A menudo hablamos del inmenso fallo de las encuestas en 2016 para justificar un cierto escepticismo respecto a las que pronostican un triunfo claro de Joe Biden en 2020. Es cierto que el triunfo de Trump coincidió además con el del apoyo al Brexit en el referéndum británico, otro ejemplo de error demoscópico, y puede que eso nos haga solapar recuerdos y multiplicar la desconfianza. Sin embargo, cuando uno se aproxima desde la distancia a esos últimos días de la campaña electoral entre Donald Trump y Hillary Clinton, ve cosas distintas.
Cifras que desafían el imaginario común. Por ejemplo, a cuatro días de las elecciones, el portal Real Clear Politics daba una ventaja media de 1,6 puntos para la candidata demócrata. Las encuestas efectivamente se equivocaran: Clinton al final ganó el voto popular por 2,1 puntos.
La razón por la que dejamos claro desde el titular que un triunfo de Trump sería un “milagro” es que el mismo portal ofrece ahora mismo una ventaja de Joe Biden cifrada en 7,7 puntos. Hablamos de casi cuatro veces la diferencia de 2016 y con un reparto por estado que en principio parece suficiente.
Hay que recordar que muchos estados se decidieron hace cuatro años por una diferencia menor a un punto porcentual: así, Trump ganó en Michigan por un 0,23%, en Pennsylvania por un 0,72% y en Wisconsin por un 0,77%. Sin al menos uno de esos tres estados del “rust belt” del medio-oeste, la victoria republicana no habría sido posible. Una victoria que Trump se empeñó en vender como “aplastante” pero que, como vemos, dependió tan solo de un puñado de votos.
El problema para Trump es que las encuestas no le dan ninguna opción en Michigan y Wisconsin y no parece haber ningún movimiento extraño de última hora. La ventaja de Biden en estos estados está en el 8,2% y el 7,5% respectivamente. Es cierto que en 2016 se vieron variaciones que superaron ampliamente los cinco puntos con respecto al cierre de las encuestas pero la ventaja demócrata es ahora mismo un par de puntos superior a la de 2016 y el margen, como hemos visto, es nulo. Aparte, a Trump se le está complicando mucho Georgia e incluso empieza a ir por detrás en Iowa, después de varios días de empate absoluto. Carolina del Norte también presenta una mínima ventaja para Biden, en torno al 1,5%... pero digamos que, en todos estos estados, Trump está dentro del margen de error y por lo tanto es difícil anticipar un ganador.
Tres claves
Nos quedan por tanto tres estados clave, que probablemente sean los que decidan las elecciones: Florida, Arizona y Pennsylvania. Trump necesita ganar los tres además de todos los mencionados anteriormente y por lo menos se ve que en los últimos días la diferencia con Biden se acorta ligeramente. Empezamos en Florida, donde RCP da ahora mismo una ventaja de 1,3 puntos para Biden. Dicha ventaja llegó a ser de 4 puntos a mediados de octubre y hace apenas dos días, Trump consiguió colocarse por delante en la media de encuestas después de muchos meses. Como mínimo, podemos considerar que el estado se decidirá en el último momento, y al ser de los primeros en dar los resultados, nos dará una idea del resto de la noche electoral.
El siguiente estado decisivo debería ser Arizona, donde Trump ha llegado también a estar cuatro puntos por debajo pero ahora está a solo un 1,3% de su rival. Curiosamente, en 2016, las encuestas sobreestimaron ligeramente la posición republicana, aunque el triunfo cayó en cualquier caso de su lado por más de tres puntos. Una ventaja relativamente cómoda.
El problema que tiene Trump en Arizona no es solo la media de encuestas sino el hecho de que, de las doce publicadas en el último mes, solo dos le den por delante. Incluso la tradicionalmente conservadora Rasmussen da un punto de ventaja a Biden. NBC directamente le da seis.
Arizona es un estado de tradición republicana: aparte de la victoria de Trump en 2016, Mitt Romney arrasó en 2012 a Obama por casi diez puntos. De las últimas doce convocatorias, los republicanos se han llevado once. La única excepción se dio en 2016, cuando Bill Clinton derrotó a Bob Dole por un 2,5% de votos… aunque algo tuvo que ver la presencia del millonario liberal Ross Perot, que se hizo con un 7,98% de votos en su mayoría republicanos.
Esta tendencia histórica puede hacer pensar que al final Arizona votará como (casi) siempre ha votado. Recordemos, una vez más, ahora mismo Trump está por debajo en Georgia, Iowa, North Carolina, Florida y Arizona… y tiene que ganar los cinco estados como sea (podría permitirse perder Iowa pero ahí nos metemos en escenarios raros que pueden llevar incluso a un empate en el colegio electoral, como se puede ver en el siguiente mapa).
En cualquier caso, nada de esto serviría sin Pennsylvania. Por eso, todo el mundo está mirando ahora mismo al estado que más delegados reparte junto a Michigan de todo el medio-oeste.
La situación actual en Pennsylvania varía según quién haga las medias de encuestas, como vimos en el pasado artículo. Si empezamos por RealClearPolitics, que es la referencia que hemos usado para casi todo este análisis, Biden lleva una ventaja de 3,9 puntos que llegó a ser de apenas 3,5 puntos el miércoles. Es el doble de lo que se le atribuía a Hillary Clinton en 2016 (1,9%). Necesitaría Trump, por tanto, dos veces el vuelco que se dio entonces.
La historia tampoco juega a su favor, la victoria republicana en 2016 fue la primera desde George H.Bush en 1988. Peor aún: desde el mes de mayo, todos los sondeos menos uno le han dado la victoria a los demócratas. La excepción a la que se puede agarrar el GOP es la encuesta de Insider Advantage de esta misma semana que coloca a Trump 2,1 puntos por delante. Trafalgar Group también da un empate. Todas las demás, incluidas Reuters y Fox News sitúan a Biden cinco puntos por delante en la carrera.
Otras encuestas
Las otras dos grandes agregadoras de encuestas dan resultados similares pero aún más pesimistas para Trump: 270towin estima en 4,3 puntos la ventaja de Biden… aunque es verdad que hace una semana rozaba los 7 puntos.
En cuanto a FiveThirtyEight, la página de Nate Silver que pondera los resultados según la fiabilidad de cada encuestadora, coloca a los demócratas más de 5 puntos por encima y da solo un 14% de opciones a Trump de llevarse el estado y sus 20 delegados para el colegio electoral.
No es casualidad que ese 14% sea solo ligeramente superior al 11% que le dan al partido republicano de ganar las elecciones del 3 de noviembre. Aunque es cierto que las últimas estimaciones acercan más que alejan a Trump del milagro, la tarea no deja de ser casi imposible. Quedan cuatro días y buena parte del voto previsto ya se ha emitido por correo. No se esperan grandes sorpresas.