Cualquier cambio o revolución tiene que tener su símbolo y el de Arabia Saudí es la megaciudad que el príncipe heredero Mohamed bin Salman (MBS) ha presentado al mundo entero: se llamará NEOM, un acrónimo de inglés y árabe en el que"Neo" es un juego de "nuevo" y la 'M' significa "mustaqbal", 'futuro' en árabe.
Este oasis construido de la nada, este 'nuevo futuro' que crecerá del desierto, se situará frente al Mar Rojo, contará con 26.500 kilómetros (el tamaño de Bélgica) y será una realidad por el módico precio de unos 500 mil millones de dólares.
Pero, ¿qué busca MBS con NEOM? Inversores internacionales coinciden en que el aspirante al trono saudí "quiere convertirla en la ventana por la que ver el potencial de un país, más allá del petróleo, lleno lujo y de oportunidades. La nueva imagen del reino".
Ghanem Nuseibeh, de Cornerstone Global Associates, explica que "la línea actual de la economía saudí es construir infraestructuras para atraer talento mundial que, con este tipo de construcciones, decidan vivir y trabajar en NEOM".
Y es que el ambicioso Mohamen bin Salman se ha mostrado arrepentido en los últimos años de que su país se haya quedado atrás respecto a sus vecinos, mucho más pequeños y con menos recursos que la todopoderosa Arabia.
La ciudad se ha proyectado sobre unos impresionantes acantilados, playas de arena y donde se respire alta tecnología a cada paso, que funcionará con energía eólica y solar y que hará que el número de robots supere al de humanos.
El plan más ambicioso de MBS se va a construir sobre un estilo de vida cosmopolita donde se pueda disfrutar de deportes, conciertos y restaurantes. De hecho, será el primer lugar en todo Arabia Saudí donde hombres y mujeres podrán utilizar la misma zona de baño, algo prohibido en el resto del país.
Durante su presentación a los inversores internacionales, el príncipe reconoció que el reto de hacerlo posible antes de 2030 iba a ser duro: "Esto es un desafío. El sueño es fácil, pero hacerlo realidad es muy difícil".
Algunos de los asistentes a la presentación asistieron a la explicación conscientes de que este megaproyecto es el símbolo de todo un cambio nacional: "Si trabajan y van por el camino correcto, con toda esta fuerza crearán otro país, algo completamente diferente. Pero si van en la dirección equivocada, será la destrucción de este país", aseguran a Reuters.
"El principal riesgo del proyecto probablemente sea la posible falta de grandes inversores privados. El sector privado local e internacional querrá escuchar muchos más detalles de lo que se ha publicado hasta la fecha", explica Steffen Hertog, destacada académica de Arabia Saudí.
Y es que en Riad son conscientes de que ya ha habido sonados fracasos de megaproyectos como la Ciudad Económica que intentó el rey Abdullah o el Distrito Financiero en Riad. En frente, como empleo en positivo, está el complejo Aramco al este del país, que se asemeja a un barrio de EEUU donde las mujeres tienen más libertad y las escuelas extranjeras, los clubes deportivos y los parques atraen a las familias de los empleados.