Estados Unidos hizo pública este lunes su "preocupación" por el avance de los talibanes en Afganistán, pero insistió en que la estrategia militar debe ser la que decidan las fuerzas locales y que, en cualquier caso, Washington mantendrá el apoyo aéreo "cuando sea viable", expresó en conferencia de prensa el portavoz del Pentágono, John Kirby, que no quiso concretar si esa ayuda continuará más allá de la retirada de las tropas estadounidenses, a finales de agosto.
El Gobierno afgano aseguró en julio que Estados Unidos mantendría su apoyo aéreo a las fuerzas afganas después de la retirada militar, lo que incluiría ataques aéreos en defensa de las fuerzas afganas bajo ataque, apoyo logístico, financiamiento e inteligencia, si bien Kirby insistió en que son las fuerzas afganas las que tienen que "defender su país". A su juicio, éstas tienen capacidad suficiente para "marcar la diferencia en el campo de batalla" y ganar.
"Tienen muchas ventajas que los talibanes no tienen, y tienen que utilizarlas", insistió Kirby, quien recalcó que el Ejército y la Policía afganos cuentan con 300.000 efectivos y que la única debilidad es aérea, precisamente la que compensaría Estados Unidos. "on sus capitales, es su pueblo el que tienen que defender", añadió el portavoz, convencido de que se logrará que Afganistán no se convierta en un "refugio seguro" para los grupos terroristas con intención de atacar a los estadounidenses.
Los talibanes lograron este lunes capturar una nueva capital de provincia afgana, la sexta que cae en menos de una semana. Se trata de la ciudad de Aybak, capital de la provincia norteña de Samangan, que cayó en manos de los insurgentes después de que las fuerzas nacionales se rindiesen ante los combatientes sin ofrecer resistencia.
Maniobras de China y Rusia
China y Rusia han emprendido esta semana maniobras militares conjuntas "antiterroristas" en un momento en que los dos países se enfrentan a "desafíos por la cambiante situación de seguridad en Asia Central" tras la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, apuntan los medios oficiales. Los ejercicios comenzaron el lunes y se prolongarán hasta el viernes en la región septentrional china de Ningxia con la presencia, de parte china, de cazas J-20, bombarderos H-6K y aviones militares de transporte Y-20, entre otros.
También estarán presentes los misiles de defensa HQ-17, presentados en público por primera vez en octubre de 2019 y capaces de derribar "todo tipo de amenazas aéreas" que entren en su perímetro defensivo, incluyendo aviones furtivos de combate, helicópteros, aviones de combate no tripulados y misiles de crucero.
Se trata además de las primeras maniobras conjuntas que alberga el país asiático desde el comienzo de la pandemia de la Covid, y su objetivo es, según un comunicado del Ministerio de Defensa chino, "ampliar los esfuerzos antiterroristas de los dos países" y "demostrar la firme determinación y capacidad de ambas partes para salvaguardar conjuntamente la paz y la seguridad internacional y regional".
Expertos chinos indicaron al diario Global Times que los ejercicios buscan una mayor cooperación militar en un contexto de seguridad "difícil" dada la situación en Afganistán, donde el avance de los talibanes hace tambalear al país tras décadas de conflicto.
"La retirada irresponsable de las tropas estadounidenses de Afganistán es una carga para los países vecinos de Asia Central. Como grandes potencias, China y Rusia tienen que desempeñar su papel, consistente en asegurar la paz y la estabilidad y de prevenir el avance de fuerzas terroristas en la región", comentó un experto a Global Times.
China y Afganistán comparten unos 60 kilómetros de frontera en la región noroccidental china de Xinjiang, región mayoritariamente de etnia uigur en la que durante las últimas décadas se han registrado ataques de distinta índole, incluidos atentados terroristas.