La depuesta líder de Birmania, Aung San Suu Kyi, bajo arresto desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero, se podría enfrentar a un juicio en el Tribunal Supremo por violación de secretos oficiales sin derecho a contar con un abogado para su defensa, según informó este viernes un miembro de su equipo legal.
El abogado Khin Maung Zaw denunció en declaraciones a Efe que la Corte Suprema ha anunciado una lista de vistas judiciales para el próximo 24 de junio, incluida la de Suu Kyi y otras cuatro personas, en la que los acusados tienen que defenderse ellos mismos.
"El Estado está representado por la oficina del fiscal general, pero ninguno de los demandados está representado por un abogado. Se defenderán ellos mismos", afirmó el letrado sobre esta vista relacionada con la acusación de revelación de secretos oficiales que pende sobre Suu Kyi y que puede acarrearle una pena de hasta catorce años de cárcel.
Asimismo, criticó que ninguno de los abogados defensores de los cinco acusados, incluido el australiano Sean Turnell, asesor económico de Suu Kyi, hayan sido informados de la vista e ignoran si los acusados lo han sido.
Diferentes procesos
La derrocada líder, de 75 años, se enfrenta a dos procesos diferentes, el del Supremo y otro en un tribunal de la capital en el que se la juzga por varios cargos como la importación ilegal de dispositivos electrónicos, la vulneración de las normas contra la Covid-19 o la incitación al odio.
La nobel de la paz, que en un principio estuvo en arresto domiciliario en su residencia oficial de la capital, ha sido trasladada a un lugar desconocido, según reveló a principio de semana el Gobierno de Unidad Nacional, formado por aliados de Suu Kyi y autoproclamado como gobierno legítimo.
Según los abogados de la líder democrática, que pudieron reunirse con ella por primera vez el pasado 24 de mayo, desde su detención Suu Kyi vive aislada y sin noticias de lo que ocurre en el país.
Primeras imágenes
La televisión pública de Bimania MRTV mostró ese día las primeras imágenes de la líder desde el levantamiento militar que derrocó al Gobierno democrático de Birmania y que ha sumergido al país en una situación de caos y represión.
La exmandataria apareció en esas imágenes con mascarilla en el banquillo de los acusados junto al depuesto presidente, Win Myint, y Myo Aung, que también fue detenido el día del golpe y que está siendo juzgado por varios delitos.
Más de 840 personas han muerto desde el golpe por la brutal represión de las fuerzas de seguridad, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que contabiliza en más de 5.600 los detenidos.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.