Kamala Harris, en su mitin en Raleigh donde ha desglosado su programa económico.

Kamala Harris, en su mitin en Raleigh donde ha desglosado su programa económico. Reuters

EEUU

Harris promete rebajas fiscales para la clase media y arremete contra los aranceles de Trump

La candidata demócrata ha prometido crear una "economía de oportunidades" que incentiva el consumo y persigue algunos abusos corporativos.

17 agosto, 2024 01:53

Vivienda, carro de la compra, gastos médicos. La candidata demócrata a la presidencia Kamala Harris continúa marcando el ritmo de la campaña electoral, desvelando las líneas maestras de un programa económico que afecta directamente al bolsillo de los votantes. Frente a las políticas económicas a nivel macro de Trump - aranceles e incentivos a las inversiones y empresas -, Harris juega esta baza más comprensible para el conjunto del electorado.

"Según mi plan, más de 100 millones de estadounidenses obtendrán una reducción de impuestos. Y lo haremos restableciendo dos rebajas fiscales diseñadas para ayudar a los estadounidenses de clase media y trabajadora: sobre la renta y por los hijos", resumía la aún vicepresidenta de EEUU. Una cifra redonda que pretende clavarse en la cabeza del votante.

Estas son sólo dos de las llamativas medidas que Kamala Harris ha desvelado este viernes como parte de su plan económico si llega a la presidencia en los comicios de noviembre, tratando con estas promesas de mantener la inercia positiva que la ha impulsado desde que tomó el relevo de Joe Biden como cabeza de candidatura. Pero en su discurso de 25 minutos, la antigua fiscal ha enumerado todo un conjunto de iniciativas, si bien no ha entrado en detalle en ninguna de ellas.

Precios en el 'súper'

La cesta de la compra de los estadounidenses se ha encarecido notablemente desde la pandemia, incluso más que la de los europeos. La inflación interanual de los alimentos pasó del 1,9% en 2020 al 3,4% un año después, y se disparó hasta rozar el 10% en 2022. Aunque la cifra aminoró hasta el 5,8% en 2023 y este año va en curso de quedar por debajo del 2% (la normalidad pre-covid), los demócratas son conscientes de cuánto le duele el bolsillo al consumidor cada vez que trata de llenar la nevera.

Por ello, en la que se presume como la más polémica de las medidas anunciadas, Harris ha asegurado que creará una ley federal en los 100 primeros días de su presidencia para perseguir la especulación con el precio de los alimentos por parte de las empresas. Ordenará además el escrutinio de posibles fusiones de grandes compañías alimentarias que puedan resultar en una disminución de la competencia y un auge del coste para el consumidor.

La candidata sale así al paso de las voces que acusaban en los últimos años al sector de producir menos de lo debido para inflar artificialmente los precios. La noción detrás de esto es que el consumidor se habría acostumbrado en lo más duro de la pandemia a abonar un sobrecoste por los recortes de producción forzados por esa situación excepcional, y, tras ella, los productores habrían mantenido los precios pese a que las condiciones de producción hayan vuelto a la normalidad, ampliando sus márgenes y vaciando el bolsillo del ciudadano.

De esta forma, Harris quiere prevenir que las grandes corporaciones, como las de la industria cárnica, "exploten injustamente" a los consumidores y cosechen "beneficios excesivos", una locución que recuerda a los "beneficios caídos del cielo" que la izquierda española y europea ha achacado a los sectores eléctrico y bancario en los últimos años. "Mientras algunas cadenas de supermercados transfieren el ahorro de coste al consumidor, otras no lo hacen", resumía.

El anuncio de la vicepresidenta se produce apenas horas después de que Trump tratase de romper la inercia de Harris atacando precisamente la inflación alimentaria desde que Biden está en la Casa Blanca. "Harris ha declarado que rebajar la inflación será una prioridad desde el primer día. Pero su primer día fue hace tres años y medio. ¿Dónde ha estado?", incidió, rodeado por diversos productos de supermercado y carteles con las subidas de precio de los últimos años.

Tras conocer la propuesta de su rival, Trump ha escrito en Truth Social: "Si piensas que las cosas están caras ahora, será 100 veces peor si Kamala logra sus cuatro años como presidenta. Bajo su plan, Kamala implementará controles de precio al estilo SOVIÉTICO [en mayúsculas en el original]. ¡Abolirá la sanidad privada, expandirá las ridículas políticas fiscales de California, haciendo que a TODOS [en mayúsculas en el original] los estadounideses se les grave por más del 80% de sus ingresos!", exageraba el republicano.

Sin embargo, aunque la propuesta de una ley federal para evitar manipulaciones de precios en alimentación es algo inédito, sí es una idea extendida a nivel de los estados, con 34 de los 50 territorios del país con normas similares en vigor, según explicó a Efe Isabella Weber, profesora de Economía de la Universidad de Massachusetts Amherst.

Más viviendas y más baratas

Con respecto al mercado inmobiliario, de nuevo la inflación se disparó con la recuperación económica posterior a la crisis del Covid-19, tanto en la compra de vivienda como en el alquiler. El ahorro forzoso durante aquellos meses de restricciones y la búsqueda de nuevos inmuebles ante la perspectiva de nuevas olas del virus que obligasen a quedarse en casa tiraron al alza del precio de la vivienda de una forma que no se había visto desde inicios de los años 80.

Por ello, Harris quiere poner el foco tanto en el problema de la escasez de oferta de inmuebles como en las dificultades de los más jóvenes para acceder a su primera vivienda.

En consecuencia, ha anunciado que promoverá la construcción de tres millones de viviendas durante sus cuatro años en la Casa Blanca - Biden había prometido dos millones -, incentivando además a los constructores que vendan a quienes busquen su primera vivienda. Aunque no ha entrado en detalles, se espera que sean ayudas fiscales a constructoras que levanten viviendas de bajo coste.

Esa medida busca aumentar la oferta, mientras que la candidata quiere también apoyar al lado de la demanda. Estas ayudas consistirán en un bono de 25.000 dólares para quienes adquieran su primera vivienda. También pretende bonificar a colectivos desfavorecidos como los veteranos de guerra. 

A ello suma propuestas contra la especulación inmobiliaria, con iniciativas como poner coto a las compras de grandes tenedores para su posterior venta a precios inflados, o impedir aumentos excesivos en los precios del alquiler.

Rebajas fiscales por hijos

El otro compromiso estrella es el ya mencionado que podría afectar a 100 millones de estadounidenses: el restablecimiento y ampliación de las rebajas fiscales por cada nuevo hijo.

Se trata de una desgravación fiscal de hasta 6.000 euros por cada nuevo hijo, con el fin de ayudar en el periodo de la vida del menor donde los gastos para los progenitores son más elevados por la compra de cunas, pañales o la frecuencia con la que hay que adquirir nueva ropa por el rápido crecimiento del bebé.

De esta forma, se incrementaría y mantendría en el tiempo la política excepcional desarrollada en los meses más duros de la crisis del Covid-19, cuando el plan de estímulo económico de Biden concedió desgravaciones de hasta 3.600 dólares por hijos menores de 6 y de 3.000 dólares por cada hijo de entre 6 y 17 años. 

Esas cifras sólo estuvieron vigentes durante un año, extendiendo las cifras que se fijaron en 2017 durante el mandato de Trump. La ley de aquel año concedía exenciones fiscales de hasta 2.000 dólares por hijo, un aspecto que se retomó en 2022 y que expirará en 2025, dando paso a cuantías aún más pequeñas.

Este tipo de iniciativas suelen estar bien consideradas por ambos lados del espectro político. Para el ala progresista, supone una medida más del estado del bienestar y tiene un cierto carácter de redistribución de la riqueza. Para los conservadores, fomenta el valor de la familia y promueve la natalidad, especialmente relevante en un país que no cuenta con un permiso remunerado de maternidad o paternidad a nivel federal.

Costes sanitarios

Finalmente, Harris abundó en las promesas relativas a disminuir el gasto sanitario de los ciudadanos, algo que había adelantado en el mitin del día anterior que compartió con el presidente Joe Biden.

En aquel, ambos anunciaron el acuerdo del Medicare - una suerte de sanidad pública de la que se benefician fundamentalmente los mayores de 65 años - con las compañías farmacéuticas para rebajar el precio de diez fármacos para tratar la diabetes y problemas sanguíneos, en resumidas cuentas. La disminución de costes para el paciente entrará en vigor desde 2026.

En el nuevo discurso del viernes, la vicepresidenta dijo que haría todo lo posible para que la reducción en el precio de la insulina se haga extensivo al conjunto de enfermos.

Además, exigirá "transparencia" a las farmacéuticas para evitar obstáculos a la competencia y perseguirá "prácticas abusivas" que inflen los precios de los medicamentos.

Por último, la candidata demócrata avanzó que trabajará con cada estado del país para tratar de cancelar la deuda que millones de estadounidenses han contraído para pagar sus cuidados médicos, una promesa que recuerda a la realizada por Biden hace cuatro años sobre la cancelación de la deuda universitaria.

El "impuesto Trump"

La vicepresidenta ha aprovechado su discurso para atacar las políticas económicas de su rival por el Despacho Oval. Ha aludido a los aranceles del 10% que Trump quiere imponer a cualquier tipo de importación, y del 60% o superior a cualquier producto traído de China.

Al respecto, Kamala Harris ha aseverado que esa iniciativa "devastará a los estadounidenses": "Supondrá mayores precios en todas y cada una de tus necesidades diarias. Un impuesto Trump a la gasolina. Un impuesto Trump a la comida. Un impuesto Trump a la ropa. Un impuesto Trump a los medicamentos sin prescripción", ha subrayado.

El expresidente republicano alega que la expansión de aranceles protegerá a la producción estadounidense, beneficiando a los trabajadores del país frente a la deslocalización o externalización de la producción que las grandes compañías acometieron en las últimas décadas para beneficiarse de una mano de obra más barata en terceros países.

Sin embargo, más allá de la afectación que eso pueda tener sobre la geopolítica - como ya ocurriera en la 'guerra comercial' con China y con la UE que Trump mantuvo durante su presidencia - , parece probable que ese 'arancel global' incrementase los precios para el consumidor, al menos hasta que el sistema productivo se adaptase.

Así, un think tank de tendencia progresista, el Center on American Progress, ha proyectado un aumento de costes de 1.500 dólares anuales por hogar si la propuesta de Trump se implementa. Otra institución de ideología similar, el Peterson Institute for International Economics, eleva la cifra hasta los 1.700 dólares.