La madre y el padre de un adolescente de Michigan que disparó y mató a cuatro compañeros de clase fueron condenados este martes a 10 y 15 años de prisión respectivamente después de que un jurado los declararan culpables de homicidio involuntario en un caso poco frecuente en el que se responsabiliza a los padres.
Los fiscales en ambos juicios afirmaron que los padres incurrieron en negligencia criminal al proporcionar un arma a su hijo, Ethan Crumbley, como regalo de Navidad y por ignorar los indicios de que su salud mental se había deteriorado y que era potencialmente violento.
Los equipos de defensa de los padres, en cambio, argumentaron entre otras cosas que era imposible que la madre y el padre pudieran prever que su hijo llevaría a cabo un tiroteo masivo. En la mañana del tiroteo, los padres de Ethan fueron convocados a la escuela de su hijo después de que los profesores descubrieran mensajes y dibujos violentos en sus trabajos escolares, señalaron los fiscales durante los juicios.
Los profesores informaron a los Crumbley sobre la necesidad de asesoramiento inmediato en la mañana del tiroteo, aunque la pareja se resistió, llevando al adolescente a casa ese día. Al llegar, no registraron su mochila ni le preguntaron por la pistola a la que sabían que podían acceder, según sostuvieron los fiscales. Ethan volvió más tarde a clase, salió de un cuarto de baño con la pistola y empezó a disparar.
Ethan tenía 15 años cuando se produjo el tiroteo en el instituto de Oxford en 2021. Un año después, en 2022, se declaró culpable de cuatro cargos de asesinato en primer grado y otros cargos, y en diciembre fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional.
Jennifer y James Crumbley, padres de Ethan, fueron condenados inmediatamente después de que varios padres de las víctimas hicieran emotivas declaraciones en un tribunal del condado de Oakland. "No sólo su hijo mató a mi hija, sino también ustedes dos", remarcó al tribunal Nicole Beausoleil, madre de Madisyn Baldwin, de 17 años, mientras lloraba.
En declaraciones ante el tribunal antes de la sentencia, Jennifer Crumbley, de 46 años, expresó su "más profundo dolor" y dijo que no tenía ni idea de que su hijo fuera capaz de matar. "Mi marido y yo solíamos decir que teníamos el hijo perfecto. Yo lo creía de verdad", indicó en unas declaraciones recogidas por Reuters. "No tenía ninguna razón para hacer algo diferente. Esto no es algo que previera".
Dirigiéndose al tribunal, su marido, de 47 años, también expresó su "lamento" por las acciones de su hijo. "Mi corazón se vuelca con cada uno de vosotros", indicó.
Estados Unidos, un país con una persistente violencia armada, ha sufrido una serie de tiroteos en escuelas a lo largo de los años, a menudo perpetrados por alumnos actuales o antiguos. Existen pocos precedentes de los cargos penales a los que se enfrentan los Crumbleys, que son los primeros padres conocidos acusados de homicidio involuntario en un tiroteo escolar llevado a cabo por uno de sus hijos.