Miles de monjes budistas se manifestaron este viernes en Seúl para reclamar al Ejecutivo surcoreano disculpas por las declaraciones de un parlamentario del partido gobernante, quien criticó las tarifas que cobran los templos a los visitantes de parques nacionales.
El origen de las protestas fueron unas palabras de Jung Chung-rai, diputado del gobernante Partido Democrático del presidente Moon Jae-in, en las que comparó las entradas que cobran los templos por "visionado de templos culturales" con un estafador legendario que vendía agua del río a cambio de dinero.
Los templos budistas que se ubican en parques nacionales de Corea del Sur cobran entre 3.000 y 4.000 wones (entre 2,2 y 2,9 euros) a todos los visitantes, sin importar si estos visitan o no las instalaciones religiosas.
Este dinero se emplea para el mantenimiento de los templos y las zonas privadas pertenecientes a los mismos dentro de los parques, según defienden las principales organizaciones budistas del país, que acusan al Gobierno de tener un sesgo contrario a esta religión.
La movilización de este viernes tuvo lugar por iniciativa de la secta budista Jogye, la mayor del país y la que fue objeto de los comentarios del citado diputado.
Se trata de la primera manifestación a gran escala de este tipo que tiene lugar en Corea del Sur desde otra que se convocó en 1994 para reformar la secta.
Los monjes, que se concentraron en el templo Jogye, en el centro de Seúl, reclamaron disculpas de primera mano del presidente Moon, así como más medidas para evitar los prejuicios contra el budismo (una de las principales religiones practicadas en el país asiático) y para preservar el patrimonio nacional.
La manifestación tiene lugar a menos de dos meses de que se celebren comicios presidenciales en Corea del Sur, y los analistas creen que la polémica podría perjudicar las aspiraciones de Lee Jae-myung, el candidato del gobernante Partido Democrático para suceder a Moon en el Gobierno.