La Universidad de Columbia ya ha comenzado a cumplir con el ultimátum que dio a los estudiantes propalestinos que ocupan su campus. Les dio de plazo hasta las 14:00 locales (las 20.00 hora peninsular) para abandonar el campamento so pena de ser suspendidos y no poder terminar el curso académico. Poco después de esa hora, la universidad ha iniciado los trámites para aplicar las primeras suspensiones estudiantiles, según ha informado la propia institución.
La carta de la universidad, que fue divulgada por varios grupos de activistas -entre ellos uno llamado Estudiantes de Columbia por la justicia en Palestina-, ofrece a los acampados la posibilidad de evitar esta medida extrema si acceden a abandonar el lugar, llevarse sus pertenencias y firmar un documento.
En ese documento, además de comprometerse a acatar las normas de la universidad -que según la dirección han sido violadas en siete aspectos diferentes durante la acampada-, los firmantes aceptan someterse a un proceso disciplinario que puede resultar en "sanciones más severas si se le encuentra responsable de conductas inapropiadas adicionales (...), incluyendo participar o retornar a actividades no autorizadas".
Si el estudiante que abandona la acampada no firma ese documento, sufrirá igualmente represalias, sabiendo además que la Universidad "ya ha identificado a muchos" de los participantes: "Si usted no se identifica al salir y no firma este documento, no podrá aspirar a completar el semestre en debida forma. Y si no lo abandona antes de las 2 de la tarde, será suspendido hasta una próxima investigación".
A medida que se acerca la fecha de graduación, el próximo 15 de mayo, además de los exámenes finales, crece el nerviosismo por la posibilidad de que las acampadas propalestinas puedan perturbar cualquiera de estos momentos vitales en la universidad. Con este ultimátum, parece que la universidad -epicentro de las protestas propalestinas- quiere evitar la imagen de la policía entrando en el campus y desmantelando un campamento que está en el centro del debate político y mediático mundial desde hace dos semanas.
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La rectora de Columbia, Nemat Minouche Shafik, declaró que las conversaciones mantenidas durante días entre los organizadores estudiantiles y los dirigentes académicos no habían logrado desbloquear el campamento de tiendas de campaña levantado para protestar contra la guerra de Israel en Gaza.
Los manifestantes han prometido mantener su campamento en el campus de Manhattan hasta que Columbia cumpla tres exigencias: desinversión, transparencia en las finanzas de Columbia y amnistía para los estudiantes y profesores sancionados por su participación en las protestas. En su comunicado, Shafik afirmó que Columbia no desinvertirá en activos que apoyen al Ejército israelí, pero ofreció invertir en sanidad y educación en Gaza y hacer más transparentes las inversiones directas de Columbia.
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Aunque los estudiantes firmen el formulario y abandonen la zona, seguirían en "libertad condicional disciplinaria" hasta junio de 2025 o hasta su graduación si esta se celebra antes. "Estas repulsivas tácticas de miedo no significan nada comparadas con la muerte de más de 34.000 palestinos. No nos moveremos hasta que Columbia cumpla con nuestras demandas o hasta que seamos movidos por la fuerza", dijo la coalición Columbia Student Apartheid Divest en una declaración conjunta el lunes.
La Sorbona parisina y McGill en Canadá
Las protestas en Columbia y otras universidades estadounidenses se han extendido de las universidades Ivy League por todo el país, llegando a la costa oeste. Grupos de defensa de los derechos civiles han criticado la violencia policial en campus como la Universidad Emory de Atlanta y la Universidad de Texas en Austin. El domingo, dos manifestaciones -una proisraelí y otra propalestina- protagonizaron escaramuzas en la UCLA de Los Ángeles.
Manifestaciones similares han surgido en universidades de otros países. Los estudiantes de la Universidad McGill de Montreal instalaron el sábado una veintena de campamentos de protesta propalestinos para exigir a la universidad que desinvierta de empresas vinculadas a Israel. El lunes, el número de campamentos en el centro del campus se había triplicado, pero muchos de ellos no habían sido instalados por miembros de la comunidad de McGill, según un comunicado de la universidad. McGill también dijo que estaba investigando lo que dijo eran pruebas de vídeo de algunas personas utilizando "inequívocamente lenguaje antisemita y comportamiento intimidatorio". Los estudiantes negaron la acusación.
En París, días después de las protestas en la elitista escuela Sciences Po, la policía evacuó a docenas de manifestantes que habían instalado tiendas de campaña en el patio de la Universidad de la Sorbona el lunes para manifestar su enfado con la guerra en Gaza, según dijo uno de los estudiantes a Reuters.
Este lunes, la presidenta de la región capitalina Île-de-France ha anunciado que suspendería la financiación de la universidad de ciencias políticas de la capital francesa. "Una minoría de personas radicalizadas que apelan al odio antisemita y son explotadas por La France Insoumise [partido de Jean-Luc Mélenchon] y sus aliados islamoizquierdistas no pueden dictar su ley a toda la comunidad educativa", sentenciaba la republicana Valérie Pécresse en X.