Donald Trump, en el pódcast de Joe Rogan a pocos días de las elecciones.

Donald Trump, en el pódcast de Joe Rogan a pocos días de las elecciones. TJRE

EEUU

Trump sella el poder de los 'medios alternativos' con el acceso de pódcasters, youtubers e influencers a la Casa Blanca

La nueva secretaria de prensa del presidente ha dado la bienvenida a los nuevos informadores “independientes” que producen “contenido legítimo” en sus redes frente a una prensa tradicional que considera obsoleta.

Más información: Trump pasa la escoba: tienta a miles de funcionarios con la renuncia, despide fiscales y deja sin seguridad a rivales políticos

Publicada
Actualizada

El pasado martes Karoline Leavitt, la nueva secretaria de prensa de Donald Trump, hizo su primera aparición ante los medios de comunicación para anunciar, precisamente, que la sala de prensa de la Casa Blanca va a experimentar cambios importantes. El principal –dijo tras mostrar una gráfica según la cual el público estadounidense cada vez desconfía más de los “medios tradicionales”– será abrir sus puertas a toda una serie de informadores alternativos. Acto seguido Leavitt, que solo tiene 27 años, animó a “periodistas independientes, podcasters, influencers y creadores de contenido” a solicitar la acreditación pertinente.

La sala de prensa de la Casa Blanca tiene 49 asientos fijos y cada uno de ellos se encuentra asignado a un medio de comunicación concreto o, en algunos casos, a dos que alternan su presencia. Con un par de excepciones: la silla destinada al grupo de corresponsales extranjeros más allá de los principales medios británicos, Al Jazeera y Agence France-Presse, que sí tienen su propio sitio, y la reservada a los corresponsales enviados a Washington por los medios regionales. En el caso de este par de excepciones lo que hacen esos corresponsales extranjeros y regionales es turnarse.

La asignación de asientos corresponde, por cierto, a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca; un grupo independiente con más de cien años de historia.

En la primera fila, por ejemplo, se sientan los corresponsales de las principales cadenas televisivas –NBC News, Fox News, CBS News, ABC News y CNN– y los corresponsales de las dos principales agencias de información: Reuters y Associated Press. En la segunda fila se encuentran los periodistas de los principales diarios nacionales –New York Times, Washington Post, USA Today, Wall Street Journal, Bloomberg…— y el corresponsal de la radio pública. En la tercera fila se sienta gente como el corresponsal de la revista Politico o los de varias emisoras de radio privadas. Etcétera.

Eso no quiere decir que en la sala de prensa de la Casa Blanca solo puedan estar 49 periodistas. Más allá de los asientos reservados a según qué medios, hay muchos otros periodistas acreditados que permanecen de pie, normalmente arremolinados en los laterales de la estancia, o que se sientan al fondo. Son los llamados floaters; reporteros flotantes. Atendiendo al anuncio de Leavitt, a partir de ahora el grupo de los floaters va a ser cuando menos variopinto.

Más de 7.000 solicitudes en menos de 24 horas

Muchos de esos informadores alternativos ya han solicitado sus credenciales. James O’Keefe, por ejemplo; el líder de un grupo ultraconservador llamado Project Veritas conocido por recurrir a operaciones de cámara oculta para tratar de desprestigiar a personas u organizaciones de corte progresista. O Benny Johnson; un youtuber de derechas con millones de seguidores en la famosa plataforma de vídeos. “Gracias a la Casa Blanca por reconocer el poder de las noticias independientes”, escribió hace un par de días en sus redes sociales. Y agregó: “Nuestra audiencia es real y hablamos en nombre del pueblo”.

Incluso Seth Dillon, consejero delegado de un medio satírico de naturaleza conservadora llamado The Babylon Dee, ha probado suerte. El eslogan del medio es: “Noticias falsas en las que puedes confiar”. Asimismo, varios influencers de izquierdas han anunciado su intención de solicitar un pase: Harry Sisson, conocido por andar siempre a la gresca con usuarios de signo político contrario en redes sociales, o Chris Jackson, un afamado seguidor de Joe Biden, serían dos ejemplos.

Además, Leavitt ha dicho que pondrá asientos adicionales destinados a “los nuevos medios”. O sea: a todos aquellos informadores alternativos que consigan acreditación y a varios de los floaters que llevan años teniéndola. Como, por ejemplo, el corresponsal del medio ultraderechista Breitbart o el del medio socio-liberal Axios. Esos nuevos sitios –ha aclarado– estarán muy cerca del podio.

Teniendo en cuenta que en las 24 horas siguientes al anuncio los encargados de prensa de la Casa Blanca recibieron más de 7.000 solicitudes (de las cuales se aprobarán varios centenares), la idea es que esos “nuevos medios” compartan el sitio adicional. Que vayan rotando, vaya. Y el hecho de estar cerca del podio implica que tendrán muchas más oportunidades de hacerle preguntas tanto a Leavitt como al propio Trump.

Un nuevo ecosistema mediático

Más allá del guiño ideológico a un paisaje asociado normalmente a la visión derechista –en todas sus vertientes– de la política norteamericana, el anuncio de la nueva jefa de prensa de la Casa Blanca también responde a una realidad innegable: el auge de nuevas voces y de nuevos formatos en el ecosistema mediático.

Se ha visto durante la última campaña electoral, cuando no solo Trump sino también Kamala Harris han ordenado a sus respectivos equipos organizar encuentros con todo tipo de pódcasters, youtubers e influencers. Una de las intervenciones más famosas fue la de Trump en el programa de Joe Rogan, un cómico y comentarista de artes marciales extremadamente popular en Estados Unidos, a finales del pasado mes de octubre. A día de hoy el vídeo de aquel programa atesora 56 millones de visualizaciones en YouTube.

Durante los meses previos a las elecciones el ahora presidente también se sentó a charlar con el luchador Mark Calaway, más conocido ‘The Undertaker’ o ‘El Enterrador’, en el pódcast de éste: Six Feet Under. Asimismo, estuvo con el cómico Andrew Schulz, con dos ex jugadores de fútbol americano; Will Compton y Taylor Lewan, que ahora tienen un pódcast llamado Bussin with the Boys; y con el informático de origen tayiko Lex Fridman. Alguien que se ha hecho conocido por entrevistar a gente como Kanye West, Elon Musk o –recientemente– al propio Volodímir Zelenski en su canal.

De hecho, cuando Kamala Harris vio que su popularidad empezaba a flaquear ordenó a su equipo seguir los pasos de su rival intentando, incluso, apalabrar una entrevista con Rogan. Aunque el encuentro con éste nunca llegó a producirse, entre otras cosas porque el ex cómico exigió a Harris que se desplazara hasta su estudio de Texas, la candidata del Partido Demócrata sí logró aparecer en algunos pódcasts y canales de YouTube. En ese frente, dos de sus intervenciones más comentadas fueron la del Club Shay Shay, el programa del ex jugador de fútbol americano Shannon Sharpe, y la del programa Unlocking Us, de una académica llamada Brené Brown.

Los medios tradicionales recuperan números

Con todo, y pese a lo dicho por Leavitt sobre la desconfianza creciente hacia los medios tradicionales, lo cierto es que, tal y como sucedió en 2017, cuando Trump salió elegido presidente por primera vez, algunos periódicos y televisiones acaban de cerrar un mes de enero particularmente fructífero.

Según Semafor, la revista fundada en 2022 por Ben Smith, un periodista especializado en el universo mediático estadounidense, la prensa tradicional ha visto cómo la llegada del mes de enero –y de la segunda presidencia del empresario neoyorquino– ha traído consigo un aumento sustancial en el apartado de las audiencias. El programa televisivo de la famosa comentarista progresista Rachel Maddow, por ejemplo, ha registrado “su mayor aumento de telespectadores desde las elecciones”, según ha dicho la cadena que lo emite: la MSNBC.

Por su parte, un representante del periódico británico The Guardian, que cuenta con una edición particularmente influyente en Estados Unidos, le contó a Semafor que durante la tercera semana de enero –la de la inauguración de Trump– sus ingresos por donaciones de lectores subieron un 250%: desde los 1,6 millones de dólares registrados durante el mismo periodo del año anterior hasta los 4 millones de dólares. El día en el que más se recaudó fue, precisamente, el 21 de enero. El primer día de Trump en la Casa Blanca.

También The Atlantic, una revista asociada al establishment centrista de Washington, y The Washington Post, de corte progresista, han informado de un aumento en las suscripciones. Aunque los responsables de la revista no han compartido cifras, sí han catalogado ese incremento de “dramático”. El Post, por su parte, dice que ya ha conseguido recuperar un 20% de los suscriptores que perdió al final de la campaña electoral, cuando el dueño del periódico – el multimillonario Jeff Bezos– prohibió que éste apoyara públicamente a Harris.

Estos datos, sumados a la creciente influencia en la vida política de los pódcast, de ciertos canales de YouTube y de las newsletters independientes, dan a entender una cosa: existe un gran interés intergeneracional por estar al día. Por saber qué ha ocurrido, qué ocurre y qué es lo que va a ocurrir. Lo que demuestra la diversidad del ecosistema mediático es, en todo caso, que cada vez hay más referentes y que los de siempre van a tener que acostumbrarse a convivir, durante un tiempo al menos, con los recién llegados.

Trump cambia a 4 medios en el Pentágono

En medio de este acceso de pódcasters, youtubers e influencers a la Casa Blanca, la administración del presidente Trump, en una medida sin precedentes, anunció el viernes por la noche que retiraría a cuatro organizaciones de medios, incluido el New York Times, de sus espacios de oficinas exclusivos en el Pentágono, citando el deseo de dejar espacio para otras.

El memorando sobre un "Nuevo Programa Anual de Rotación de Medios" decía que también eliminaría a National Public Radio, NBC News, propiedad de Comcast, y Politico, que deben dejar sus puestos antes del 14 de febrero. En su lugar, ha ofrecido estos espacios a medios de corte derechista como el New York Post, One America News Network y Breitbart News Network.

Así pues, el único medio progresista al que habría ofrecido uno de los puestos fijos en el Pentágono sería HuffPost News.

Para explicar esta decisión, han dicho que cada año un medio de comunicación impreso, en línea, de televisión y de radio dejará su puesto a otro en las oficinas de prensa del Pentágono. "Esto permitirá que los medios que no han podido cubrir noticias desde allí tengan la oportunidad de hacerlo", afirmaba el memorando.