"Escuelas de formación profesional". Así define el gobierno de China los centros que una investigación de la británica BBC ha definido como campos de trabajos forzosos, donde población de la minoría uigur y otras minorías son sometidos a condiciones extremas de trabajo cercanas a la semiesclavitud. En ellos se recoge algodón, concretamente de la región de Xinjiang, más conocido como 'algodón manchado' por las condiciones a las que están sometidos los trabajadores.
Desde Beijing, el gobierno chino habla de centros de trabajo coordinados dentro de un plan masivo y voluntario de "alivio de la pobreza". Sin embargo, la investigacion llevada a cabo por el medio británico ha demostrado que más de medio millón de trabajadores están siendo asignados a la recolección manual de algodón en la provincia del noroeste del país.
Según los documentos a los que accedió la investigación -una mezcla de documentos del gobierno e informes de noticias estatales-, sólo en 2018, 150.000 recolectores de algodón habrían sido "transferidos" desde la región de Hotan y otros 60.000 habrían llegado desde la prefectura de Aksu para trabajar a las órdenes de una organización paramilitar denominada 'Cuerpo de Producción y Construcción de Xinjiang'.
La estrategia de la reubicación masiva es una técnica largamente empleada por China, de forma especial en lo que a labores agrícolas se refiere y con el argumento de luchar contra la pobreza en las zonas más desfavorecidas del país. De hecho, una de las más grandes obsesiones del presidente del gigante asiático, Xi Jinping, en los últimos tiempos es acabar de forma absoluta con la pobreza.
Es más, durante la pasada Asamblea Nacional Popular del pasado 7 de marzo se presentó como objetivo fundamental a conseguir en tiempo y forma para el centenario del Partido Comunista Chino.
Minoría uigur
Nada de lo anterior, sin embargo, tiene relación con el trato al que el gobierno chino somete a la minoría islámica del país. Especialmente desde los ataques en 2013 y 2014, el primero en Beijing y el segundo en la ciudad de Kunming. En este último, al menos 10 hombres armados con cuchillos atacaron la estación de tren con el resultados de 31 muertos y más de 130 heridos. China no dudó en culpar a grupos extremistas y separatistas de la provincia de Xinjiang.
La etnia uigur se ve a sí misma más cercana a diferentes áreas de Asia Central como Uzbekistán, Kazajistán y Kirguizistán que a la propia China, aunque la diferencia fundamental es la religión, ya que son musulmanes. Tras su intento de independencia de China en 1949, la provincia de Xinjiang tiene estatus de región autónoma como el Tíbet, aunque está fuertemente controlado desde Beijing.
De hecho, el gobierno chino comenzó una 'colonización' de Xinjiang a través de la movilización de población mayoritariamente de la etnia han, por lo que los uigures ya sólo representan el 45% de su propia región (los exiliados uigures argumentan que hay 20 millones de personas de la etnie repartidos por todo el mundo).
Solidaridad
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas expresó en agosto de 2020 su preocupación por la situación de la minoría uigur en esas "escuelas de formación profesional" en las que el gobierno chino pretende abordar el extremismo a través de la "transformación del pensamiento". Es más, según este organismo, las personas en esta situación superarían el millón.
La visibilidad de este conflicto, enquistado en el tiempo y oculto bajo el velo informativo de China, ha provocado que algunas empresas decidan no utilizar ese 'algodón manchado', aunque las consecuencias eran fáciles de imaginar.
Vetos a Nike o Adidas
Según informa Víctor Escribano en la Agencia Efe, la Liga de las Juventudes Comunistas ha comenzado a través Weibo, conocido como el Twitter chino, una campaña de despretigio y veto a la empresas occidentales que han rechazado el uso del algodón de Xinjiang.
La marca sueca H&M fue el primer objetivo a raíz de un comunidado de septiembre del año pasado en el que rechazaba el uso del 'algodón manchado'. A día de hoy ya no se puede acceder a la tienda de la compañía en las principales plataformas de comercio electrónico del país y sus establecimientos físicos han desaparecido de los mapas de Baidu y Didi, equivalentes de Google y Uber en China, respectivamente. Todas ellas son empresas privadas.
A esta presión en redes sociales, a la que se han sumado portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores y organizaciones del sector textil y de consumidores del país, también han contribuido más de una treintena de actores y otros chinos famosos, que han roto sus contratos publicitarios con diversas compañías foráneas como Nike, Adidas o Burberry.
Otras marcas internacionales han optado por protegerse del boicot emitiendo comunicados en los que se suman a una campaña que lleva por título "Yo apoyo el algodón de Xinjiang". Por ejemplo Hugo Boss, que señaló en su cuente oficial de Weibo que "el algodón de Xinjiang es uno de los mejores del mundo (...). Seguiremos comprando y apoyando el algodón de Xinjiang".
Por su parte, en un comunicado similar, la marca japonesa Asics indicó que sus cadenas de suministro locales incluyen algodón procedente de Xinjiang, que seguirán "comprándolo y apoyándolo" y que la compañía "se opone firmemente" a todas las "acciones de difamación y propagación de rumores sobre China".
Un 10% de las ventas de Hugo Boss a nivel mundial proceden de China, país que considera una "prioridad clave", mientras que en el caso de Asics la cifra asciende al 12%.
Otra de las marcas internacionales que se pronunció fue FILA, cuya división local -controlada desde 2009 por el fabricante chino ANTA Sports- defendió el uso del algodón de Xinjiang y anunció su retirada de la Iniciativa para un Mejor Algodón (BCI), la mayor organización mundial dedicada a la sostenibilidad y las buenas prácticas laborales de este material.