La visita del presidente de China, Xi Jinping, a su homólogo ruso, Vladímir Putin, ha elevado varios grados la temperatura del polvorín asiático. La política expansionista de China, que mira hacia Taiwán en busca de una reunificación ansiada desde Pekín, ha puesto en alerta al resto de naciones del Pacífico ante la pérdida de influencia de Estados Unidos, garante de la paz en el mencionado territorio desde hace décadas.
De hecho, el conflicto parece inevitable para altos cargos del ejército norteamericano. Según detalla este domingo The New York Times, varios comandantes de Washington creen que, en una fecha cercana al 2025, este podría estallar.
No sólo la cuestión China preocupa en estos momentos a Estados Unidos y a sus aliados del Pacífico. Las continuas provocaciones de Corea del Norte de un tiempo a esta parte también inquietan al Gobierno de Biden. Esta misma semana, Pionyang logró probar con éxito un nuevo dron submarino capaz de provocar tsunamis radiactivos. Todo ello, mientras las fuerzas armadas estadounidenses realizaban importantes maniobras que en el sur de la península con Corea del Sur.
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Incluso Japón va a poner fin a su marcada tradición pacifista. El Gobierno nipón anunció el pasado mes de diciembre que doblará durante el presente lustro su inversión en defensa -pasará del 1% del PIB al 2%-, convirtiéndose en la tercera potencia militar del Pacífico, sólo por detrás de Estados Unidos y China.
A esta ecuación hay que sumar la operación a tres bandas entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para impulsar el desarrollo de un submarino nuclear en el marco de la alianza AUKUS, todo ello con el único fin de frenar la influencia de China en las regiones del Indopacífico.
Por primera vez en 65 años, una administración norteamericana va a compartir inteligencia militar para permitir que terceros países, en este caso Australia, desarrolle su propia tecnología. Sólo seis países (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia e India) poseen esta tecnología en su arsenal.
Todos estos nuevos pactos, alianzas y políticas expansionistas de gastos militar también inquietan al 'otro bando'. Durante su cita en Moscú, Vladímir Putin y Xi Jinping expresaron mediante una declaración conjunta su "gran preocupación" por el reforzamiento de los lazos militares de la OTAN con los países de la región de Asia-Pacífico.
A tales efectos, tanto Rusia como China se han opuesto al despliegue por parte de las potencias nucleares de armamento estratégico fuera de sus fronteras e instan a retirarlo a aquellas que ya lo han hecho.
Los propios funcionarios del Ejecutivo de EEUU reconocen a The New York Times que las tensiones aumentan, y aumentarán, a medida que los presupuestos en defensa se disparen durante los próximos años.
Estados Unidos y China viven su momento más tenso en años. Desde que el Gobierno de Washington derribase el pasado mes de febrero un globo espía que sobrevolaba territorio de EEUU las relaciones se encuentran en punto muerto. De hecho, a raíz de estos hechos, la administración Biden suspendió la visita a Pekín de su secretario de Estado, Antony Blinken, aunque en las últimas fechas ha mostrado su intención de retomar el encuentro.