William Lai (también conocido como Lai Ching-te) ha logrado la victoria en los comicios celebrados en la isla de Taiwan imponiéndose a sus opositores con un 40,3% de los votos y más de 5 millones de votos, según los últimos datos difundidos por la Comisión Electoral Central (CEC).
Con esos datos, Lai ha superado con holgura a los candidatos opositores del Kuomintang (KMT), Hou Yu-ih (33,4 %), y del Partido Popular de Taiwán (PPT), Ko Wen-je (26,3 %), quienes rechazaron concurrir a las elecciones en coalición abriendo la puerta a la victoria del candidato presidencialista.
Sin embargo, en las elecciones parlamentarias celebradas paralelamente, el resultado de Kuomintang y del Partido Popular ha arrebatado a Lai la mayoría en el Yuan Legislativo.
Pese a ello, el candidato del partido gobernante ha celebrado la victoria lanzando el mensaje de que con este resultado "le estamos diciendo a la comunidad internacional que, entre democracia y autoritarismo, nos quedamos del lado de la democracia" y que "Taiwán continuará caminando al lado de las democracias del mundo", ha asegurado Lai en una conferencia de prensa ante 400 periodistas tras la victoria.
Fiel defensor de la soberanía de la isla, Lai ocupaba el cargo de vicepresidente de la nación y con su victoria ha logrado un hecho sin precedentes en la historia democrática de Taiwán, que verá por primera vez al mismo partido en la presidencia durante tres mandatos consecutivos.
La elección de Lai, quien se define a sí mismo como un "pragmático trabajador por la independencia de Taiwán", augura un recrudecimiento de las relaciones con China, que considera la isla una provincia rebelde.
A lo largo de la campaña, basada en el miedo a China, el próximo mandatario prometió continuar las políticas de la actual presidenta, Tsai Ing-wen, para mantener la paz en el estrecho de Formosa: aumentar las capacidades militares, reforzar la independencia económica, estrechar los lazos con las principales democracias del mundo y construir un liderazgo basado en principios.
En esta línea, Lai no considera necesario declarar formalmente la independencia de Taiwán, argumentando que la isla ya funciona, de facto, como un país independiente bajo el nombre de la República de China.
Un "grave peligro"
Lai, quien partía como claro favorito en la previa de estos comicios, fue calificado por la prensa estatal de China como un "grave peligro", ya que consideraban que en caso de llegar al poder "presionaría por la actividades separatistas para la independencia de Taiwán y creará turbulencias en el estrecho".
Por su parte, Lai ha asegurado que "Taiwán está dispuesto a dialogar con China sobre la base de la dignidad y la paridad" y se ha mostrado decidido a "salvaguardar" a su país de "las amenazas e intimidaciones de China".
"Esperamos que China reconozca la nueva situación y entienda que sólo la paz beneficia a ambos lados del estrecho. La paz y la estabilidad globales dependen de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, y China también tiene una responsabilidad", ha añadido.