“Indonesia puede haber marcado un precedente horrible”, señala un experto en la lucha antiterrorista. Se refiere con preocupación al atentado perpetrado por dos familias yihadistas el pasado fin de semana en Surabaya (Indonesia) donde al menos 25 personas murieron en una serie de ataques suicidas provocados por dos matrimonios y sus hijos. Los ataques después fueron reivindicados por el Estado Islámico.
Estos atentados en suelo asiático han encendido todas las alarmas entre las autoridades. “Es un cambio de tendencia. Nunca había ocurrido que una familia entera participara como terrorista suicida”, indica Sidney Jones, director del Instituto para el Análisis Político en Yakarta, en declaraciones al South China Morning Post. ¿Indonesia, laboratorio?
El primer ataque fue el más sangriento. Tuvo lugar el domingo por la mañana, cuando una familia de seis miembros, incluidas dos niñas de 9 y 12 años, detonó explosivos en tres iglesias cristianas de Surabaya, la segunda ciudad más poblada del archipiélago y situada en la provincia de Java Oriental. El atentado provocó la muerte de la familia entera y la de otras 12 personas, además de más de 40 heridos.
Al día siguiente, el lunes, otra familia de cinco integrantes, entre ellos una niña de 8 años, condujo dos motocicletas hasta el control policial en la entrada de una comisaría y detonaron sus explosivos de fabricación casera hiriendo a 4 policías y a 6 civiles. Los padres y dos hermanos mayores murieron, pero la niña de 8 años sobrevivió y fue recogida en brazos por un agente que portaba un chaleco antibalas.
Con este nuevo tipo de ataques, que incluyen niños bomba, los yihadistas podrían estar experimentando en el continente asiático para después exportar estas nuevas tácticas a otros lugares.
Los sucesos del domingo suponen el primer caso de uso de niños en atentados yihadistas en Indonesia, y la primera vez que mujeres consiguen perpetrar ataques suicidas con explosivos en el país asiático. Implican un antes y un después en la lucha terrorista y en los métodos de sembrar el horror del ISIS.
“Es horrible”, lamenta Zachary Abuza, profesor de la National War College de Washington, en referencia a la participación de familias enteras en ataques terroristas. Abuza teme que esta forma de atentar se expanda en otros territorios. “Esperemos que esto solo sea un hecho aislado de estas células yihadistas en Surabaya".
Una célula local fiel al ISIS
Los padres de familia pertenecen a una célula del grupo islamista Jemaah Ansharut Daulah (JAD), afín al Estado Islámico, que después reivindicó los ataques a través de la agencia Amaq.
El matrimonio responsable del primer ataque está formado por Dita Oepriarto y su mujer, Puji Kuswati. Los dos viajaron con sus hijos hasta Siria y allí fueron entrenados por el Daesh hasta 2017, año en el que volvieron a Indonesia.
Según datos de la policía, más de 1.000 militantes del ISIS han regresado a Indonesia listos para atentar en el archipiélago o en países cercanos como Malasia.
Además de la inquietud entre los expertos, algunas ONGs como Human Rights Watch (HRW) han denunciado el uso de niños en estos atentados suicidas. “Los atacantes usaron intencionadamente a sus propios hijos, que tenían edades entre 9 y 18 años, para o bien portar y detonar explosivos o acompañar a los padres que cometieron los atentados”, manifestaba la organización.
El 88 por ciento de los más de 260 millones de habitantes de Indonesia practica un Islam moderado, aunque existen minorías significativas de otras religiones.
Indonesia ha sufrido varios atentados yihadistas, entre ellos el perpetrado en la turística isla de Bali en 2002 que causó 202 muertos.