El Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos, de mayoría republicana, publicó este martes un informe que da cuenta de los contactos que mantuvo Paul Manafort, el que fuera jefe de campaña del presidente Donald Trump en 2016, con un oficial de inteligencia ruso.
En un informe bipartidista de cerca de 1.000 páginas y difundido cuando faltan menos de 100 días para las elecciones de noviembre próximo, el Comité se refirió a los hallazgos de una investigación desarrollada durante los últimos tres años sobre la posible interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, en las que se impuso el actual gobernante.
La investigación no apuntó hacia la participación de la campaña de Trump en una posible conspiración junto al Gobierno ruso, pero sí advirtió sobre el peligro que esos acercamientos supusieron para la seguridad del país.
“El Comité determinó que la presencia de Manafort en la campaña y su proximidad a Trump creaban oportunidades para que los servicios de inteligencia rusos ejercieran influencia sobre la campaña de Trump y adquirieran información confidencial sobre ella”, indicó el documento, el quinto volumen de la pesquisa liderada por los senadores.
"El acceso de alto nivel de Manafort -añade el informe- y su voluntad de compartir información con personas estrechamente vinculadas a los servicios de inteligencia rusos (…) representaron una grave amenaza de contrainteligencia".
En la investigación se detallan los contactos entre Konstantin Kilimnik, considerado un "oficial de inteligencia ruso", y Manafort, quien permanece en detención domiciliaria por razones de salud después de haber sido condenado a siete años de prisión por evasión de impuestos y conspiración.
Además, el comité determinó que la existencia de un cuadro de asesores informales del equipo de transición de Trump “presentaba blancos atractivos para la influencia extranjera”.
El senador republicano Richard Burr, quien lideró ese panel del Senado hasta mayo pasado, indicó que “uno de los hallazgos más importantes -y pasado por alto- del Comité es que gran parte de las actividades de Rusia no estaban relacionadas con producir un resultado electoral específico”, sino que buscaba “socavar” la fe en el proceso democrático.
"Su objetivo es sembrar el caos, la discordia y la desconfianza. Sus esfuerzos no se limitan a las elecciones. La amenaza continúa”, agregó Burr al resaltar en un comunicado la publicación del capítulo final de la investigación, titulado “Amenazas y vulnerabilidades de la contrainteligencia”.
También el senador republicano Marco Rubio, quien preside interinamente ese comité, se refirió a los hallazgos, y subrayó que no encontraron “ninguna evidencia de que Donald Trump o su campaña confabularan con Rusia para inmiscuirse” en las elecciones de 2016 y advirtió de los “errores preocupantes” cometidos por el FBI y de Rusia “sigue entrometiéndose”.
Ya en octubre del año pasado, ese comité había publicado un informe en el que concluía que la campaña rusa en internet previa a las elecciones de 2016 perjudicó a la excandidata demócrata Hillary Clinton e impulsó a Trump.
Trump ha cuestionado los hallazgos de la Inteligencia estadounidense de que las elecciones de 2016 fueron objetivo de la manipulación rusa, a veces adoptando teorías de conspiración conservadoras.
La Agencia de Investigación de Internet rusa (IRA) ya ha sido sancionada por el Tesoro estadounidense, el Departamento de Estado y acusada formalmente por la Justicia de haber intentado interferir en los comicios presidenciales de 2016 y en las elecciones legislativas de 2018, en las que se decidieron la totalidad de los representantes de la Cámara Baja y un tercio del Senado.