esta semana el New York Times publicaba un artículo preguntándose por qué algunos italoamericanos aún defienden Columbus Day. Allí, se recogía la voz de Roberto Borrero, el presidente de la Confederación Unida de Pueblos Tainos, una población indígena que poblaba el Caribe hasta que la llegada de los españoles provocó su práctica desaparición.
“Para nosotros, el Día de Colón es solo una celebración del genocidio. Cambiar el significado de esta fecha “no es algo que vaya en contra de los estadounidenses de origen italiano, nadie está en contra de eso”, apuntó. A su juicio, debería optarse por rendir tributo a otras figuras como Amerigo Vespucci, por quien se dio nombre al continente.
Fiesta hispana
Los hispanos que residen en este país ven esta fiesta de otra forma. En la mayoría de naciones latinoamericanas se celebra la efemérides como Día de la Raza, de la Hispanidad o de los Pueblos Indígenas, por lo que no hay una festividad homogénea. No obstante, en EEUU sí que coincide con el final del Mes de la Herencia Hispana, que arranca el 15 de septiembre, día de la independencia en muchos de los estados iberoamericanos. No obstante, ¿es el mejor momento para reivindicar la hispanidad en los EEUU?
Una de las primeras medidas que tomó Donald Trump nada más llegar a la Casa Blanca fue eliminar la versión en español de la web oficial de esta institución. Además, su política migratoria ha puesto a los extranjeros de origen hispano en la diana de sus seguidores más ultras, extendiendo un temor a emplear el castellano en lugares de trabajo donde la mayoría republicana es abrumadora.
La lista de ataques a personas por hablar en el idioma de Cervantes es amplia. Desde un abogado que increpa a unos empleados de un restaurante de Nueva York, a un supermercado de California que supuestamente prohibió a sus trabajadores usar esta lengua incluso en los ratos de descanso.
Sin ir muy lejos, hace una semana dos mujeres de origen mexicano fueron acosadas por otra clienta en otro centro comercial de Colorado por hablar castellano entre ellas.
Este tipo de incidentes se han repetido durante décadas, si bien no existe un registro oficial, según publica Los Ángeles Times. De lo que sí hay constancia es de que la proporción de hispanos que hablan español en sus hogares ha ido a la baja, pasando del 78% de 2006, al 73% de 2015, según datos del Pew Research Center.
“Cuando vivimos en un mundo donde los símbolos se convierten en líneas divisorias, el lenguaje puede ser uno de ellos”, explica Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de San Bernardino.
La batalla de las esculturas
Con este panorama, no parece que las comunidades hispanas estén dispuestas a alzar la bandera del 12 de Octubre como símbolo, ya que ni siquiera en sus países de origen hay consenso a la hora de reivindicar el Descubrimiento -algunos estados como Venezuela o Bolivia prefieren conmemorar la resistencia indígena-. También hay excepciones. Puerto Rico, territorio estadounidense, está a la espera de inaugurar la mayor estatua de todo el continente dedicada a Colón (más de 90 metros de altura), en la localidad de Arecibo.
También de enhorabuena está la famosa talla dedicada al explorador italiano en la ciudad de Nueva York, que acaba de ser incluida en el Registro de Lugares Históricos del Estado y nominada a la Lista Nacional de Lugares Históricos.
“El Monumento a Colón es un poderoso símbolo de la comunidad italoamericana y un testimonio del papel de Nueva York en la asimilación de inmigrantes de todo el mundo en nuestro estado”, dijo el gobernador Andrew Cuomo en un comunicado. “Esta designación envía un fuerte mensaje de la importancia de la estatua para la historia de nuestro estado, para que las generaciones futuras puedan verla, apreciarla y aprender de ella”.
Cuomo hizo el anuncio coincidiendo con Columbus Day. La medida ha sido necesaria después de que el año pasado el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, dijera que una comisión estudiaría su retirada tras la petición de organizaciones defensoras de los pueblos indígenas. En un momento en que EEUU estrá revisando todas las tallas y memoriales dedicados a los héroes confederados, la eliminción del Colón de Manhattan podría haber abierto una reacción en cadena en otras ciudades del país. De momento, el almirante seguirá divisando el Nuevo Mundo desde su atalaya junto a Central Park. Al menos por un año más.