Cientos de musulmanes se han atrincheraron en la madrugada del domingo en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, tras el rezo de medianoche en pleno Ramadán. Mientras, miles de judíos acuden durante toda la mañana al colindante Muro de las Lamentaciones para participar en la tradicional Birkat Kohanim, una bendición sacerdotal masiva que se produce en mitad de Pésaj o Pascua Judía.
A primera hora de la mañana, la policía israelí preparó un dispositivo para desalojar el templo sagrado musulmán. Finalmente, no lo hizo para evitar nuevos enfrentamientos con fieles musulmanes como los vividos miércoles y jueves, que dejaron 350 detenidos y 30 heridos, y que provocaron que milicias palestinas lanzaran cohetes desde Gaza y el sur de Líbano.
La tensión en la zona sagrada se debe al acceso por parte de judíos sionistas a la Explanada de las Mezquitas, vulnerando el pacto firmado en el año 1967 entre Israel y Jordania. Mediante este acuerdo los judíos no pueden rezar dentro de la Explanada de las Mezquitas, o el Monte del Templo para ellos porque se cree que ahí mismo se levantó el Segundo Templo (el lugar por tanto más sagrado para el judaísmo donde solo pueden orar algunos rabinos). Por este motivo, los judíos oran desde el cercano Muro de los Lamentos, mirando hacia donde se ubicó el templo.
Decenas de judíos, organizados en grupos de veinte en veinte y escoltados por la policía israelí accedieron a dicha explanada, lo que ha provocando el enfado de palestinos y fieles musulmanes, que les gritaron e increparon desde dentro de Al Aqsa.
Sin embargo, en las últimas décadas, en paralelo al auge del sionismo religioso, cada vez más rabinos instan a entrar a la Explanada a rezar violando el statu quo acordado, donde los judíos solo pueden entrar como visitantes.
De hecho, para evitar tensiones, Israel suele prohibir la entrada de judíos a la Explanada de las Mezquitas durante el Ramadán, pero grupos sionistas religiosos (en general alineados con el movimiento colono) han presionado para poder entrar esa semana de Pésaj, unas de las fiestas judías más importantes. Los rezos de Ramadán y el Pésaj coinciden esa semana también con la Semana Santa católica, que hoy celebra también en la Ciudad Vieja de Jerusalén el Domingo de Resurrección, con misas y procesiones en torno al Santo Sepulcro.