"No está diseñada para seres humanos", dijo Robert Hood, antiguo alcaide de la prisión, al New York Times en 2015. "No está diseñada para la rehabilitación". Hood se refiere al Federal Correctional Complex de Florence, Colorado, donde va a ingresar Joaquín 'El Chapo' Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, condenado por narcotráfico y otros delitos.
'El Chapo', que ha protagonizado ya dos fugas de prisiones de alta seguridad, se une a la lista de internos de este inhóspito lugar donde residen algunos de los más destacados criminales de EEUU. Es la prisión más segura del país. Nadie ha conseguido escapar desde que se creara en 1994 para albergar a presos demasiado peligrosos para estar en una cárcel corriente.
Terroristas, narcotraficantes, asesinos en serie, guerrilleros, supremacistas, mafiosos y espías llenan las celdas de esta prisión federal. Algunos son conocidos delincuentes estadounidenses, como Terry L. Nichols, cómplice en el bombardeo de Oklahoma City que mató a 168 personas y dejó heridas a más de 680. También Dzhokhar Tsarnaev, culpable de los atentados de la Maratón de Boston, que espera la pena capital.
Situado en un desierto semiárido a más de 60 kilómetros al sur de Colorado Springs, a los pies de las Montañas Rocosas, el complejo penitenciario es conocido coloquialmente como el "Alcatraz de las Rocosas" o "Supermax", disciplinario y a prueba de fugas. Está catalogado como ADX, la etiqueta que llevan las prisiones de máxima seguridad.
Los internos pasan 23 horas al día encerrados en sus celdas en total aislamiento, entre cuatro paredes (sólidas e insonorizadas) de poco más de dos por tres metros, con una única ventana al exterior de menos de un metro de alto y 10 centímetros de ancho. El rato de ejercicio es en unas jaulas al aire libre pensadas para que no se vea el paisaje, sino sólo el cielo.
No hay contacto ni con otros presos ni con los guardias. Tampoco los reclusos pueden tener contacto físico con sus familias, toda comunicación es a través de un teléfono con las manos esposadas.
Hay seis unidades diferentes dependiendo de los antecedentes penales del criminal. Por ejemplo, la unidad H está especialmente diseñada para terroristas. También hay celdas destinadas a los reos con mal comportamiento, con muchas más limitaciones, si cabe, que el resto.
Las celdas están selladas con una doble puerta que funciona con control remoto y el mobiliario, cama, mesa y silla, es enteramente de cemento; lavabo y váter, de acero inoxidable. A diferencia de otras prisiones, no hay cafetería, la comida se entrega en las celdas tres veces al día.
Amnistía Internacional presentó un informe en 2014 en el que denunciaba que este penal de ADX Florence, única prisión de super máxima seguridad de EEUU, viola el derecho internacional por las condiciones inhumanas a las que se somete a los presos. El régimen de aislamiento en el que viven, según la organización, empeora o produce enfermedades mentales que llevan a los presos a autolesionarse o al suicidio.
El complejo de 150.000 metros cuadrados está equipado con medidas de seguridad en cada esquina. Doce torres con francotiradores vigilan el recinto 24 horas y las cámaras están colocadas de forma que no dejan ningún punto ciego. Perros de ataque, tecnología láser, detectores de movimiento y de presión, una valla con alambrada y más de 1.400 puertas de acero completan el cuadro de seguridad de este lugar.
En caso de emergencia, de que se sospeche mínimamente un intento de fuga, se puede sellar completamente la prisión, cerrando todas las puertas, con sólo apretar un botón. La única esperanza para un recluso es ser enviado a otra prisión.