Dos estados de EEUU tienen previsto ejecutar con inyección letal a dos presos este miércoles: en Idaho, al noroeste, el asesino en serie Thomas Eugene Creech, que ha sido condenado por cinco asesinatos pero ha confesado decenas más. Al sur, en Texas, Iván Cantú, un hispano que asesinó en el año 2000 a su primo y a la prometida de éste.
A diferencia de Creech, Cantú lleva tiempo diciendo que es inocente y que afirma que su condena de hace más de 20 años se basó en testimonios falsos y pruebas dudosas. Los hechos establecen que el ciudadano estadounidense disparó mortalmente a su primo, James Mosqueda, de 27 años, y a la novia de éste, Amy Kitchen, de 22, en noviembre de 2000 cuando intentaba robar cocaína, marihuana y dinero en efectivo de casa de ambos. Cantú sostiene que un traficante de drogas rival mató a su primo por una disputa sobre dinero.
El martes, el Tribunal de Apelaciones en lo Penal de Texas denegó la solicitud de Cantú de suspender su ejecución, y desestimó su petición por motivos de procedimiento y sin examinar su fondo. Se esperaba que el abogado de Cantú presentara un recurso final ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos. El lunes, la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas votó 7-0 en contra de conmutar la pena de muerte de Cantú por una pena menor. Los miembros también rechazaron la concesión de un indulto de cuatro meses.
[El estado de Alabama (EEUU) ejecuta a un preso con nitrógeno por primera vez en la historia]
Los esfuerzos para retrasar la ejecución de Cantú han recibido el apoyo de líderes religiosos, celebridades como Kim Kardashian y el actor Martin Sheen, así como del representante de EEUU Joaquín Castro y su hermano, el exsecretario de Vivienda de EEUU Julián Castro. Tres miembros del jurado del juicio de Cantú también han pedido un aplazamiento de la ejecución, alegando que ahora tienen dudas sobre el caso.
La ejecución de Cantú es una de las dos previstas para el miércoles en Estados Unidos. En Idaho, Thomas Eugene Creech recibirá la inyección letal por matar a un compañero de prisión con un calcetín lleno de pilas en 1981. Este miércoles, los funcionarios de prisiones de Idaho preguntarán a este hombre de 73 años si desea que le administren un sedante suave para calmarlo antes de su ejecución en la Institución de Máxima Seguridad de Idaho, al sur de Boise. Después, a las 10 de la mañana hora local, lo llevarán a la cámara de ejecución y lo atarán a una camilla médica acolchada.
Los abogados defensores y el alcaide comprobarán si el gobernador de Idaho, Brad Little, ha dado alguna orden de última hora que pueda detener la ejecución de Creech, uno de los condenados a muerte que más tiempo lleva en el corredor de la muerte de EEUU. Little ya ha dicho que no tiene intención de detener la ejecución, y el Tribunal Supremo de EEUU denegó el miércoles por la mañana la petición de Creech de suspender la ejecución. Si se lleva a cabo, la ejecución será la primera en Idaho en 12 años.