El hijo del expresidente chino Hu Jintao, Hu Haifeng, se convertirá en nuevo secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en la ciudad de Xian, capital de la provincia central de Shaanxi, según ha informado el diario hongkonés South China Morning Post.
Según tres fuentes citadas por el rotativo, Hu, de 47 años, pasará a ocupar un puesto equivalente al de un viceministro, después de trabajar como líder del PCCh en la ciudad de Lishui, en la provincia de Zhejiang (en el este).
Este movimiento se produce en medio de un "escándalo político" en Xian, después de que altos cargos del partido en la ciudad ignorasen "órdenes directas" del presidente chino, Xi Jinping, para demoler unas viviendas ilegales en una reserva natural de las montañas Qinling.
Así, el nombramiento de Hu buscaría "estabilizar" la situación del PCCh en la ciudad, núcleo económico del centro de China, y probar su valía en el "primer gran examen" de su carrera política, indicó el periódico de Hong Kong.
En este sentido, el analista político Zhang Lifan señaló que la promoción de Hu supone "un gesto de Xi para apaciguar a los seguidores de Hu Jintao", en un momento en que el presidente "afronta grandes desafíos, tanto dentro como fuera de China".
Graduado en Ciencias de la Computación por la Universidad Jiatong de Pekín, Hu Haifeng dio sus primeros pasos en política en 2013, después de abandonar en 2008 la presidencia de la compañía estatal Nuctech.
"En un principio, (Hu) Haifeng no estaba demasiado contento con la idea de entrar en política. Pero el Partido lo llamó porque el Gobierno central necesitaba traer a gente joven nacida en la década de los 70", afirmó una fuente cercana a Hu Haifeng, citada de manera anónima por el Morning Post.
Descrito por sus allegados como una "persona cerrada" y de "perfil bajo" como su padre, Hu Haifeng se dio a conocer en el extranjero en el 2009, cuando Nuctech fue acusada de pagar 13,11 millones de dólares (11,67 millones de euros) en sobornos para obtener un contrato en Namibia.
El Departamento de Propaganda de China censuró fuertemente este suceso, y no permitió a los medios estatales informar sobre un caso que salpicaba al hijo del anterior presidente comunista.