Miles de personas se congregaron el pasado miércoles en las calles de Johor Bahru, la segunda ciudad más poblada de Malasia, para despedir al sultán del estado, Ibrahim Iskandar. Mientras tanto, en las bulliciosas calles de Kuala Lumpur, la capital del país, una multitud aguardaba con expectación su llegada. Tres décadas después del reinado de su padre, vuelve a ser monarca un sultán de Johor, un nombramiento que genera unas grandes expectativas en el país

En una opulenta ceremonia en el Palacio Nacional de la capital malasia, Ibrahim fue investido como el decimoséptimo monarca de Malasia en sustitución del sultán Al-Sultan Abdullah Sultan Ahmad Shah, del estado de Pahang. El sultán de Johor inicia ahora un mandato de cinco años como parte del particular sistema monárquico rotativo conocido como  'Yang di-Pertuan Agong', donde los líderes de las nueve familias reales de Malasia se turnan cada cinco años en el cargo. Este arreglo ha estado en vigor en el país desde su independencia en 1957. 

El nuevo monarca es un hombre poco usual y muy dado a las excentricidades. Es famoso por su amor por las motos, los coches de lujo e incluso los aviones, pero también se aventura en el mundo de las redes sociales. En Instagram (donde tiene casi un millón de seguidores) y en TikTok, comparte su día a día y exhibe con regularidad su impresionante colección de más de 300 vehículos de lujo. Entre ellos, destaca un deslumbrante Ferrari Testarossa amarillo, así como un vehículo que afirma que fue un regalo de Adolf Hitler a su bisabuelo. 

@theroyaljohor HM SULTAN IBRAHIM - CAR ENTHUSIAST Today, HM Sultan Ibrahim Ibni Almarhum Sultan Iskandar test drove his Ferrari Testarossa, a cultural icon of the 1980s and one of the most mass-produced Ferraris at almost 10,000 cars built. #johorroyalpressoffice #sultanjohor #theroyaljohor #johor ♬ original sound - The Royal Johor

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Los activos de su familia, según una investigación de Bloomberg, alcanzan al menos los 5.700 millones de dólares. Su cartera de intereses comerciales abarca una amplia variedad de sectores, que incluyen desde el sector inmobiliario hasta la minería. También posee una desidencia en Perth (Australia) y un valioso terreno en el centro de Singapur a nombre de su hijo.

El unificador de los malasios

A pesar de su suntuoso estilo de vida, Ibrahim es una figura muy popular en su estado natal, tal y como revela una encuesta de 2017 que demostró que el 75% de los johoreanos están satisfechos con su liderazgo. A lo largo de su mandato, ha insistido en que sus súbditos en Johor deben mirar más allá de la raza y la religión como factor de unión. “Como sultán de Johor, ha adoptado una postura dura contra el conservadurismo religioso y la discriminación racial”, explica a EL ESPAÑOL Rahman Yaacob, investigador del Programa del Sudeste Asiático de Lowy Institute.

El sultán de Johor en la ceremonia de su coronación en el Palacio Nacional de Kuala Lumpur. Mohd Rasfan Reuters

La influencia de su enfoque laico y su compromiso con la promoción de relaciones armoniosas entre distintos grupos étnicos en el trono, según Yacoob, pueden desempeñar un papel crucial en contrarrestar el avance del conservadurismo religioso en el país. Por ejemplo, ha criticado reiteradamente al Parti Islam Se-Malaysia, un partido que defiende políticas islámicas como la prohibición del alcohol, la implementación de la sharia y la imposición de un código de vestimenta conservador para las mujeres.

A sus 65 años, se espera que su carácter amable y progresista no solo lleve el peso de la corona, sino que también traiga consigo un cambio positivo en la economía, en la diplomacia y en la unidad nacional. El nuevo monarca llega a la jefatura de Estado en momento de relativa calma, con el primer ministro Anwar Ibrahim a la cabeza de un gobierno de unidad que incluye a antiguos rivales de la Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO), así como a representantes de los estados borneanos de Sabah y Sarawak.

El arco con corona en la entrada principal del palacio Istana Bukit Serene, la residencia oficial del sultán de Johor, en Johor Bahru. Mohd Rasfan Getty

Si esta perspectiva continúa, señala Hwok-Aun Lee, investigador principal del ISEAS-Yusof Ishak Institute, no se espera que adopte medidas bruscas y “preservará la estabilidad y la continuidad política y económica”. Sin embargo, Ibrahim ya ha dejado claro que durante su reinado primará el interés general sobre el de los políticos. "Sois 22 en el Parlamento, fuera hay más de 30 millones. No estoy con vosotros, estoy con ellos", señaló en una entrevista a diario singapurense The Strait Times

La monarquía desempeña un papel principalmente ceremonial en Malasia como jefe de Estado, comandante de las fuerzas armadas y cabeza visible del Islam en el país. No obstante, en los últimos años, la monarquía de Malasia vio crecer su influencia durante el reinado del rey anterior, el sultán Abdullah, quien utilizó sus poderes discrecionales durante un período de inestabilidad política para elegir a tres primeros ministros entre 2020 y 2022.

Una guerra contra la corrupción

El sultán Ibrahim ingresa al Palacio Nacional con muchas ideas nuevas. En el ámbito económico, según Yacoob, es probable que el recién coronado monarca busque influir en las políticas económicas del gobierno y alinearlas con sus intereses. Uno de sus principales objetivos es tratar de revitalizar el proyecto de tren de alta velocidad entre Kuala Lumpur y Singapur, una propuesta abandonada que atraviesa Johor. La visión de Ibrahim incluye que el trayecto pase por Forest City, posiblemente con la intención de revitalizar una ‘ciudad fantasma’ que él mismo ha promocionado en el pasado y donde colaboró estrechamente con empresarios chinos. 

Vista de los apartamentos de la urbanización Forest City de Country Garden, en Johor Bahru. Edgar Su Reuters

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En el frente político, su principal prioridad es combatir la corrupción. En una entrevista al periódico singapurense The Strait Times en noviembre de 2023, el sultán propuso que la agencia anticorrupción y la Petroliam Nasional Berhad (Petronas) —la empresa estatal de petróleo y gas—, que actualmente supervisa el primer ministro, dependiera directamente del rey. El primer ministro manifestó claramente su desacuerdo con la declaración de Ibrahim, subrayando que considera que se trata meramente de una sugerencia.

En todo caso, su llegada al trono llega en un momento espinoso, mientras el país se encuentra inmerso en una campaña contra la corrupción que ha afectado a destacadas figuras políticas de la era de Mahathir Mohamad, el primer ministro más longevo de la democracia malasia, que lideró el país entre 1981 y 2003, y posteriormente entre 2018 y 2020.

Un anuncio digital del sultán de Johor, Ibrahim Iskandar, en Johor Bahru, Malasia, el jueves 4 de enero de 2024. Aparna Aparna Nori Getty

Simultáneamente, su ascenso coincide con un indulto parcial, aprobado por el sultán saliente, a Najib Razak, ex primer ministro condenado a doce años de prisión por el escándalo de corrupción 1MDB. Según los analistas, la decisión de Abdullah, dada a conocer el pasado viernes, parece destinada a apaciguar las tensiones con la UMNO, donde el exdirigente aún mantiene una considerable influencia.

El cumplimiento de todas las aspiraciones no será una tarea simple, ya que dependerá en gran medida de la influencia que el monarca pueda ejercer sobre el poder político, pero, sobre todo, de la solidez del gobierno. "En una situación en la que el gobierno es débil, el gobierno no puede imponer la ley al gobernante", llegó a reconocer Mahathir en diciembre

Para Yacoob, si bien el papel constitucional del rey no se extiende a las políticas o la economía, la monarquía es ampliamente respetada por los malasios, especialmente entre la población malaya, la principal etnia del país. "Por ello, el Rey puede utilizar medios no institucionales o su influencia para intentar marcar el rumbo de la política y la economía de Malasia. Hasta qué punto tendrá éxito dependerá de la fuerza del gobierno. Es probable que un gobierno con una mayoría fuerte pueda oponerse al rey", concluye el investigador del Lowy Institute.