Ni rojo, ni azul. Ni republicanos, ni demócratas. Dos días después de las 'midterms' en Estados Unidos, Georgia centra su atención en Chase Oliver, un Libertario que se describe como "partidario de las armas y gay" y que hasta el miércoles por la noche había conseguido un 2% de los votos, abocando la decisión en el estado clave a una segunda vuelta.
Su candidatura le ha negado la mayoría de los votos a cualquiera de los principales candidatos, el demócrata Raphael Warnock y el republicano Herschel Walker, y les va a obligar a verse las caras en las urnas, otra vez, el 6 de diciembre. De este resultado podría depender el control del Senado estadounidense, que está pendiente de tres estados clave: Georgia, Nevada y Arizona.
En declaraciones a The New York Times, Chase Oliver rechaza las acusaciones de haber sembrado el caos. "No puedo estropear algo que ya está podrido", dijo al diario. "Actualmente ese es el estado bipartidista de Washington: está podrido".
Cuando todo esto empezó, allá por junio, Oliver, que pudo conseguir poco más de 7.700 dólares de financiación, sabía que no podía ganar la carrera, pero su objetivo era lograr justo lo que acaba de pasar: una segunda vuelta que, en sus palabras, ponga de manifiesto los problemas del estado.
Oliver acumuló más de 81.000 votos, según el recuento oficial. Eso es más del doble de la brecha entre los dos principales candidatos. Warnock lideró el miércoles por la tarde con alrededor de 1.941.000 votos, frente a los 1.906.000 votos de Walker.
Ese margen mínimo significa que los votantes de Oliver podrían decidir la segunda vuelta, si todos apoyan a un candidato. Pero por lo pronto, no está claro a quién apoyará Oliver, si Warnock, un pastor de la iglesia donde predicó Martin Luther King Jr., o Walker, una estrella del fútbol con una vida personal tumultuosa, avalado por el expresidente Donald Trump.
En la segunda vuelta, Oliver, quien apoya el derecho a portar armas, la legalización de la marihuana, el acceso al aborto y la reforma migratoria, planea adoptar el papel de activista. Ha deslizado la idea de celebrar debates con cada uno de los dos candidatos para preguntarles por los temas que importan a los votantes libertarios, para que ellos puedan decidir a quien confiar su papeleta.
Históricamente, los republicanos han tenido ventaja en la mayoría de las elecciones de segunda vuelta en Georgia. Pero algunos observadores políticos creen que la próxima votación podría favorecer a Warnock, dado el historial de escándalos personales de Walker.
Terceros partidos
Los candidatos de terceros partidos no son novedad en la política estadounidense. En 1912, Theodore Roosevelt desempeñó un importante papel como miembro del Partido Progresista. Y en 2000, algunos acusaron a Ralph Nader de ayudar a George W. Bush a ganar Florida y la presidencia, con su candidatura.
En los últimos años, un par de candidatos del Partido Libertario han tenido una gran influencia, particularmente en elecciones que han girado en torno a unos pocos puntos porcentuales. En 2020, el candidato libertario, Jo Jorgensen, tuvo un desempeño importante lo suficiente para haber inclinado la balanza a favor de Joe Biden.
Ese mismo año en Georgia, el candidato libertario al Senado, Shane Hazel, obtuvo 115.039 votos en las elecciones generales, más que el margen que separaba el republicano David Perdue, del demócrata Jon Ossoff. Ossoff derrotó a Perdue en una segunda vuelta, demostrando cómo una segunda vuelta puede ser un salto hacia el vacío.