Trump ha declarado la guerra comercial a China y, por lo pronto, no es seguro que la pueda ganar. La semana pasada, Donald Trump subió los aranceles a los productos procedentes de China un 10% más, hasta llegar a los 25%, en bienes valorados en más de 200.000 millones de dólares. Trump señaló los ingresos extra para las arcas públicas del país, pero, sin embargo, los analistas económicos advierten de un posible coste para Estados Unidos.
Como respuesta, China anunció este lunes un incremento de los aranceles sobre una parte de las importaciones de EEUU, valoradas en 60.000 millones de dólares, del 10% actual hasta el 20% o 25%.
El principal asesor económico de Trump ha dicho que los consumidores estadounidenses sufrirán por la escalada de la guerra comercial con China. "De hecho, ambas partes sufrirán por esto", dijo Larry Kudlow, director del Consejo Económico.
Sin embargo, Kudlow ha insistido en que ésta es la política que tiene que seguir EEUU. "Tienes que hacer lo que tienes que hacer", ha dicho. "Hemos tenido prácticas comerciales desleales durante todos estos años y, en mi opinión, las consecuencias económicas son pequeñas y vale la pena hacer una mejora en el comercio y las exportaciones y abrir mercados para los Estados Unidos".
En un mensaje de Twitter, Trump ha explicado que los consumidores pueden evitar el efecto de los aranceles si compran productos procedentes de países no afectados por ellos. "Muchas compañías afectadas están dejando China para irse a Vietnam o a otros países de Asia. Por eso China tiene tantas ganas de lograr un acuerdo", ha afirmado.
Los mercados ya se han resentido. Los economistas no se ponen de acuerdo sobre las consecuencias en el crecimiento económico, pero la mayoría está de acuerdo en que el coste se transfiere a las empresas o consumidores en forma de precios más altos para todo. Entre los artículos cubiertos por el último aumento de las tarifas al 25% están artículos tan distintos como los ordenadores, el papel higiénico, luces de árboles de Navidad y soportes para colchones.
Hay que considerar que EEUU no es el país más integrado en el comercio mundial del G-20. Y, por eso, tampoco será el más perjudicados en una guerra de este tipo. Otros países podrían sufrir más las consecuencias, porque los EEUU están menos expuestos al exterior.
Así, el FMI adelanta que en caso de una subida bilateral de los aranceles hasta el 25%, los dos países sufrirían las mayores pérdidas. Las exportaciones chinas caerían un 25% y las de EEUU lo harían incluso más: un 36%. Los recortes en el PIB serían del 0,6% para Washington y del 1,5% para China.
Efecto contagio
El efecto contagio podría alastrar también a la UE. Según el Banco de España, los aranceles podrían afectar gravemente al sector del automóvil en Europa y a España, ya que el 1,7% de las exportaciones totales del sector van a EEUU.
Entre las economías más afectadas, se encontrarían Austria, Alemania y Hungría, donde el valor añadido por el sector automotriz se contraería, respectivamente, en un 6,9%, un 4,7% y un 4,5%. Este porcentaje se situaría alrededor del 3% para el conjunto de la UE, lo que indica un impacto significativo de los aranceles a los vehículos a nivel sectorial.
La zona euro no es, en principio, el foco principal de la política proteccionista de la Administración Trump, más centrada en China, ni se verá fuertemente afectada por las medidas aprobadas o, incluso, por las anunciadas hasta ahora.
No obstante, el impacto de dichas medidas podría intensificarse si vinieran acompañadas de efectos acentuados sobre la incertidumbre y la confianza. La posible imposición de barreras arancelarias al sector del automóvil por parte de EEUU podría tener efectos más adversos de los previstos a través de las cadenas de valor europeas y, en cualquier caso, afectaría severamente a algunos países del área.