Las autoridades en Luisiana, en el sur de Estados Unidos, han detenido al hijo de un agente del sheriff acusado de prender fuego en las últimas semanas a tres iglesias frecuentadas por feligreses afroamericanos.
Holden Matthews, de 21 años, fue detenido el miércoles horas después de ser identificado como el responsable de los incendios ante la posibilidad de que volviese a actuar, según ha informado el gobernador del estado de Luisiana, el demócrata John Bel Edwards.
"Ha sido especialmente doloroso porque nos recuerda a un pasado muy oscuro de miedo e intimidación", dijo Edwards en rueda de prensa.
Matthews es hijo de un agente del sheriff de la parroquia (condado en Luisiana) de St. Landry, que no sabía nada aparentemente.
El agente "está sorprendido y dolido", explicó en la misma rueda de prensa el sheriff de la parroquia, Bobby Guidroz, quien afirmó que se trata de un gran policía y uno de sus mejores amigos.
Al detenido se le imputan tres delitos de incendio a edificios religiosos, que podrían acarrear hasta 15 años de cárcel cada uno.
Matthews habría provocado los incendios entre el 26 de marzo y el 4 de abril de las tres iglesias baptistas en Port Barre y Opelousas, pequeñas poblaciones del sur del estado.
Las autoridades investigan ahora los motivos de Matthews, que de ser racistas podrían constituir nuevas imputaciones a nivel federal por delitos de odio.
De momento, los investigadores han indicado que el detenido era seguidor de distintas webs con bases de neonazis. Era fanático del black metal, un subgénero extremo del heavy metal, y de un Varg Vikernes, un músico de metal que Noruega fue condenado a quince años por quemar a iglesias y matar a un compañero de la banda.
Este episodio de los últimos días en Luisiana ha recordado a los frecuentes ataques contra iglesias afroamericanas en los estados sureños de EEUU durante el periodo de la Reconstrucción a finales del siglo XIX, y también en paralelo al movimiento de los derechos civiles.
Aunque más esporádicos, en los años recientes estas iglesias han seguido siendo foco de ataques.
El peor de ellos ocurrió en Charleston (Carolina del Sur) en junio de 2015 a manos del joven supremacista blanco Dylann Roof, que asesinó a tiros a nueve feligreses afroamericanos.