Ferdinand "Bongbong" Marcos, hijo del dictador filipino Ferdinand Marcos, anunció este martes que se presentará a las elecciones presidenciales de 2022, 35 años después de que su padre fuera depuesto por una revolución popular pacífica.
"Hoy anuncio mi intención de presentarme para la presidencia de Filipinas en las elecciones de mayo de 2022. Traeré esa forma de liderazgo unificador a nuestro país", anunció Marcos en un vídeo grabado en su página de Facebook.
Marcos, que ha sido senador y perdió la vicepresidencia en 2016 por unos miles de votos, llevaba meses especulando con su candidatura para alcanzar la ansiada vuelta al poder de su familia, que tuvo que exiliarse a Hawái tras la deposición de su padre en 1986.
En un discurso en inglés y tagalo de apenas tres minutos en que se centró en los estragos causados por la pandemia de covid-19, Marcos recalcó la necesidad de la unidad nacional y "una visión compartida" del país para salir de la crisis.
"Uníos a mí en la más noble de las causas y tendremos éxito", dijo "Bongbong" Marcos delante de un grupo de simpatizantes al final del vídeo, grabado en Manila.
La candidatura llega después de meses de rumores difundidos en la prensa y las redes sociales, donde se especuló con que elegirá como compañera para la vicepresidencia a Sara Duterte, hija del actual presidente, que también se plantea optar a la presidencia.
A sus 64 años, el hijo del dictador que gobernó Filipinas durante más de dos décadas afronta su mayor desafío político en unos comicios en el que se enfrentará, entre otros, al doce veces campeón mundial de boxeo, Manny Pacquiao, y al actual alcalde de Manila, Isko Moreno.
Según las últimas encuestas, sus índices de popularidad le permiten soñar con emular a su progenitor, cuya figura sigue controvertida y atrae a cada vez más nostálgicos.
Marcos se estrenó en la política cuando en 1980, a los 23 años, se convirtió en vicegobernador de la provincia de Ilocos Norte, el feudo de los Marcos, donde también ejerció de gobernador antes de convertirse en senador entre 2010 y 2016.
La recuperación del poder, que consideran usurpado tras la revolución popular pacífica apoyada por la Iglesia Católica y algunas élites en 1986, es desde entonces una obsesión de la dinastía, cuya matriarca, Imelda Marcos, también se presentó a la presidencia en 1992.
A sus 92 años y retirada ya de la política tras mantener su escaño de congresista hasta 2019, la llamada "Mariposa de hierro" ha sido la defensora más tenaz del legado de su marido, fallecido en su exilio hawaiano en 1989.
El revisionismo respecto a la figura del dictador Ferdinand Marcos, que impuso una férrea Ley Marcial en 1972 y reprimió cualquier conato de disidencia, ha sido impulsado en los últimos años por el actual presidente, Rodrigo Duterte, que autorizó el traslado de sus restos mortales al Cementerio de los Héroes de Manila en 2016 y calificó a Bongbong de "sucesor adecuado".
Bongbong y su hermana Imee también sugirieron eliminar de los libros de historia las menciones a los abusos de derechos humanos durante el mandato de su padre, un periodo de estabilidad y prosperidad según ellos, y animaron a sus detractores a "pasar página".