Kamala Harris tras su discurso este jueves en Chicago.

Kamala Harris tras su discurso este jueves en Chicago. Efe

EEUU

Cuatro días de Convención eléctricos impulsan a los demócratas para mantener la Casa Blanca

El Partido Demócrata clausura cuatro días de entusiasmo que hace unas semanas se antojaba imposible, una exhibición de unidad a falta de 75 días para que EEUU decida quién asumirá la presidencia del país. 

23 agosto, 2024 06:59
Nueva York

Unidad y entusiasmo a raudales. El Partido Demócrata ha hecho borrón y cuenta nueva en tiempo récord. Atrás queda la etapa caótica que culminó con la retirada de Joe Biden de la carrera electoral. Ahora, tras cuatro días de cónclave, todas las facciones de la formación parecen convencidas de que pueden plantar cara a Donald Trump con Kamala Harris y, de paso, llevar a la Casa Blanca a una mujer por primera vez en la historia de Estados Unidos.

Nadie ha querido perderse la fiesta. Los Obama, los Clinton, Stevie Wonder, John Legend, Oprah Winfrey, Eva Longoria… líderes políticos y mediáticos han sido al escenario a pedir el voto por Harris. Un cierre de filas en torno a la actual vicepresidenta al que también se han sumado las voces más críticas del partido como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez.

“Con esta elección, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de superar la amargura, el cinismo y las batallas divisivas del pasado”, dijo Harris tras ser recibida con una ovación de tres minutos en el estadio United Center de Chicago.

Harris dio esta noche el discurso más importante de su vida, arropada por miles de cargos políticos y militantes entusiasmados. Los mismos que hace tan solo unas semanas aplaudían protocolariamente las palabras de otro candidato que ni siquiera estuvo presente hoy entre el público.

Con su salida de la campaña, Biden ha descorchado una botella que llevaba agitándose mucho tiempo. La contención que había en sus mítines ha dado paso un fervor cada vez que Kamala sube al escenario.

Incluso en los sondeos la candidatura demócrata está subiendo como la espuma.

La última encuesta publicada antes del cónclave, elaborada por el Washington Post y la cadena ABC (organizadora del próximo debate presidencial), sitúa a Harris con una ventaja de 4 puntos frente a Trump entre los votantes registrados y hasta de 5 puntos entre los adultos con derecho a voto.

De izquierda a derecha, Doug Emhoff junto a su mujer Kamala Harris, y el candidato a vicepresidente Tim Walz junto a su esposa Gwen.

De izquierda a derecha, Doug Emhoff junto a su mujer Kamala Harris, y el candidato a vicepresidente Tim Walz junto a su esposa Gwen. Reuters

Por su parte, la revista The Economist y la televisión y radio públicas (PBS/NPR) estiman su ventaja en 3 puntos. Tan solo Fox News, la marca de noticias referencia de Trump y los votantes conservadores, mantiene al republicano en cabeza: un punto por encima.

La próxima semana, cuando se publiquen los sondeos elaborados durante y después de la convención, se conocerá como el espectáculo organizado por el comité electoral demócrata afecta a la aritmética de los sondeos.

Un nuevo relato

Lo que sin duda han ganado ya los demócratas es un relato con el que seguir pidiendo el voto por Harris en los 75 días que faltan para los comicios del 5 de noviembre.

Harris se ha presentado a sí misma como una mujer proveniente de la clase media estadounidense y de origen migrante, hija de un padre jamaicano y de una madre hindú.

Su identidad birracial y su posible gesta, convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, convierten a su candidatura en un caramelo para los estrategas políticos de un país en el que las identidades cuentan incluso más que el discurso.

"Por toda la gente de EEUU independientemente de su partido, género y la lengua que su madre hable.(…) Por los que trabajan duro, persiguen sus sueños y cuidan de los demás. Por todos los que su historia vital solo podría haber sido escrita en la mejor nación del mundo: Acepto la nominación”, rezó Harris esta noche.

Lo curioso es que hace unos meses, ni siquiera los propios estrategas tenían claro que fuera una candidata lo suficientemente fuerte para plantar cara a Donald Trump.

De hecho, uno de los motivos que llevó a los demócratas a apostar de nuevo por Biden para la reelección fueron los bajos niveles de aceptación que arrastraba la actual vicepresidenta hace un año: según un estudio de la cadena NBC realizado en junio de 2023, el 49 % de los votantes tenía una opinión negativa sobre ella frente a un nivel de aprobación del 32 %.

Sin embargo, el desastroso debate de Biden contra Trump del pasado junio terminó de sepultar sus ambiciones de comenzar un segundo mandato a sus 81 años y, de paso, propulsó a su contrincante hasta tal punto que su victoria parecía cantada.

Kamala Harris y Joe Biden el pasado lunes en la Convención Demócrata.

Kamala Harris y Joe Biden el pasado lunes en la Convención Demócrata. Reuters

En tiempo récord, los demócratas han sacado del ostracismo a la vicepresidenta, cuyo papel había sido muy limitado estos años, y han construido una campaña en torno a sus orígenes más fresca, rebelde y optimista.

Uno tras otro, todos los ponentes han resaltado los orígenes de la candidata y su pasado como fiscal general de California. Para ellos la elección es entre una mujer negra de clase media frente a un magnate blanco. Entre una fiscal que ha perseguido criminales frente a un convicto con causas pendientes.

No está claro si el entusiasmo que han exhibido estas cuatro noches de cónclave se debe a Harris o a que, en el fondo, les valía cualquier candidato que no fuera Biden para derrotar de nuevo a Trump, pero la mercadotecnia les está funcionando.

Su 'número dos'

Otro de los aciertos de los demócratas ha sido escoger a Tim Walz como vicepresidente, el gobernador de Minnesota, para atrapar los votos del Medio Oeste de EE.UU., el grupo de estados donde realmente se decide la contienda.

“Crecí en Nebraska en ciudad de 400 personas, éramos 24 niños en una clase y ninguno fue a Yale. Crecer en un sitio así te enseña a cuidar unos de otros”, se presentó el político la noche del miércoles.

La campaña lleva semanas refiriéndose a él como el 'Coach Walz' (entrenador Walz), ya que antes de dedicarse a la política fue entrenador de un equipo de fútbol americano y profesor de secundaria en una ciudad del interior estadounidense, donde ese deporte cuenta con legiones de seguidores.

Su retórica sencilla y centrada en asuntos domésticos puede impulsar la campaña de Harris en los lugares alejados de los focos, imprescindibles para unos comicios que no se juegan ni en Nueva York, ni en Chicago, ni en California. Pero sí en Ohio, Wisconsin o Pensilvania.

Los Obama

El martes el matrimonio Obama volvió a demostrar su poder de movilización y entregó dos apasionados discursos para pedir el voto por Kamala Harris y apelaron al sentimiento de “esperanza” que ha despertado su nominación.

Aunque no fuera el resultado que buscaban, en su mensaje quedaba implícito que Biden no despertaba esa misma ilusión.

“Hay algo mágico e increíble en el estadio. Es un sentimiento familiar que ha estado oculto durante mucho tiempo. Sabéis de lo que hablo. Es el poder contagioso de la esperanza”, dijo Michelle entre gritos de euforia en su ciudad natal.

"La gran mayoría de nosotros no queremos vivir en un país amargo y dividido”, apuntó luego Barack, quien trató de dirigirse no solo a los votantes demócratas, también a otros ciudadanos descontentos con el panorama político. “Es más fácil incidir en los miedos y prejuicios de la gente, siempre lo ha sido. Es lo fácil. Tenemos una tarea difícil: Crear un nuevo camino”.

Sin embargo, un día antes, Hillary Clinton pidió no confiarse y seguir luchando cada voto para evitar repetir los errores que llevaron a su amarga derrota frente a Donald Trump en 2016.

“No importa lo que digan las encuestas, no podemos abandonarnos. No podemos caer en los hoyos de las teorías del la conspiración. Tenemos que luchar por la verdad”, señaló Clinton, quien cosechó casi tres millones de votos más que Trump pero perdió el voto de los delegados electorales, que son los que realmente eligen al presidente, elegidos por circunscripción única en cada estado.

El próximo gran momento para Harris, y la oportunidad de Trump para seguir siendo competitivo en la contienda, será el 10 de septiembre en su primer cara a cara televisado.