Las elecciones más grandes del mundo se ponen en marcha este viernes. Casi 1.000 millones de personas están llamadas a las urnas en unos gigantescos comicios para elegir a los 543 diputados que componen la cámara baja del Parlamento de la India, el Lok Sabha. Los indios se enfrentan a unas elecciones cruciales, donde tendrán que decidir si otorgar un tercer mandato consecutivo a Narendra Modi y su nacionalista Partido Bharatiya Janata (BJP) o, en cambio, apostar por el histórico Congreso Nacional Indio.
Bajo el mandato del nacionalista hindú Modi, India se ha convertido en el país con el mayor crecimiento económico del mundo. Sin embargo, las acusaciones de autoritarismo y su retórica religiosa —busca transformar la república laica india en una en el que predomine el hinduismo—, han acrecentado la crispación y la división interna del país. Si bien los hinduistas constituyen la mayoría en el país, las minorías tienen un importante peso en la población nacional, especialmente los musulmanes, que constituyen 200 millones de los más 1.400 millones de habitantes.
Mientras tanto, el Congreso Nacional India (CNI), que antaño dominó con puño de hierro la política nacional y ahora se encuentra en la oposición, acumula fracaso tras fracaso. En las últimas dos elecciones consiguió tan sólo 44 escaños (en 2014) y 52 escaños (en 2019). Para revertir la tendencia negativa, en esta ocasión el Congreso ha formado una alianza conocida como Alianza Nacional para el Desarrollo Inclusivo de la India (INDIA por sus siglas en inglés) para concurrir a las elecciones de 2024.
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No obstante, la coalición, formada por una veintena de partidos regionales, no ha tenido la fuerza que se presuponía en un principio y las divisiones han comenzado a aflorar. El All India Trinamool Congress, un partido regional que gobierna en el estado de Bengala Occidental, el cuarto más poblado del país, ya ha presentado sus quejas por la insistencia del Congreso en presentar sus propios candidatos en este estado, donde es mucho menos popular entre los votantes. Además, uno de los artífices de INDIA, el ministro principal del estado de Bihar, Nitish Kumar, del partido Janata Dal, ha desertado y se ha pasado a la coalición liderada por el BJP.
Los sondeos nacionales confirman que la coalición liderada por el Congreso no ha tenido un gran éxito y la popularidad de Modi se mantiene intacta, así como el dominio de su partido. Según una encuesta realizada por India TV, la Alianza Democrática Nacional (NDA) liderada por el BJP obtendría 393 escaños, esto es, casi tres cuartas partes de la cámara baja. INDIA, en cambio, podría quedar por debajo de los 100 escaños.
¿Cómo votan 1.000 millones de personas?
Las elecciones indias de 2024 serán el mayor ejercicio democrático de la historia. Con más de 945 millones de votantes registrados, celebrar unos comicios de esta magnitud genera grandes desafíos. Las elecciones se desarrollarán en siete fases (19 de abril, 26 de abril, 7 de mayo, 13 de mayo, 20 de mayo, 25 de mayo y 1 de junio), en parte para garantizar una seguridad suficiente en los colegios electorales de todo el vasto país.
Las leyes electorales establecen que debe haber un colegio electoral en un radio de 2 kilómetros de cada población, lo que hace aún más complicado el cometido. “Esto significa que muchos de los 11 millones de trabajadores electorales de la India deben atravesar glaciares, desiertos, selvas y océanos para asegurarse de que todos los indios con derecho a voto puedan votar”, explica el Fondo Carnegie para la Paz Internacional.
Por ejemplo, indica Carnegie, el único habitante del remoto Parque Nacional de Gir, en el estado occidental de Guyarat, hogar de los últimos leones asiáticos en libertad, tiene su propio colegio electoral, con su propia máquina de votación electrónica, ya que no hay papeletas para votar en persona.
Hoy en día, casi todos los votos se emiten electrónicamente a través de los 1,74 millones de máquinas de voto que se encuentran disponibles en los más de un millón de colegios electorales. Este formato se introdujo por primera vez en 1982 y se comenzó a utilizar de forma más generalizada a principios de la década de los 2000. Tras finalizar las votaciones, el recuento de votos tendrá lugar el 4 de junio.
Una potente economía, pero con problemas
India tiene una economía diversificada y en rápido crecimiento —en 2023, el crecimiento llegó al 8%— con una mano de obra numerosa y cualificada. Sin embargo, la bonanza no ha llegado a todos los sectores de la población. El desempleo juvenil es especialmente acuciante. A finales de 2023, la tasa de desempleo entre los jóvenes de entre 20 y 24 años alcanzaba el 44,9%, mientras que la tasa de desempleo general se situaba en el 8,7%.
La agricultura es otro de los aspectos sensibles en estas elecciones. Durante los pasados meses de febrero y marzo, agricultores de todo el país rodearon la capital, Nueva Delhi, para protestar por unas mejores condiciones, ya que sienten que han quedado relegados del aumento del nivel de vida general en el país. Entre otras reivindicaciones, los líderes de los sindicatos agrarios piden garantías, respaldadas por ley, de más ayudas estatales o un precio mínimo de compra para los cultivos.
El gobierno nacional anuncia cada año los precios de apoyo de más de 20 cultivos para establecer un punto de referencia, aunque los organismos estatales sólo compran arroz y trigo para acumular reservas con la que gestionar el mayor programa de bienestar alimentario del mundo que da derecho a 800 millones de indios a recibir arroz y trigo gratuitamente. Se trata de la principal subvención del país y cuesta 24.700 millones de dólares. El gran problema es que sólo el 7% de los agricultores cultivan esas cosechas.
En 2021, cuando el gobierno de Modi derogó las leyes agrícolas tras la protesta de agricultores más larga de la India en muchos años, el gobierno aseguró que crearía un panel de agricultores y funcionarios del gobierno para encontrar formas de garantizar precios de apoyo para todos los productos. Sin embargo, tras tres años, los agricultores acusan al gobierno de ir demasiado despacio con la promesa.
El respaldo hindú
Las relaciones entre hindúes y musulmanes han desempeñado un importante papel en las elecciones generales de la India. El BJP obtiene su respaldo principalmente de la población hindú, que constituye aproximadamente el 80% de la demografía nacional. A principios de este año, Modi cumplió una de las promesas centrales de su partido: construir un gran templo hindú en un sitio que ha sido objeto de disputa con la comunidad musulmana.
Tras más de tres décadas después de que una mezquita fuera derribada por un grupo de fanáticos hindúes en la ciudad de Ayodhya, se ha construido un templo hindú en el mismo lugar. Para los hindúes, la inauguración de este edificio es un momento de trascendental significado religioso. Considerado el lugar de nacimiento de Ram, el templo ha sido anunciado como el regreso de la deidad a su lugar legítimo y la liberación de la India de las ataduras de la ocupación religiosa pasada.
El primer ministro inauguró en enero el polémico templo dedicado al dios hindú Ram incluso antes de que finalizara la obra. Al inaugurar personalmente este templo, los analistas consideran que Modi buscaba consolidar su base de votantes hindúes en un movimiento que supuso el cumplimiento de una antigua promesa de su partido para restaurar el glorioso pasado hindú. En muchas partes de la India se celebró como un acontecimiento trascendental, con cierre de escuelas, media jornada de descanso para los empleados del gobierno nacional y enormes figuras de Modi y Ram expuestas por todas partes.
La hostilidad hacia los musulmanes
Durante décadas, los musulmanes han sufrido discriminación tanto en el empleo como en la educación, y han encontrado numerosos obstáculos para alcanzar la riqueza y el poder político en el país. Esta marginación se ha agudizado con la llegada del gobierno de Modi, que ha adoptado diversas medidas para limitar aún más los derechos de los musulmanes, especialmente a través de la controvertida ley de ciudadanía de 2019 que podría convertir a millones de musulmanes de la India en apátridas.
La polémica norma permite supuestamente a las minorías religiosas no musulmanas que huyen de los vecinos Afganistán, Bangladesh y Pakistán solicitar la ciudadanía india. Sin embargo, los críticos de la ley denuncian que su puesta en funcionamiento provocará la expulsión de muchos musulmanes que llevan viviendo durante muchas generaciones en el país. Mediante esta norma, señalan, muchos residentes pobres que tienen poca o ninguna documentación podrían convertirse en apátridas por el registro y después bloqueados para obtener la ciudadanía por la ley.
Algunos analistas consideran que un nuevo mandato de Modi podría tener serias consecuencias en la convivencia entre los hindúes y los musulmanes en el subcontinente. "Cuanto más tiempo estén en el poder los nacionalistas hindúes, mayor será el cambio en el estatus de los musulmanes y más difícil será revertir esos cambios", señaló Ashutosh Varshney, experto en conflictos intercomunitarios indios de la Universidad de Brown, a CFR.
¿Hacia una autocracia electoral?
El gobierno del BJP también ha sido acusado de recortar las libertades civiles en la India, entre otras cosas reprimiendo a varios de los principales medios de comunicación del país. Estas políticas, combinadas con la expansión de la desinformación en las redes sociales, preocupan enormemente a los observadores sobre la fortaleza de la democracia india.
La alianza opositora INDIA considera que una victoria suya en las elecciones son cruciales para salvar el sistema democrático y laico del país, así como para ayudar a las comunidades marginadas, subir los precios a los agricultores y para crear empleo para los jóvenes. Modi, en cambio, aspira a conseguir un histórico tercer mandato, que considera fundamental para avanzar en su objetivo de convertir a la India en una economía desarrollada en 2047. Los sondeos de opinión, que tienen un historial desigual en la India, predicen otra paliza del BJP.