Arabia Saudí condenó a muerte a Awad Al-Qarni, un destacado profesor de derecho, por cometer delitos como: tener una cuenta en la red social Twitter o compartir noticias consideradas de "peligrosas", a ojos del régimen saudí, a través de Whatsapp.
Detenido en 2017, los detalles sobre el juicio se han podido conocer gracias a que su hijo Nasser -que se encuentra exiliado y pidiendo asilo en Reino Unido- los ha compartido con el medio británico The Guardian. En el momento de su detención, según reveló también su hijo a Bloomberg, su casa sufrió un asalto propio de "un campo de batalla", con cerca de 100 soldados. "En el momento en que abrió la puerta, se abalanzaron sobre él e intentaron entrar a la casa vestidos de civil, pero mi padre los empujó y cerró la puerta", explicaba su hijo por aquel entonces.
Nasser está amenazado por las autoridades de su país desde entonces. El arresto de Al-Qarni desembocó en una importante política de represión contra la disidencia saudí. El país asegura que no tiene ningún preso político.
A pesar de este proceso de persecución a sus opositores por parte del Gobierno de Arabia Saudí, importantes organismos internacionales, como hizo la FIFA en el Mundial de Qatar, han continuado invitando a sus eventos a personalidades de la Casa Real saudí, como es Mohamed bin Salman.
Los propios medios árabes afines al régimen mantienen una importante campaña de desprestigio contra el académico, que llegó a tener 2 millones de seguidores en redes. Tiene prohibido escribir desde 2017 en base a una sentencia del Tribunal Penal Especializado de Riad. Por contra, desde la oposición al régimen está considerado como uno de los intelectuales más importantes con los que cuenta el país.
[Bin Salman, presunto asesino de Khashoggi, en la ceremonia inaugural de Qatar junto a Infantino]
Según la traducción de la sentencia que ofrece el citado medio inglés, Al-Qarni "utilizó cada oportunidad de la que dispuso para ofrecer sus opiniones en Twitter". De igual modo, los documentos aseguran que participó en un chat de WhatsApp que elogiaba a la oposición. También se incluye dentro de las acusaciones la participación en grupo de Telegram. Todos estos hechos fueron motivos de peso a la hora de condenar a muerte al profesor.
La pena de muerte en Arabia Saudí está ligada a una importante cantidad de delitos, desde crímenes por homicidios hasta extraños casos de brujería. La tortura a los presos y los castigos físicos a fin de que estos confiesen hechos que nunca han ocurrido pero que concuerdan con la versión del régimen también están ampliamente extendidos.
En el pasado, el país condenó a otros periodistas y académicos por discernir con las propuestas del Gobierno. En 2012, un bloguero saudí fue condenado a muerte, pena que tras la presión de Occidente fue conmutada por 1.000 latigazos y diez años de prisión.