Tropezar, perder el hilo argumental durante un debate, saludar a la nada... Son muchos los episodios que, en los últimos meses, han generado preocupación por el estado de salud del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Una preocupación que se disparó hace unos días después de que el New York Times informase de que los registros de visitantes mostraban que un médico especializado en párkinson, Kevin Cannard, había acudido al menos ocho veces a la Casa Blanca entre agosto y marzo.
El lunes por la noche, sin embargo, la Casa Blanca desmintió que Biden estuviese recibiendo tratamiento para esa enfermedad y aseguró que no ha visto a un neurólogo más allá de las revisiones anuales. Para demostrarlo, el médico del presidente, el doctor Kevin O'Connor, emitió una carta.
En ella, el médico explica que Cannard ha sido experto en neurología ante la unidad médica de la Casa Blanca desde 2012, que lleva "viendo pacientes en la Casa Blanca desde hace una década" y que ha llevado a cabo visitas regulares para "dar apoyo a miles de miembros activos destinados a apoyar las operaciones" allí.
"El presidente Biden no ha visto a un neurólogo al margen de sus pruebas anuales", reitera O'Connor en la misiva. En esta línea, sostiene que "los resultados de las pruebas de este año fueron detallados" en su carta del 28 de febrero, en la que habló de "un examen neurológico extremadamente detallado" que determinó que "no había hallazgos consistentes con desórdenes cerebrales o neurológicos".
Previamente, la portavoz de la Casa blanca, Karine Jean-Pierre, explicó en una rueda de prensa que el presidente no está recibiendo tratamiento para el párkinson ante las reiteradas preguntas de los periodistas.
"¿Ha sido tratado el presidente por el párkinson? No. ¿Está siendo tratado por párkinson? No. ¿Está tomando medicación para el párkinson? No", manifestó Jean-Pierre, que, sin embargo, rechazó confirmar las visitas del médico a la Casa Blanca, citando "motivos de seguridad".