Tras la disolución de varias caravanas de inmigrantes haitianos en la fruntera de Estados Unidos, cientos de personas buscan rutas alternativas para viajar desde Chiapas a la frontera entre EEUU y México, donde miles arribaron masivamente estos días en medio de una creciente crisis migratoria.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió este martes en la sede de la ONU que pondrá "bajo control" la situación en la frontera con México, que han cruzado en los últimos días miles de migrantes, en su mayoría haitianos.

El presidente estadounidense respondió así a una pregunta sobre su reacción a las imágenes de la situación en la frontera, pero no está claro si su respuesta se refería al volumen de inmigrantes que se han congregado en la zona o a las fotografías sobre cómo les han tratado los agentes de la Patrulla Fronteriza.

Una de esas fotografías muestra a un agente blanco de la Patrulla Fronteriza subido a un caballo que agarra de la camiseta a un inmigrante negro mientras aparentemente le golpea con lo que parece un látigo en la orilla estadounidense del Río Bravo, que separa ese país de México.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, tachó este lunes de "horrible" ese trato de los migrantes y afirmó que, si se confirma que los agentes llevaban látigos y golpearon a los indocumentados con ellos, "por supuesto que nunca deberían poder volver a hacerlo".

Un hombre lleva a un niño sobre sus hombros mientras cruza el río Grande desde Estados Unidos hasta México. Efe

Y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aseguró este martes a periodistas que le pareció "horrible" ver "cómo trataban a esos seres humanos" los agentes de la Patrulla Fronteriza y que se está investigando el tema.

Desesperación

Cientos de migrantes varados en Tapachula, municipio fronterizo con Guatemala, cruzan la Sierra Madre de Chiapas desesperados en su mayoría por la falta de respuesta del Gobierno mexicano respecto a sus trámites migratorios y solicitudes de refugio.

Después de semanas e incluso meses varados en el sur de México, han comenzado a avanzar a pie o en camionetas por las veredas y ríos de los municipios de Motozintla, Chicomuselo, La Concordia, Villaflores, Ocozocoautla, Tuxtla o Malpaso.

Mientras continúan los operativos para frenar su paso y tras las cuatro caravanas de migrantes frustradas recientemente por las autoridades -que han sido criticadas por su uso de la fuerza- decidieron optar por estos caminos menos habituales.

Devolución de inmigrantes

Haití recibió este lunes a decenas de migrantes de su país deportados desde Estados Unidos y suman ya 560 los que han llegado al país caribeño los dos últimos días como parte de los miles que aún permanecen en un campamento improvisado en Texas, tras cruzar la frontera desde México.

Algunos lloran, otros maldicen, cada uno cuenta una anécdota del viaje.

Se les ve decepcionados, frustrados y avergonzados al bajar del avión, al igual cuando toman asiento en la zona de recepción reservada en el aeropuerto Toussaint Louverture de la capital haitiana.

Este lunes arribaron 233 haitianos deportados, de los 45 son niños y 45 mujeres. Casi todas las mujeres deportadas tenían un niño o un bebé en brazos.

El país esperaba tres vuelos hoy desde Estados Unidos, pero solo aterrizaron dos. La mayoría de los deportados tiene entre 20 y 30 años. En el aeropuerto cuentan los peligros del viaje.

"Varias mujeres fueron violadas. Varios hombres fueron asesinados", afirma un deportado a otro. La mayoría son personas que abandonaron Haití desde hace seis y 10 años. Casi todos hablan español. De las 560 personas deportadas entre ayer y este lunes, al menos 170 son niños, varios con acentos chileno o brasileño.

Cientos de migrantes denuncian las condiciones de deportación. Todos son hostiles a las autoridades haitianas, que, según dicen, recibieron dinero para firmar su deportación. "Habíamos pasado al menos 6 días en prisión sin comer ni beber, ni lavarnos. En el avión nos encadenaron como a ladrones", dijo uno de ellos.

Mientras algunos aceptaron hablar con los periodistas sin dar sus nombres, otros se mostraron muy hostiles con los medios de comunicación, acusándoles de ser responsables del estado actual del país.

"Las condiciones de deportación no dependen de nosotros. La deportación la hace el país de acogida", dijo el coordinador de la Oficina Nacional de Migración (ONM), Jean Négot Bonheur.

Afirmó que cada día se esperan tres vuelos durante los próximos 15 o 20 días para recibir a todos los que se encuentran retenidos en el lado estadounidense de la frontera con México.

Algunos tienen documentos legales de países como Chile y Brasil, otros no. Sin embargo, todos los niños que están con ellos han nacido en otro lugar y, por tanto, tienen nacionalidad extranjera.

Los deportados se quejan de que el dinero que se les da como cuota de acompañamiento es inferior al que el Gobierno haitiano ha destinado para esos fines.

Varios de los migrantes llevan alguna que otra maleta. Otros han venido solo con su vestimenta. Bajo el puente de la frontera en Del Río, Texas, dicen que fueron maltratados por los agentes fronterizos estadounidenses.

"Trataron a los haitianos como ladrones. Los haitianos no son ladrones, sino personas que buscan una vida mejor. No trataron así a personas de otras naciones. Es racismo", dijo una mujer de unos 30 años que dijo vivía en Cabo Haitiano.