"Lo siento, mamá. No he tenido éxito en mi viaje. Te quiero mucho. Me muero porque no puedo respirar. Lo siento, mamá". El mensaje de despedida que la vietnamita Pham Thi Tra My, de 26 años, envió a su madre segundos antes de morir fue la clave para empezar a resolver suceso que ha horrorizado a Reino Unido en las últimas semanas. Los 39 cadáveres que el miércoles pasado fueron hallados en un camión a 30 kilómetros de Londres eran de nacionalidad vietnamita y no china como se pensó en un primer momento.
Mientras todas las noticias hablaban de víctimas chinas, los familiares de Pham Thi Tra My intentaban confirmar por todos los medios que ella viajaba en ese camión. Las asociaciones humanitarias hicieron saltar las alarmas y alertaron de que, dentro del vehículo, podría haber más personas de nacionalidad vietnamita.
En los pequeños pueblos de la provincia de Nghe An, 300 kilómetros al sur de Hanoi, la noticia conmocionaba a las comunidades, que rápidamente intuyeron que muchos de los suyos estarían entre las víctimas. "Es una catástrofe para nuestra comunidad", ha señalado un cura de la región. "Todo el distrito está inundado de desesperación y pena", ha dicho en declaraciones a la agencia Reuters.
Nghe An es una de las provincias más pobres de Vietnam y el hogar de muchas víctimas de la trata de personas que terminan en Europa, según un informe de marzo de la Pacific Links Foundation, una organización contra la trata con sede en Estados Unidos.
La provincia fue devastada por uno de los peores desastres ambientales de Vietnam en 2016 cuando una fábrica de acero propiedad de Formosa Plastics de Taiwán contaminó las aguas costeras, devastando las industrias locales de pesca y turismo.
Según informó el mismo cura, se cree que otras víctimas provienen de la provincia vecina de Ha Tinh, donde en los primeros ocho meses de este año, 41.790 personas se fueron en busca de trabajo en otros lugares, incluso en el extranjero, según los medios estatales. Para lograrlo, las familias deben pagar a las mafias cerca de 950 millones de dong,más o menos unos 36.000 euros. La cantidad es inasequible para la mayoría de los ciudadanos, en un país donde el sueldo medio es de 140 euros mensuales. Para asumirla, a menudo contraen deudas con las propias mafias.
Los familiares de Pham Thi Tra My se enteraron de lo sucedido por el fatídico mensaje de texto. Para otros, la noticia llegó a través de una llamada telefónica de un amigo, por lo general otro joven vietnamita en Europa. Le Minh Tuan se enteró de la muerte de su hijo por un hombre que escapó por poco del mismo destino.
"Había cuatro de ellos viajando juntos", dijo Le a The Times en Do Thanh, un pequeño pueblo de la misma provincia de Vietnam. "Pero los traficantes dijeron que había demasiados, y uno de ellos saltó". El hijo de 30 años de Le, Le Van Ha, permaneció en el contenedor de envío en el que moriría esa noche, junto con otros 38. Fue el amigo que dejó atrás, después de enterarse de la terrible historia de lo sucedido, quien transmitió la noticia a las familias en Vietnam.
En cuestión de horas todo el pueblo supo que habían sido sus hijos los que habían muerto. Incluso cuando la policía británica seguía hablando de víctimas chinas.
Los medios vietnamitas dicen que 24 familias en la provincia de Nghe An, donde se encuentra Do Thanh, y la provincia vecina de Ha Tinh han reportado familiares desaparecidos que pueden estar en el contenedor. La emigración ilegal a Gran Bretaña es la salida que buscan los jóvenes de la provincia para mejorar de vida y, según la población local, el horror de lo que sucedió en Essex no frenará a los vietnamitas de seguir intentándolo por las mismas vías.
"Esto es como un juego", dice otro cura de la misma provincia. "Por aquí, a menos que dirija una empresa o trabaje para el gobierno, no obtendrá una visa. Entonces la gente elige la puerta de atrás. Y seguirán haciendo lo que sea necesario para conseguir una oportunidad de mejorar su vida".
Este lunes, el conductor del camión prestó declaración en el tribunal por videoconferencia. Robinson enfrenta 39 cargos de homicidio involuntario, así como cargos de conspiración para traficar personas, conspiración para ayudar a la inmigración ilegal y lavado de dinero.
"Esto es un anillo global que facilita el movimiento de una gran cantidad de inmigrantes al Reino Unido", dijo a la corte la abogada fiscal Ogheneruona Mercy Iguyovwe. Según la fiscal, se siguen buscando otros sospechosos.