Agencias

La emprendedora estadounidense Elizabeth Holmes, que con su empresa Theranos aseguró falsamente haber desarrollado un sistema revolucionario de análisis de sangre, ha ingresado en prisión este martes.

La otrora estrella de Silicon Valley fue sentenciada el pasado 18 de noviembre a once años y tres meses de cárcel por haber defraudado a los inversores de su compañía. El juez Edward Davila le impuso además tres años de libertad vigilada tras el cumplimiento de su condena.

Holmes había creado Theranos en 2003, cuando tenía 19 años, y dejó sus estudios en la Universidad de Stanford para dedicarse a tiempo completo a la start-up.

Elizabeth Holmes. HBO Max

Saltó a la fama por afirmar que su firma había inventado una tecnología revolucionaria para efectuar tests de sangre fiables y precisos para varias enfermedades, desde el colesterol hasta el cáncer, utilizando únicamente unas gotas tomadas de la yema de los dedos, lo que abarataba los costos.

El interés despertado por parte de los inversores por el gran potencial de esos supuestos análisis la convirtió en multimillonaria a los 31 años y en el mundo empresarial se la llegó a comparar con el cofundador de Apple, Steve Jobs.

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Su suerte acabó en 2015, cuando el diario The Wall Street Journal publicó una serie de artículos de investigación en los que ponía en duda la credibilidad de los análisis de Theranos y la tecnología utilizada para estos.

El Departamento de Justicia presentó cargos contra ella por los que afrontaba la posibilidad de una pena máxima de 20 años de prisión y una multa de 250.000 dólares, informa Efe.

Holmes, según recalcaron este martes los medios, ingresó en una prisión federal de mujeres en el estado de Texas. Con 39 años, es madre de dos niños pequeños: su primer hijo nació en julio de 2021, semanas antes de que empezara su juicio, y su segunda hija tiene tres meses.

El pasado 17 de mayo perdió su último recurso para no entrar en la cárcel. Un día antes, el magistrado Davila le ordenó el pago de 452 millones de dólares a las víctimas que invirtieron en su empresa, como el magnate de la prensa Rupert Murdoch, que deberá recibir 125 millones, o la farmacéutica Walgreens, a la que debe devolverle otros 40.