En Estados Unidos vive el 4% de la población mundial aunque solo la mitad (los que cumplen los requisitos y los que así lo deciden, que no suelen rebasar el 60% de los primeros) emitirán uno de los votos que decidirán el devenir de los próximos años en el país e, inevitablemente, en gran parte del mundo. Lo que salga de las urnas el próximo martes se vivirá como algo propio en muchos otros países del globo, lo que se decide en la Casa Blanca resuena en muchos otros despachos.
España, tanto desde fuera y como desde dentro de la Unión Europea, tantea si tendrá que lidiar otro mandato con Donald Trump o, por el contrario, iniciar desde cero una relación que comenzaría incierta con Joe Biden.
Los expertos coinciden en que, pese a los interrogantes, la llegada del demócrata sería una mejor noticia para los intereses españoles, aunque advierten de que nada volverá a ser como antes. "Gane quien gane, los americanos nos van a decir que nos ocupemos de nuestros problemas", resume Charles Powell, director del Real Instituto Elcano.
Cicatrices de Trump
Donald Trump llegó a la Casa Blanca echando al traste todos los pronósticos en 2016 y en los cuatro años que han pasado desde entonces ha dado la vuelva a la política norteamericana, tanto en la forma como en el fondo. Con España, según Powell, la relación ha sido "difícil", principalmente, por tres motivos: la hostilidad hacia el orden internacional, que desde aquí se suele "sobrevalorar"; las críticas a la OTAN y el tono agresivo con el que ha exigido el cumplimiento de gasto nacional en Defensa del 2%, que España incumple de forma flagrante; y la actitud hacia la Unión Europea.
"Con España, Trump no ha tenido mucho feeling", opina también Ángel Saz, director del Center for Global Economy and Geopolitics, que subraya que el mandatario ha optado por acercarse más a gobiernos populistas como la Italia de Matteo Salvini o el Reino Unido de Boris Johnson.
Para Juan Tovar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Burgos, sin embargo, la relación bilateral no ha sido tan negativa. "Si lo comparamos con la relación entre Zapatero y Bush, tras la retirada de Irak, no ha tenido un carácter tan adverso, aunque ha habido temas de fricción", matiza este experto en la politica exterior española y estadounidense.
En sus memorias, el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, puso negro sobre blanco una de ellas. En una conversación telefónica con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, cuenta, "Trump dijo que había heredado un desastre económico y que la OTAN era algo indignante. Se quejó de que España solo gastaba el 0,9 % de su PIB en Defensa".
Era 29 de junio de 2018 y hacía pocos días que el mandatario estadounidense, tras recibir en el Despacho Oval al rey Felipe VI y la reina Letizia, había calificado ante la prensa de "excelente" la "relación militar" entre Washington y Madrid.
Defensa: más presupuesto
Independientemente de que salga elegido Trump o Biden, "el asunto del gasto en defensa va a continuar", asegura Tovar, que recuerda las presiones en este sentido que hacía la Administración de Barack Obama.
"EEUU es el garante de nuestra seguridad, aunque las élites no siempre lo han reconocido. España debería cumplir con sus compromisos y no actuar casi como un free-rider, aunque pueda ser comprensible por la crisis económica", reflexiona.
En los Presupuestos Generales del Estado que presentó hace unos días el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el gasto para el departamento dirigido por Margatira Robles aumenta un 4,6% respecto al de 2019 hasta los 9.409 millones de euros, un incremento que "no llega a compensar hasta alcanzar el 2% del PIB", apunta el experto.
Militar: pendiente de renovación
La primera prueba con la próxima Administración, sin embargo, tiene desde hace tiempo fecha: mayo de 2021. Es entonces cuando finaliza el compromiso recogido en los llamados Pactos de Madrid, cuya renovación conllevaría mantener o incluso ampliar la presencia militar estadounidense en España.
"Si el convenio es mantener el statu quo, se aprobará, pero una ampliación podría causar problemas con Podemos u otras formaciones en las que se apoya el actual Gobierno", considera Powell.
Desde fuera, ambas administraciones podrían tener interés en que la situación continúe, al menos, como hasta ahora. Para España, la presencia de cerca de 10.000 militares y civiles repartidos entre las bases de Morón y Rota se traduce en un importante impacto económico y para EEUU, contar con estos espacios trasciende de su actuación en las misiones de la OTAN. "Desde el punto de vista técnico es beneficioso, las bases están consolidadas y son una de las preferencias entre los militares estadounidenses", apunta.
Saz no considera que en esta cuestión haya sorpresas y apunta que el reto en este caso está en el tejado de España: "Tiene que jugar mejor con ella y ponerla en valor, buscar una relación más especial con EEUU porque es la pieza que conecta a los americanos con todo medio oriente".
Según el director del Elcano, EEUU no ha decidido aún cuál será su posición, "lo que podría ser un problema si gana Trump". "Su actitud es meramente transaccional. La pregunta que se hace es qué pueden hacer por mí", alega, poniendo como ejemplo las consecuencias de la retirada de la fragata Méndez Núñez.
A principios de 2019, España la integró en las maniobras que los estadounidenses acometían en el Estrecho de Ormuz pero, ante la escalada de tensión entre EEUU e Irán, abandonó la zona en mayo. La decisión no fue bien recibida por el Pentágono y tuvo consecuencias negativas para las opciones de Navantia de cara a la construcción de los destructores de la US Navy, un contrato que finalmente fue adjudicado a un consorcio italiano.
Otro de los frentes en este aspecto proviene de Marruecos: el país norteafricano ofreció en julio su enclave naval de Alcazarseguir para constituir la nueva Rota, una opción que descartan los expertos. "Esto se lleva escuchando desde hace 20 años, es un fantasma que se agita y que no va a ningún lado", sentencia Powell.
Comercio: aranceles
En el terreno comercial, el pasado mes de agosto, el Gobierno estadounidense anunció que mantendría los aranceles que impuso a la Unión Europea en un 15% para los productos de aviación civil y un 25% para los demás, entre los que se incluyen el vino o el aceite.
Este choque, que ha provocado protestas entre los agricultores españoles y el disgusto del Gobierno, comezó a raíz del conflicto por los subsidios que recibió el constructor aeronáutico europeo Airbus en detrimento de su rival estadounidense Boeing después de que la OMC resolviera en favor de Washington al dar luz verde para que impusiera gravámenes a productos de la UE y el Reino Unido.
Su retirada o su amplicación son incógnitas tanto si resulta reelegido Trump como si vence Biden, sobre todo, porque en este ámbito la prioridad de la Casa Blanca será China. Según Tovar, "Biden estará muy influenciado por el ala izquierda de los demócratas, defensora del proteccionismo, pero podrá tener algún gesto para aliados, aunque de ahí a un cambio de la política hay mucho margen".
"El reajuste en estas políticas tardará en llegar, si es que acaba llegando", asegura Saz, que cree que Biden podría ser "mucho menos beligerante, menos caprichoso y no optaría con tanta intensidad por las sanciones".
Posicionamiento con China
Lo que parece claro es que la gran obsesión de ambos será China. El director del Center for Global Economy and Geopolitics cree que si Trump continúa en la Casa Blanca, "seguirá siendo igual o más beligerante" con el país asiático, lo que podría conllevar que exija a sus aliados un mayor alineamiento con EEUU.
"Un segundo mandato sería preocupante porque se va a potenciar esta rivalidad, el gran conflicto del siglo XXI en el que España, en tanto que es miembro de la UE, podría convertirse en daño colateral", explica Powell. "La relación transatlántica corre peligro de deteriorarse, los anclajes externos de los que depende España se pueden romper", concluye.
Sobre la posible victoria de los demócratas planean dos idearios: el primero, considerado el realista, sostiene que, aunque no traería una relación como la que había en 2016, sería "más correcta aunque superficial"; la segunda, más optimista, anima a aprovechar la coyuntura para reforzar la relación transatlántica y mejorar las instituciones internacionales.
En cualquier caso, con Biden la relación también "será doméstica". "Mirará hacia adentro. Sus objetivos pasan por reconstruir EEUU y coser las fracturas sociales aunque obviamente aquí estaríamos más cómodos. "Está más aliado con las prioridades de la política exterior de la OTAN", resume Powell.
En este sentido, asegura que la pandemia ha traído el auge de la autonomía estratégica: "La UE tiene que ser capaz de responder por su cuenta a grandes retos. Gane quien gane, los americanos nos van a decir que nos ocupemos de nuestros problemas".
España, anti-Trump
Es difícil disociar el futuro de España del de la UE y por ello todos los expertos coinciden en que, de tener que elegir una papeleta el martes, sería para Biden. "El margen de maniobra que tendría para hacer cambios sería limitado, la sustancia en la política no cambiaría, pero en cuestión de liderazgo, de estilo, sí", asegura Tovar. Es este caracter simbólico, señala también Powell, el que marcaría la diferencia. "En política el poder blando también importa", señala.
En este sentido, el director de Elcano no concibe, por ejemplo, una visita de Trump a España. "Las manifestaciones serían brutales, sería humillado. Es el personaje más impopular en España, su imagen contamina la del país, está erosionando el atractivo de EEUU como sociedad", explica.
Los datos de un estudio de 2018 del Pew Research Center corroboran esta afirmación: entre los 25 países que analiza, los ciudadanos españoles resultan ser los que más desconfían en el mandatario estadounidense; en concreto, un 97% de los encuestados.
Otro documento más reciente, el centro de investigaciones americano constata que solo el 7% confía en la política exterior de Trump, un dato que asciende al 45% entre los simpatizantes de la formación de ultraderecha liderada por Santiago Abascal. El voto de los españoles, si puedieran elegir, parece más claro.