Kim Jong-un y Vladímir Putin en su encuentro del año pasado en el lejano oriente de Rusia.

Kim Jong-un y Vladímir Putin en su encuentro del año pasado en el lejano oriente de Rusia. Reuters Foto de archivo

Asia

Más armas, mano de obra y turistas: las claves del primer viaje de Putin a Corea del Norte en 24 años

Se calcula que desde el año pasado, Kim Jong-un ha enviado a su homólogo ruso más de cinco millones de proyectiles de artillería para su uso en Ucrania. 

18 junio, 2024 02:31

En medio de las turbulencias geopolíticas que sacuden el mundo se ha ido forjando una peligrosa amistad: la de Vladímir Putin y Kim Jong-un. Ambos líderes comenzaron a estrechar lazos tras el inicio de la invasión de Ucrania. O para ser más precisos, cuando Rusia fracasó en su intento de invadir el país vecino en cuestión de horas y se vio arrastrado a una larga guerra de desgaste. Falto de municiones y armamento, Putin comenzó a cortejar a su colega norcoreano para reponer su arsenal a cambio de la tecnología y el apoyo técnico que Pyongyang necesita para el desarrollo de sus misiles balísticos y de su programa nuclear. 

Este martes, el presidente ruso iniciará una visita de dos días a Corea del Norte para "desarrollar unas relaciones bilaterales con un potencial muy profundo", según ha explicado el Kremlin en un comunicado. No obstante, la excepcionalidad del viaje -es el primero que Putin realiza al territorio asiático desde hace más de dos décadas- sugiere que el encuentro servirá para fortalecer la cooperación militar que ambos países comenzaron a desarrollar en 2022. De hecho, según ha señalado el Gobierno ruso a las agencias estatales, "será una visita de Estado amistosa" en la que "se firmarán varios documentos importantes y muy significativos". Y entre ellos podría estar un tratado de asociación estratégica

En septiembre del año pasado, Kim Jong-un ya se trasladó en su tren blindado hasta el cosmódromo de Vostochny, en el lejano oriente de Rusia. Allí se produjo el primer gran acto de seducción rusa. A sabiendas de que su nuevo amigo había fracasado hasta dos veces en sus esfuerzos por poner en órbita un satélite espía, Putin prometió asesorarle. En noviembre, Corea del Norte tuvo éxito en su tercer intento.

Dos meses después, Estados Unidos denunció que Kim Jong-un había estado enviando en secreto a su aliado munición de artillería y armas como parte de ese acuerdo no reconocido públicamente por ninguna de las partes. Las Fuerzas Armadas de Corea del Sur -en alerta constante por las repetitivas y crecientes amenazas de su vecino del norte- incluso le han puesto cifras al intercambio: calculan que Pyongyang habría enviado unos 10.000 contenedores con alrededor de cinco millones de proyectiles de artillería de 152 mm o medio millón de 122 mm, o una mezcla de ambos, desde finales del año pasado hasta la fecha.

De esta manera, Rusia incumple las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (del que es miembro), que desde hace dos décadas mantiene un embargo armamentístico sobre Corea del Norte que impide al régimen asiático exportar e importar armas. Y lo cierto es que en esas transferencias no había únicamente munición, sino también misiles balísticos de corto alcance norcoreanos que el Ejército ruso ya ha utilizado para atacar ciudades ucranianas. Como el misil balístico Hwasong-11 que golpeó en enero la región de Jersón y cuyos trozos fueron luego identificados por la ONU.

Putin regala un 'Rolls-Royce' ruso a Kim Jong-un en una nueva muestra de la amistad entre ambos

Putin regala un 'Rolls-Royce' ruso a Kim Jong-un en una nueva muestra de la amistad entre ambos Reuters

Mano de obra por divisas

Ahora bien, el Kremlin, que mantiene su maquinaria de guerra a todo gas (se calcula que ha aumentado su gasto total de defensa al 7,5% del PIB y que sus fábricas funcionan las 24 horas del día) no sólo se ha beneficiado de la producción armamentística de su vecino. De acuerdo con varios analistas, también podría haber recibido a trabajadores de Pyongyang en una maniobra para impulsar su economía. Entre otras cosas porque desde el inicio de la guerra, el país sufre escasez de mano de obra. 

"No tenemos muchas opciones: necesitamos traer mano de obra del extranjero o aumentar la productividad del trabajo", reconoció a inicios de año Putin durante una conferencia. Y aunque se desconoce la cifra, el diario ruso Izvestia informó de que las necesidades de mano de obra del país en diciembre se estimaban en 4,5 millones de trabajadores. Pero ¿por qué iba Corea del Norte a enviar a sus trabajadores al extranjero? Porque es la única manera de que entren divisas al país, aislado internacionalmente y hundido en una profunda crisis económica y alimentaria.

 En realidad, de acuerdo con las sanciones aprobadas por la ONU, los trabajadores norcoreanos tienen prohibido trabajar en el extranjero. Además, todos aquellos que estaban previamente en el exterior debieron ser repatriados antes de finales de 2019. No obstante, justo después de la entrada en vigor de esta sanción, se calcula que Rusia expidió 26.000 visados de turista y de estudiante a ciudadanos norcoreanos. Una cifra muy superior a la de años anteriores. Sin ir más lejos, tras la cumbre del año pasado entre Kim Jong-un y Vladímir Putin, cientos de personas han sido enviadas a trabajar a territorio ruso, según fuentes surcoreanas. 

Turistas rusos en Corea del Norte

Más allá de los trueques militares, la nueva alianza ofrece a Corea del Norte una mayor visibilidad en el plano internacional, la adquisición de una voz en el principal conflicto que sacude Occidente y el relativo abandono del aislamiento al que lleva décadas sometida. En otras palabras, es un medio para restaurar su estatus y relevancia a nivel global. Y ya no sólo a un nivel geopolítico. 

Cerrada a cal y canto desde el incio de la pandemia, Corea del Norte abrió a principios de este febrero sus puertas a los grupos de turistas procedentes de Rusia. Esto permitió al país asiático aliviar un poco su imagen de país peligroso ante la comunidad internacional y sobre todo, el flujo de divisas. Porque, aunque a pequeña escala, el turismo es una de las patas de financiación de la dictadura y, sobre todo, de su programa nuclear. Así, durante el encuentro entre ambos líderes podría reforzarse la cooperación en este ámbito. Sobre todo porque desde el inicio de la guerra a gran escala en Ucrania, los rusos tienen restricciones de desplazamiento en Occidente. 

Esta será primera vez que Putin pisa la capital norcoreana desde 2000. El mandatario ruso, en aquel momento en funciones, se reunió con el padre y predecesor del actual presidente norcoreano, Kim Jong-il.