J. Sánchez | Agencias
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El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, atraviesa las horas más críticas de su carrera política, a las puertas de enfrentarse a una posible destitución que precisaría del apoyo de sus compañeros de partido. El parlamento votará este sábado un impeachment como consecuencia de la declaración de una ley marcial el martes, decisión que suspendió horas después.

Suk-yeol se ha reunido con Han Dong-hoon, el jefe del Partido del Poder Popular (PPP) del que forma parte. Tras una reunión de la formación política a última hora, pareció acordarse un cierre de filas en torno al presidente, a pesar de las numerosas voces críticas que se han alzado en los últimos días.

El propio Han había sido deliberadamente ambiguo durante los últimos días, tras la reunión parecía estar más cerca de apoyar la destitución del presidente del país. "Ante los hechos revelados recientemente, creo que es necesario suspender de inmediato al presidente Yoon Suk-yeol de sus funciones para proteger a la República de Corea (nombre oficial del país) y a su pueblo", dijo Han durante una reunión de emergencia de su formación.

Han indicó que ha confirmado "con pruebas fidedignas" que Yoon dio órdenes de detenerle a él, líder de su propio partido, o a Lee Jae-myung, líder de la principal formación opositora, el Partido Democrático (PD), y aseguró que estas "acciones radicales" que ponen al país "en gran peligro" podrían repetirse si el presidente sigue en el poder. La oficina de comunicación gubernamental ha negado tales acusaciones.

Algunos miembros del PPP instaron a Yoon a dimitir antes de la votación, diciendo que no querían que se repitiera el impeachment de 2016 de la entonces presidenta Park Geun-hye, que dejó el cargo tras meses de protestas a la luz de las velas por un escándalo de tráfico de influencias. Su caída desencadenó la implosión del partido y una victoria de los liberales en las elecciones presidenciales y generales.

En escenas que recordaban a esas protestas, miles de manifestantes con velas se reunieron fuera del parlamento el viernes por la noche exigiendo el impeachment de Yoon.

El líder del Partido Demócrata, Lee Jae-myung, incitó a una nueva declaración pública del presidente. "La situación está empeorando, hay menos formas (para que Yoon) escape", dijo Lee a Reuters en una entrevista. "Por eso es muy peligrosa esta noche, porque la única oportunidad que tiene es esta noche y mañana por la mañana".

Ocho votos decisivos

Para que la iniciativa parlamentaria de la destitución salga adelante es preciso el respaldo de dos tercios de la cámara, lo que significa que el bloque opositor (que cuenta con clara mayoría parlamentaria con 192 escaños) necesitará contar con ocho votos adicionales que saldrían de los 108 con los que cuenta el gobernante Partido del Poder Popular (PPP) de Yoon.

Si el parlamento vota a favor de la destitución, el presidente quedaría suspendido del ejercicio de sus poderes hasta que el Tribunal Constitucional celebre un juicio político. El primer ministro ejercería entonces como presidente interino.

Yoon no ha hecho ninguna aparición pública desde su intervención televisada en la madrugada del miércoles para anunciar el levantamiento del Estado de excepción apenas seis horas después de decretar esa medida.

Miedo a otra ley marcial

En las últimas horas distintas voces venían alertando sobre movimientos "sospechosos" dentro del Ejército que podrían apuntar a una segunda ley marcial en ciernes tras la fugaz aplicación de la primera, una posibilidad que quiso despejar el ministro de Defensa en funciones de Corea del Sur, Kim Seon-ho.

"La afirmación de que se está preparando un 'segundo escenario de ley marcial' que algunos han planteado esta mañana es completamente falsa", dijo hoy Kim, que ocupa el cargo tras la dimisión el jueves del titular de Defensa Kim Yung-hyun, quien asumió de ese modo la responsabilidad por la conmoción causada por la aplicación de la ley marcial.

"Incluso si se emite la orden de imponer (nuevamente) la ley marcial, el Ministerio de Defensa Nacional y el Estado Mayor Conjunto (JCS) no la aceptarán de ninguna manera", afirmó con contundencia el ministro Kim.

Junto a este pronunciamiento del ministro interino, hoy salieron a la luz algunas decisiones de altos cargos militares que desobedecieron órdenes para aplicar medidas más contundentes bajo la ley marcial, en contraste con el papel desempeñado por otros altos cargos que, como el mencionado exministro, han quedado señalados como impulsores o partidarios del Estado de excepción.

Kwak Jong-keun, el jefe del Comando de las Fuerzas Especiales surcoreanas que trató de tomar la Asamblea Nacional por orden del citado ministro, afirmó que rechazó sus instrucciones de sacar por la fuerza a los parlamentarios que se negaron a abandonar la cámara.

El lugarteniente también explicó que decidió no dar munición real a los soldados de la unidad enviada al parlamento, ya que durante el despliegue observó "algunos incidentes injustificados".

En la misma línea, Lee Sang-hyun, comandante de la Primera Brigada de Fuerzas Especiales Aerotransportadas enviada al parlamento, dijo que pensó en un primer momento que se "trataba de una operación antiterrorista" y que al darse cuenta "de que el objetivo eran civiles" se negó a distribuir munición real a sus soldados, a los que ordenó cargar sus fusiles a la espalda y "evitar cualquier conflicto con los civiles".

Durante las primeras horas que estuvo en vigor la ley marcial se vivieron escenas de enorme tensión en los alrededores de la Asamblea y en sus pasillos, donde soldados armados forcejearon con políticos, funcionarios y periodistas que desafiaron las órdenes de evacuar el edificio e incluso les recriminaron actuar siguiendo lo decretado por Yoon.