Cada verano, uno de los titulares más repetidos en la prensa de todo el mundo es que alguna persona ha sido víctima del ataque de un tiburón. Debido a la fuerza y a la voracidad de estos animales, la mayoría de las acometidas de los escualos suelen terminar con la muerte de sus víctimas. 

Los ataques de tiburón se convirtieron en un problema recurrente este verano en España. Sin embargo, esta situación se trasladó también a otros países como Egipto o Estados Unidos. Por ello, el aumento masivo de ataques en los últimos años ha provocado que muchos expertos decidan estudiar esta preocupante tendencia que se volverá a disparar en 2024.

Con motivo del final del 2023 y la llegada del 2024, el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF) de la Universidad de Florida, la mayor base de datos científica sobre ataques de tiburones en el mundo, ha publicado las cifras respecto al número de accidentes que se produjeron el año pasado. Siempre teniendo en cuenta ataques naturales, es decir, cuando el tiburón no es provocado o está fuera de su hábitat. Y la tendencia es muy preocupante, ya que esta va en aumento. 

¿Dónde se han producido más muertes por ataques de tiburón?

Durante los últimos 5 años, la media de ataques de tiburones a personas se había situado en los 63. Sin embargo, los datos del año 2023 han sido ligeramente superiores, ascendiendo hasta los 69. Sin embargo, lo realmente alarmante es cómo se ha disparado el número de fallecidos, el cual se ha doblado. Ha pasado de los 5 de media hasta las 10 víctimas registrada en 2023

Al frente de este estudio se sitúa Gavin Naylor, director del programa de investigación de tiburones del Museo de Historia Natural de Florida, quien hace la siguiente puntualización: "La cifra de muertes de este año es desconcertante". Además, este experto confirma que, aunque tienen la mayor base de datos del mundo, llegar hasta todos los rincones del planeta es imposible. 

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"Nuestra información de los países del Tercer Mundo es especialmente pobre y en otras partes a veces se hace un gran esfuerzo para mantenerlos en secreto, por miedo a la mala publicidad". Por ello, desde el Museo de Historia Natural de Florida aseguran que el número de víctimas es infinitamente mayor. 

Uno de los focos más negros de planeta se encuentra en Australia, una zona especialmente conocida por los ataques de tiburones. Solo el 22% de las acometidas se produjo allí. Sin embargo, el país registra la mitad de las muertes de todo el mundo. Una cuestión que consideran "desproporcionada".

Imagen de un tiburón toro.

Los otros países que conforman la lista son Estados Unidos, con dos, y luego con una Bahamas, México, Nueva Caledonia y Egipto. Este último caso fue especialmente mediático, ya que el vídeo de un ciudadano ruso siendo devorado por un tiburón en Hurghada dio la vuelta al mundo, así como los hechos posteriores.

Este punto se está consolidando como un área de riesgo ya que en el año 2022 ya murió en circunstancias similares una mujer austriaca. Ella consiguió llegar hasta la orilla, pero sin un brazo y una pierna, para terminar muriendo. 

"Estos eventos de depredación son extremadamente raros. La geomorfología del mar Rojo hace que peces muy grandes se yuxtapongan con turistas que bucean y disfrutan de sus vacaciones. Se ven tiburones oceánicos a sólo 200 metros de la playa, cuando normalmente tienes que recorrer 20 millas para encontrar uno. Estos animales están acostumbrados a vivir en un desierto alimentario, así que cuando encuentran algo, lo van a intentar".

¿Cuáles son los tiburones más letales?

La ciencia dice que casi cualquier tiburón superior a dos metros puede ser un riesgo potencial de ataque mortal para un humano. Sin embargo, casi todas las víctimas están provocadas por ejemplares de tres especies: el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro.

Es cierto que antes era más fácil morir por el ataque de un tiburón, pero por los mismos motivos por los que era más sencillo morir por cualquier otra cosa. Todo avanza, también en este sector. La facilidad para la llegada de los servicios de emergencia y los mejores tratamientos han logrado reducir una tasa que ahora vuelve a dispararse.

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Joe Miguez, estudiante de doctorado del Programa de Investigación de Tiburones de Florida, cree que hay una relación directa entre el aumento de bañistas en zonas potenciales de existencia de escualos con esta tendencia: "El aumento de la actividad humana en los hábitats naturales de los tiburones conduce naturalmente a un aumento en el número de encuentros con estos animales".

Otro de los motivos que explican esta situación es el cambio climático. La mayoría de los ataques se producen en verano y el aumento de las temperaturas provoca la existencia de veranos cada vez más largos: "Da mucho miedo, pero la realidad es que estás poniendo en un día caluroso a mucha más gente de cebo".

Imagen de archivo de un tiburón blanco en España EFE

Desde el Museo de Historia Natural de Florida  aseguran que solo hay tres consejos totalmente útiles para poder prevenir un ataque de tiburón: nadar cerca de la costa, no hacerlo al amanecer o al anochecer y evitar el exceso de chapoteo. Los expertos explican también que en el caso de Estados Unidos hay más factores que juegan un papel fundamental. 

En zonas como Nueva York ha mejorado la calidad del agua, lo que provoca la llegada hasta la costa de peces grandes como ballenas, delfines y, evidentemente, tiburones. Esto favoreció las mordeduras de este verano, incluido el primer ataque de tiburón conocido en la ciudad de Nueva York en más de 70 años.

No obstante, desde esta institución aclaran que ellos se centran en estudiar los ataques naturales de los tiburones, los que realizan en su hábitat natural y cuando nadie les molesta: "Somos biólogos y queremos entender el comportamiento natural de los animales, no el comportamiento antinatural".

En España, un lugar que históricamente no ha sido frecuente encontrar ataques de este tipo, también se han producido varias situaciones este verano. En muchos de estos casos, las mordeduras se producen por error cuando un tiburón identifica erróneamente a un humano como su presa preferida.