Pensilvania, uno de los siete estados denominados 'bisagra' en estas elecciones de Estados Unidos y el quinto más poblado, ha sido decisivo para inclinar la balanza a favor de Donald Trump y convertir al candidato republicano en el presidente número 47 de la historia del país, derrotando a Kamala Harris de forma arrolladora en unos comicios no tan igualados como auguraban los sondeos.
En la lucha entre Trump y Harris por habitar la Casa Blanca, el estado del antiguo cinturón industrial del país, donde se declaró la independencia de EEUU en el año 1776, se convirtió durante la campaña electoral en el más codiciado de todos los swing states en disputa debido a su gran cantidad de delegados electorales: un total de 19.
Como en la aclamada película dirigida por Peter Weir a mediados de la década de los años 80, Único testigo, el policía interpretado magistralmente por Harrison Ford se gana la confianza de Samuel, un niño de la comunidad amish que ha presenciado un brutal crimen, Trump ha logrado conectar con esta minoría de fuertes convicciones religiosas para que abandone su tradicional desvinculación con la política y, por primera vez, se movilice activamente en unos comicios.
El republicano se ha convertido en el 'único testigo' en Pensilvania. Se ha alzado con la victoria en el más importante de los llamados estados 'péndulo' que estaban en juego en estos comicios, con un resultado más amplio de lo esperado gracias, en buena medida, al voto amish, que a la postre le ha servido para sumar 19 valiosos compromisarios.
Los amish han dejado a un lado su postura apolítica y, en esta ocasión, han acudido masivamente a las urnas. Su contribución ha sido vital para romper el empate técnico entre Trump y Harris que todos los sondeos habían vaticinado en este estado de tradición demócrata.
Buena culpa de que los amish hayan ido a votar este 5 de noviembre de 2024 la tiene el 'Early Vote Action', un grupo de conservadores fundado en 2023 que ha logrado que esta comunidad se implique activamente en los comicios.
Según The Economist, Scott Pressler, fundador de este grupo, ha llevado a cabo una intensa campaña para pedir el voto del grupo religioso a través de una campaña puerta a puerta en mercados agrícolas y talleres amish en Lancaster, condado del sureste de Pensilvania donde vive una de las comunidades amish más grande de Estados Unidos. Unos 90.000 según recoge un informe del Elizabethtown College.
El 'caso Amos Miller'
Un episodio crucial en la movilización de los amish de Pensilvania a favor de Trump ha sido, sin duda, el 'caso Amos Miller', un granjero de la comunidad amish al que el Departamento de Agricultura de este territorio hizo una redada a principios de este año. Las autoridades confiscaron alimentos por valor de 100.000 dólares tras ser acusado de que productos lácteos crudos salidos de su granja provocaron brotes de E. coli en Michigan y Nueva York.
La comunidad amish se volcó con Amos Miller. No obstante, su caso no es aislado, ya que muchos de sus miembros sienten que las autoridades demócratas les hostigan por su forma de vivir, de producir, de tratar a los animales y, en definitiva, por ser lo que son.
De ahí que el discurso de Trump contra la "burocracia excesiva" y las "restricciones del Gobierno" haya podido calar hondo en esta comunidad a través de grupos conservadores que han tratado de movilizar a los amish. Además, la mayoría de negocios regentados por amish apelan a las políticas económicas del presidente electo que benefician a los propietarios de pequeñas empresas.
Tampoco es casualidad que el pasado 3 de noviembre, a sólo dos días de la crucial jornada electoral en Estados Unidos, Trump acudiera al condado de Lancaster, bastión de la comunidad amish en Pensilvania, para pedirles su voto y arremeter contra las encuestas que pronosticaban un igualado duelo con su rival demócrata. De hecho, ambos aspirantes han visitado este estado más que ningún otro durante sus respectivas campañas electorales.
La comunidad amish de Lancaster ha sido clave para Trump a tenor de los datos de elecciones anteriores a las de 2024. Entre los años 2016 y 2020, el número de votantes registrados entre los integrantes de esta comunidad en este condado se duplicó, superando los 4.000, según The Economist. De estos votantes registrados, más del 90% están registrados como republicanos.
Pensilvania, el reflejo de la polarización social
No sólo el voto amish ha sido clave para que Trump haya derrotado a Harris en Pensilvania. También el voto hispano ha sido fundamental, dado que este estado ha doblado en dos décadas la población latina hasta los 620.000 registrados para votar, pero la tendencia nacional de estas votaciones ha sido un enorme y marcado giro del mismo hacia los republicanos.
Por otro lado, la mayoría de la comunidad evangélica de Pensilvania también tenía mucho que decir en estos comicios. Su papeleta estaba prácticamente decidida antes de depositarla y, aunque dentro de sus iglesias no resonaba el nombre de ningún candidato, los feligreses sabían que cuando los pastores hablaban de la importancia de votar, realmente querían decir: "Háganlo por Trump".
Pensilvania es claramente el reflejo de la polarización social de Estados Unidos. La mayoría de la industria pesada de este estado -principalmente acero y carbón- echó el cierre en los ochenta, dejando a miles de familias sin empleo y decenas de antiguos trabajadores sumidos en una espiral de deudas, agravadas por adicciones a las drogas.
Más de cuatro décadas después, Pensilvania mantiene parte del sector del acero en el área de Pittsburgh, pero se ha diversificado hacia una economía sustentada en servicios sanitarios, producción de químicos, extracción de gas natural, gigantescos centros logísticos de compañías como Amazon o Walmart, agricultura de frutales y productos lácteos.