Por qué el régimen chino teme tanto al obispo católico de 90 años detenido en Hong Kong
El religioso Joseph Zen, voz crítica contra el comunismo, fue detenido el pasado miércoles por "colaborar con fuerzas extranjeras".
13 mayo, 2022 04:36Noticias relacionadas
La pasada tarde del miércoles, las autoridades de Hong Kong arrestaron a Joseph Zen, un obispo católico ya retirado de 90 años. ¿Los cargos? Acusado de "supuesta colaboración con fuerzas extranjeras", uno de los cuatro delitos tipificados en la controvertida Ley de Seguridad Nacional que la Asamblea Nacional Popular de China (ANP) impuso en Hong Kong en 2020 tras una tramitación exprés y poco transparente. Unas horas más tarde, sobre las 11:15 de la noche, hora local, el religioso era puesto en libertad bajo fianza y abandonaba la comisaría de Chai Wan.
La breve detención de uno de los más reconocidos representantes de la Iglesia asiática y de otras dos personas -la cantante Denise Ho Wan-sze y la legisladora y exdiputada Margaret Ng Ngoi-yee, según el diario South China Morning Post- ha vuelto a poner sobre la mesa las supuestas violaciones legales de la Ley de Seguridad Nacional. Un texto que organizaciones como Amnistía Internacional o Naciones Unidas han calificado de "imprecisa" e "incompatible con el ejercicio de ciertos derechos fundamentales". ¿Y es que por qué un obispo podría suponer una amenaza para la seguridad de China?
Lo cierto es que Zen, uno de los representantes de la Iglesia asiática, y el resto de detenidos eran administradores del 612 Humanitarian Relief Fund, un fondo creado para ayudar a los arrestados durante las manifestaciones a favor de la democracia que se iniciaron en Hong Kong en junio de 2019 y se prolongaron hasta el estallido de la pandemia.
Ese verano, millones de hongkoneses se lanzaron en las calles para protestar contra el proyecto de Ley de Extradición con el que Pekín proponía enviar a los acusados de ciertos delitos penales a Taiwán o a China continental. Es decir, a la zona que se encuentra bajo la soberanía de la República Popular China.
Conviene recordar que, aunque Hong Kong forma parte de China, no lo hace de la misma manera que Pekín o Shanghái, sino que desde 1997, cuando Reino Unido renunció a la que había sido una de sus más importantes colonias, el territorio cuenta con un alto nivel de autonomía política, económica, judicial y social. Cierto grado de independencia de la que podrá disfrutar hasta 2047, según se determina en la Declaración Conjunta Sino-Británico que hizo efectivo el traspaso de soberanía. Sin embargo, China todavía tiene cierto control sobre el territorio y no duda en ejercerlo.
De hecho, el fondo humanitario del que era cofideicomisario el obispo Zen y que distribuyó hasta 30 millones de dólares en ayudas dejó de operar a finales de octubre de 2019 por presiones políticas. O, según declararon los creadores al medio local Hong Kong Free Press, por "el actual clima político".
Eso no ha impedido que el nuevo jefe del Ejecutivo de Hong Kong, el expolicía John Lee, afín al régimen del Partido Comunista Chino (PPC), haya decidido arrestar a los administradores del Fondo 612 apenas cuatro días después de ser elegido (como único candidato) el nuevo líder del territorio. Y lo ha hecho amparándose en una legislación que se percibe como una herramienta impuesta por el Gobierno de Xi Jinping para criminalizar cualquier oposición política y que contempla penas de cadena perpetua para quienes planeen actividades "terroristas", "sediciosas" o "subversivas".
"Protegeré Hong Kong de amenazas internas y externas y aseguraré su estabilidad", anunció Lee en su toma de posesión del cargo. De ahí que, según diversos medios locales, la detención de los activistas prodemocracia sea una declaración de intenciones.
Tensiones entre Pekín y el Vaticano
La detención del obispo Zen, famoso por defender la democracia y las comunidades cristianas en Hong Kong, también podría afectar a las turbulentas relaciones entre el Vaticano y Pekín.
La tensión se remonta a 1949, cuando Mao Tse Tung expulsó a los misioneros católicos del país, que no encajaban dentro de su revolución comunista ni en la nueva República Popular. Dos años después ambos países rompieron definitivamente las relaciones... hasta que el papa Francisco intentó restañarlas en 2018.
Ese septiembre, anunciaron un histórico acuerdo -eso sí, provisional- para promover una reconciliación. La voz del obispo Zen también se escuchó entonces. "El trato es un gran paso hacia la aniquilación de la verdadera Iglesia en China", escribió en un artículo para The New York Times. Una crítica feroz hacia un Gobierno que parece que cada vez tiene más voz y voto en la región de Hong Kong.