Nueva York

Desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, en horario de máxima audiencia y

retransmitido en todas las televisiones del país. En un discurso solemne, Joe Biden atribuyó este miércoles su decisión de no buscar la reelección en los próximos comicios a la necesidad de “salvar la democracia” por encima de sus ambiciones personales.

Aunque tuvo un tono inevitable de despedida, el presidente también se comprometió a seguir trabajando los seis meses restantes de mandato. "Nada, absolutamente nada, puede interponerse para que salvemos nuestra democracia, y eso incluye la ambición personal. Por eso he decidido que la mejor manera de avanzar es pasar el relevo a una nueva generación”, indicó en su primera aparición tras anunciar su retirada de la carrera electoral, el pasado domingo mediante una carta publicada en sus redes sociales.

Biden, que había pasado la última semana aislado en su residencia de Delaware al contagiarse de coronavirus, regresó a Washington DC para dirigirse al país. La totalidad de su discurso fue leído y llegó a trabarse en varias ocasiones, pero el político de 81 años apareció emocionado y golpeó la mesa con ímpetu al referirse al “punto de inflexión” que, según él, vive la democracia estadounidense.

“Venero este cargo, pero amo más a este país. Ha sido el honor de mi vida servir como vuestro presidente, pero esta tarea sagrada de perfeccionar nuestra unión no se trata de mí, se trata de nosotros, del pueblo. Somos una gran nación porque somos buenas personas”, arrancó.

Biden admitió creer que “merecía un segundo mandato” dado su historial como presidente y, aunque no hizo referencia a las peticiones de abandono por parte de congresistas de sus propias filas, sí que reconoció que con su retirada pretende “unir al partido”.

“El futuro está en juego”

Asimismo, desde la sede del Ejecutivo, Biden aprovechó para advertir a los estadounidense de la importancia de los próximos comicios, una cita que a su parecer “definirá el futuro del país en las próximas décadas”.

“Lo mejor de Estados Unidos es que los reyes y los dictadores no gobiernan; la gente lo hace. La historia está en vuestras manos. El poder está en vuestras manos”, citó antes de advertir que “mantener la república” dependerá de los votos que se depositen del 5 de noviembre.

El plano televisivo mostró a Biden en el escritorio presidencial, frente a retratos familiares y de momentos de su trayectoria política, pero detrás de las cámaras estuvo acompañado de su mujer, Jill Biden, y de sus familiares, según informaron los periodistas acreditados en la Casa Banca. Tras el discurso, la propia Jill publicó un mensaje de despedida en sus redes sociales.

“Me postulé a la presidencia hace cuatro años porque pensaba que el alma de Estados Unidos estaba en juego y lo pienso ahora”, señaló Biden.

“Estados Unidos es una idea, es la idea más potente en la historia del mundo”, indicó con ímpetu, al tiempo que preguntó dónde quedan la “honestidad”, la “decencia” y el “respeto” en los cargos públicos.

Biden también recordó su saltó a la política nacional cuando logró un escaño como senador en 1972, con 30 años y en plena era de Richard Nixon, convirtiéndose en uno de los senadores más jóvenes de la historia estadounidense.

Su primer intento de llegar a la Casa Blanca fue 1988, aunque no llegó ni a la primera fase de las primarias. En 2008, tras fracasar otra vez, Barack Obama lo escogió como vicepresidente, pero luego le desaconsejó de postular a la presidencia en 2016. No fue hasta 2020, tras la turbulenta presidencia de Trump y la pandemia del coronavirus, cuando se presentó a los comicios como un “sanador” de la democracia, con 78 años.

Biden es el primer presidente desde Lyndon B. Johnson, en 1968, que no se presenta a la reelección para un segundo mandato.

Ha sido un privilegio servir a la nación en los últimos 50 años. Di mi corazón y mi alma por este país. Me he sentido bendecido”, agradeció.

“Kamala es fuerte y capaz”

Asimismo, en los cerca de 10 minutos de comparecencia, Biden no pudo evitar dar un tinte electoral a sus palabras, especialmente cuando se refirió a su decisión de apoyar a Kamala Harris, actual vicepresidenta, como su sucesora y futura candidata presidencial.

“Ella es experimentada, dura y capaz. Ella ha sido una socia increíble y una líder para nuestro país”, añadió. Y sin mencionar a su contrincante, el republicano Donald Trump, pintó un escenario alarmante en caso de la derrota de los demócratas.

"En unos meses los estadounidenses eligen su futuro”, dijo tras afirmar que los comicios son una decisión entre “regresar al pasado o ir hacia el futuro”.

Defender su legado

Un día después de renunciar a la reelección, Biden ya intervino telefónicamente durante la visita que Harris hizo a las oficinas de la campaña electoral.

“Voy a trabajar duro, como presidente tratando de aprobar legislaciones y también haciendo campaña”, afirmó entre aplausos de sus antiguos empleados.

Así, los demócratas tratan de ejecutar una estrategia de campaña doble: por un lado, defender el legado de Biden en la Casa Blanca, un mensaje que de comunicarse bien también puede beneficiar a Harris; y por el otro reforzar un programa de promesas electorales más ajustado al perfil de la actual vicepresidenta, muy combativa en asuntos como el aborto, la asistencia sanitaria y la regulación tecnológica.

Entre los paquetes legislativos que Biden impulsó al sentarse en el Despacho Oval destacan los dos billones de dólares en medidas de alivio por la pandemia del coronavirus y su plan, por valor de de otro billón, para modernizar la infraestructura del país, aunque una gran parte de esos proyectos tardarán décadas en completarse.

Durante su mandato también ha aprobado medidas para rebajar los costes de los medicamentos de las personas mayores y paquetes presupuestarios para reforzar la industria manufacturera del país, especialmente en el sector de los microchips.

“Las factorías regresaron a EEUU y lideramos de nuevo en innovación”, defendió Biden sobre su política industrial, un asunto en el que Trump es partidario de un fuerte intervencionismo.

Sin embargo, su legado también queda empañado por la inflación rampante durante su mandato, la accidentada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y las guerras de Ucrania e Israel, dos países con importancia estratégica para el país.

Aún así, Biden celebró ser “el primer presidente que consigue que EEUU no esté presente en ninguna guerra en el mundo” y defendió el refuerzo de la alianza de la OTAN y el incremento del gasto en defensa de sus socios.

“Decían que China superaría EEUU, eso ya no pasa”, añadió.

Reacción de Trump

Instantes después del discurso televisado, que paró la programación de las cadenas nacionales, Trump publicó una foto frente a un televisor con el mensaje: “El discurso en la Oficina Oval del corrupto Joe Biden fue apenas comprensible y muy malo”.

Casi un centenar de cargos electos republicanos han pedido la dimisión de Biden, entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johson. "Si Joe Biden no es apto para comostrar presidente, no es apto para servir como presidente. Debe renunciar al cargo de inmediato. El 5 de noviembre no puede llegar lo suficientemente pronto”, ha dicho.

Asimismo, las voces más extremas del Partido Republicano han calificado el movimiento de los demócratas de “golpe de Estado” e incluso han pasado los últimos días pidiendo una “prueba de vida” de Biden, alimentando así teorías de conspiración difundidas en internet.

Por su parte, el panorama electoral ha cambiado para Trump con la designación de Harris como contrincante, quien ya cuenta con el apoyo de los delegados del Partido Demócrata pero debe ser confirmada en una reunión -posiblemente el 7 de agosto- y elegir a su aspirante a vicepresidente.

Según una encuesta del instituto Maris, difundida por el New York Times, Trump recibiría el 46% de los votos frente a un 45% de Harris. Asimismo, ese estudio señala que el 87% de los estadounidenses apoyan la decisión de Biden de apartarse de la campaña.

Por su parte, otro sondeo elaborado esta semana por Ipsos y Reuters pone a Harris con dos puntos de ventaja (44%) frente a Trump (42%), mientras que la CNN deja a Trump en cabeza con el 49 % y a Harris detrás con el 46%.

Es decir, el nuevo escenario propone una carrera más reñida que se se definirá en las próximas semanas y, sin duda, obliga a los republicanos a cambiar su estrategia.