Pensilvania es sin lugar a dudas uno de los estados clave en la batalla electoral. No tanto porque se trate del estado natal de Joe Biden, sino porque es el quinto estado con mayor peso en el Colegio Electoral, ya que aporta un total de 20 electores. De ahí no sólo que Donald Trump pretendiera cerrar sus 'rallys' antes del comienzo de la Convención Republicana, sino que el expresidente sabe que en 2024 necesitará un plus en 'The Keystone State' tras perder en 2020 frente a Biden por menos de 80.000 votos.
El condado de Butler, a pocos kilómetros al norte de Pittsburgh, sería el último escenario para Donald Trump antes de la convención de la próxima semana. Un mitin tranquilo, en un terreno con como mínimo tantos adeptos como detractores y con las medidas de seguridad habituales. Más allá de la seguridad local, hay que recordar que a Trump le acompaña siempre seguridad del Servicio Secreto en tanto que candidato presidencial y, obviamente, como expresidente de los Estados Unidos que es. Además, para acceder al recinto donde daría su discurso existían arcos de seguridad y se cacheó a todos los asistentes.
A los pocos minutos de comenzar el discurso de Donald Trump, siempre con su gorra roja de 'Make America Great Again', se escucharon tres, quizás cuatro disparos surcando el aire y comenzó el caos.
Nada más escucharse el primer disparo, Trump se llevó la mano a la parte derecha de su cabeza. Nada se entendía muy bien, más allá de los gritos de pánico entre los asistentes al mitin. En una increíble imagen captada por uno de los fotógrafos del The New York Times se puede apreciar la bala surcando el aire justo después de pasar rozando la oreja del expresidente.
Rápidamente, Trump supo que algo "iba mal" y sintió la bala "atravesando la piel". Su primer instinto fue el de agacharse mientras se llevaba la mano a la oreja, que ya había comenzado a sangrar. Apenas un segundo después, hasta tres miembros del equipo de seguridad del Servicio Secreto ya protegían al expresidente con sus propios cuerpos.
Lo que prácticamente nadie podía esperar es lo que sucedió a continuación. Tras esos 3 o 4 disparos del tirador que trataba de asesinar a Trump se escucharon otros 7 u 8. Mientras tanto, el expresidente ya se había puesto en pie, rodeado por sus guardaespaldas, la cara surcada por dos hilos de sangre que salían de su oreja, la gorra roja en la mano izquierda y el puño de la derecha en alto. Todo un síntoma de su carácter. Sin duda alguna, la imagen de la campaña de aquí al día de las elecciones.
El Servicio Secreto retiró de inmediato a Trump del podio y se lo llevó a un vehículo con protección antibalas. De allí, fue trasladado a un centro médico donde se pudo comprobar que la bala apenas le había rozado, que había salvado la vida milagrosamente, por apenas unos centímetros. Fue en ese momento cuando se produjeron sendos comunicados del Servicio Secreto y del equipo de Trump en la red social X (antes Twitter) anunciaron que el expresidente se encontraba "sano y salvo".
Esos primeros instantes, quizás apenas unos minutos, fueron de total caos. Las primeras informaciones, de hecho, ni siquieran pronunciaban la palabra "disparos" y se desconocía el alcance de la situación. No fue hasta que pasó aproximadamente media hora cuando comenzaron a llegar las informaciones confirmadas, pero con cuentagotas. Se confirmaba que se había producido un tiroteo y algunos medios comenzaban a apuntar la existencia de víctimas fatales. Sería el fiscal del distrito del condado de Butler quien confirmaría la muerte de dos personas, siendo una de ellas el supuesto tirador.
Se desconocía de dónde habían procedido los disparos y sobre todo flotaba en el ambiente la duda de cómo podía haber introducido un arma en el recinto. Lo cierto es que el tirador no se encontraba en el mismo lugar del mitin, sino que se había colocado en el tejado de una edificación cercana, a unos 125 metros del podio desde el que hablaba Donald Trump.
A los pocos minutos llegó el primer vídeo del tirador, ya abatido por los francotiradores del Servicio Secreto. Poco después se difundían imágenes más nítidas del tirador, de los francotiradores y de los primeros agentes que llegaron hasta su cuerpo.
Pocos minutos después y con Trump ya a salvo comenzaban a conocerse los daños reales producidos por el atacante. De sus tres o cuatro disparos, uno fue el que rozó al expresidente y el resto fueron a parar a la masa de espectadores que acompañaba a Trump. Al cierre de este artículo dos personas se encuentran en estado crítico y una tercera ha fallecido a consecuencia de un impacto de bala en su cabeza. Se trata de un varón cuya identidad no ha trascendido y al que ni siquiera la rápida intervención de un médico de emergencias que se encontraba entre los asistentes al acto sirvió para salvarle la vida.
Pasado el shock inicial, los cuerpos de seguridad comenzaron a desalojar el recinto y a precintar el lugar del crimen. Casi en simultáneo comenzó el alud de mensaje de solidaridad con Donald Trump, las condenas de la violencia y por supuesto los pesames por el fallecido. Joe Biden y Kamala Harris fueron informados prácticamente inmediato de la situación y el presidente compareció en rueda de prensa para señalar que "no hay lugar para este tipo de violencia en Estados Unidos" y que hay que unirse "como una sola nación para condenarla". Sin embargo, el presidente de EEUU ante la pregunta de si creía que había sido un intento de asesinato dejó una respuesta llamativa: "Tengo una opinión (al respecto), pero no tengo ningún dato. Quiero estar seguro de que tenemos todos los hechos antes de hacer algún comentario".
Por ahora, y pese a las dudas de Biden, los servicios de seguridad están investigando la situación como "intento de asesinato". A través de un comunicado publicado en redes sociales, la Oficina Federal de Investigación (FBI) explicó que se encuentra en el lugar y que "continuará trabajando junto con el Servicio Secreto de Estados Unidos a medida que avance la investigación".