Falsas amenazas de bomba de origen ruso en los estados clave de Georgia, Arizona, Wisconsin y Pensilvania han obligado a evacuar a los ciudadanos y a ampliar el horario de votación en varios centros electorales en una jornada electoral que en el resto del país ha sido relativamente tranquila.
Las amenazas también se produjeron durante todo el día en los centros de votación del área metropolitana de Atlanta, en el estado de Georgia, y en 32 de los 177 centros de votación del condado de Fulton (Georgia). En el momento de las amenazas un gran número de demócratas estaban ejerciendo su derecha a voto y los centros fueron evacuados durante casi una hora.
Misma situación en otra decena de colegios electorales de Pensilvania, Michigan y Wisconsin y en tres centros de votación del condado de Navajo, Arizona. En el condado de Maricopa (Arizona) las falsas amenazas de bomba se dirigieron contra el edificio de la Corte Superior y el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, ha confirmado a la CNN que se investigaron varias amenazas de bomba contra edificios municipales y centros de votación .
Detrás de estas amenazas hay "interferencia rusa" y el FBI ya ha confirmado que provenían de "emails de dominio ruso". Las amenazas se calificaron tras una investigación preliminar de "no creíbles", aunque no evitó el caos y las evacuaciones de urgencia.
Fallos de software
En otro estado clave, Pensilvania, problemas de software en las máquinas de lectura de las papeletas obligaron a un juez a ampliar dos horas la votación en el condado de Cambria.
El Departamento de Estado de Pensilvania reconoció en un comunicado los problemas en el condado de Cambria y explicó que "todos las papeletas completadas será aceptadas, puestas en lugar seguro y contadas por el Consejo de Elecciones".
También en Pensilvania, las autoridades informaron que están investigando centenares de casos de supuestos fraudes a la hora de registrar electores en seis condados.
Amenazas
Mientras en el estado de Nueva York, un hombre fue arrestado en la localidad de Fowler, cuando amenazó al personal de un colegio electoral con quemar el edificio tras ser informado que no podía votar porque no estaba registrado.