Un estudio publicado este martes calcula que Corea del Norte podría poseer más de 240 armas nucleares para el año 2027 y realiza una polémica recomendación: volver a desplegar armas atómicas en Corea del Sur.
"Hasta 2019 se estima que Corea del Norte ha adquirido 30-60 kilos de plutonio y entre 175 kilos (como mínimo) y 645 kilos (como máximo) de uranio enriquecido", explica el informe, publicado conjuntamente por el Instituto Asan y la Corporación Rand, dos laboratorios de ideas fundados por grandes grupos empresariales.
A partir de estos números, "se estima que el número total de armas nucleares de Corea del Norte para 2027 estaría entre 151 y 242", a lo que habría que sumar "decenas de misiles balísticos intercontinentales móviles (ICBM)", según el texto.
En esa situación, el informe sostiene que Corea del Norte actuará de manera cada vez más amenazante para con el Sur y que "para evitar una guerra nuclear" la alianza entre Seúl y Washington debe "enfatizar la claridad estratégica más que la ambigüedad estratégica" en la que incurre actualmente, siempre en opinión de los autores.
El análisis considera que EEUU y Corea del Sur deberían enviar un mensaje que indique con claridad al régimen norcoreano que el uso de armas nucleares supondrá "un contraataque nuclear inmediato" por parte de Washington y "conducirá con toda seguridad a su desaparición".
Por ello, dice el estudio, "deben considerarse seriamente" opciones como desplegar activos estadounidenses tales como armas nucleares tácticas (de corto alcance) en Corea del Sur y misiles balísticos de alcance intermedio.
EEUU asegura que retiró todas sus armas tácticas nucleares de Corea del Sur en 1991 -cuando Corea del Norte aún no poseía armas atómicas- para evitar una mayor escalada de tensión en la península, y la posibilidad de volver a desplegarlas es un tema controvertido que divide a los surcoreanos.
El pasado enero, el líder norcoreano Kim Jong-un advirtió que empezaría a probar nuevas armas de destrucción masiva si EE. UU. no proponía nuevas fórmulas para retornar a las conversaciones sobre desarme y relajación de sanciones, estancadas desde 2019.
El nuevo Gobierno de EE. UU. está revisando actualmente la que será su nueva estrategia para lidiar con Pionyang, que a finales de marzo ejecutó dos test de misiles con la aparente intención de aumentar la presión sobre Washington.