Una hoja de ruta minimalista para una UE sin Londres
Los líderes europeos esperan que Reino Unido active la cláusula de divorcio en enero o febrero de 2017.
16 septiembre, 2016 21:30Noticias relacionadas
"La Unión Europea no es perfecta, pero es el mejor instrumento que tenemos para responder a los nuevos retos a los que nos enfrentamos", ha proclamado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. En su segunda cumbre sin Reino Unido tras la victoria del brexit, los líderes europeos han descartado este viernes dar un gran salto en el proceso de integración europea y han huido de cualquier visión grandilocuente sobre el futuro de la Unión. En su lugar, han acordado poner en marcha una hoja de ruta minimalista, con medidas concretas de ambición limitada, para tratar de recuperar la confianza de los ciudadanos y combatir el auge del populismo.
En la cumbre de Bratislava, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han aparcado los temas que les dividen en un intento de rebajar la tensión de las últimas semanas. Apenas han hablado del reparto de refugiados, al que se oponen los países del Este, o de completar la unión bancaria, cuestión que enfrenta a los países del Sur con Alemania. Y se han centrado en las pocas cuestiones en las que están de acuerdo: reducir la entrada de inmigrantes irregulares, reforzar la lucha antiterrorista y la cooperación en materia de defensa y apuntalar la recuperación económica.
La denominada hoja de ruta de Bratislava incluye un total de 15 medidas concretas que deben ponerse en marcha de aquí a marzo de 2017, fecha en la que se celebrará el 60 aniversario del Tratado de Roma, embrión de la UE. Los líderes europeos se comprometen a enviar ayuda inmediata para proteger la frontera entre Bulgaria y Turquía (Bruselas ha comprometido 108 millones de euros) y pondrán en marcha la nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas antes de que acabe el año. También intensificarán el intercambio de información en la lucha antiterrorista y la cooperación en materia militar.
Persisten las diferencias
Pese al empeño por exhibir una unidad reconstruida, la cumbre de Bratislava ha vuelto a poner de relieve las múltiples fracturas que impiden avanzar a la UE. Los países del denominado grupo de Visegrado -Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia- han hecho público un comunicado conjunto en el que reclaman reducir el poder de las instituciones comunitarias en favor de los estados miembros y reiteran su rechazo a las cuotas obligatorias de refugiados. La política migratoria debe basarse en una "solidaridad flexible", alegan.
Además, la canciller Angela Merkel y el presidente François Hollande han aprovechado la cumbre de Bratislava para escenificar la reactivación del eje franco-alemán con una rueda de prensa conjunta. "Es la señal de que queremos dar un impulso a la UE juntos", ha dicho Merkel. París y Berlín comparten que la Unión vive una "situación crítica" y ven necesario "pasar a la acción". Merkel y Hollande se han adelantado incluso a la comparecencia de Tusk y del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que en teoría eran los responsables de dar cuenta de los resultados de la reunión y que han tenido que esperar a que la canciller y el presidente galo terminaran.
El gesto no ha gustado nada al primer ministro italiano, Matteo Renzi, que se ha declarado "insatisfecho" con los resultados de la reunión y ha justificado así su ausencia en la rueda de prensa. A su juicio, los avances acordados por los líderes europeos son mínimos y la UE está todavía "lejos" de poder hacer frente a los retos que se le presentan, especialmente en materia de crecimiento y de innovación.
En contraste, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha celebrado las conclusiones de la cumbre y ha dicho que para España lo importante es que la UE tome medidas para impulsar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo. "Todavía tenemos que recuperar los niveles de empleo y bienestar previos a la crisis", ha dicho Rajoy. A su juicio, el proyecto europeo es imprescindible porque "en el mundo de hoy la disgregación conduce a la irrelevancia, y lo que es peor, a la impotencia".
La separación se activará en 2017
Los jefes de Estado y de Gobierno han dedicado poco tiempo a discutir cómo se llevará a cabo el brexit y cuáles serán las relaciones futuras entre la UE y Reino Unido. "Estamos realmente tristes de tener que discutir sobre nuestro futuro sin nuestros colegas británicos", ha dicho Tusk. El presidente del Consejo Europeo ha desvelado que espera que la primera ministra, Theresa May, active la cláusula de divorcio, el artículo 50 del Tratado, en enero o febrero de 2017.
Mucho más duro ha sido el primer ministro eslovaco, Robert Fico, que ha ejercido de anfitrión de la cumbre porque su país ocupa este semestre la presidencia de turno de la UE. Fico ha dicho que los líderes europeos no dejarán que Reino Unido elija a la carta aquello que quiere conservar de la Unión ni tampoco permitirá que se trate como "ciudadanos de segunda" a los europeos que ya viven en territorio británico.
La cumbre de Bratislava marca el inicio de un proceso en el que los líderes europeos quieren reforzar los controles para que las decisiones adoptadas se apliquen. Volverán a reunirse a 27 a principios de 2017 en la capital de Malta, La Valletta. Y decidirán sobre la orientación a largo plazo de la Unión durante la celebración del 60 aniversario del Tratado de Roma en la capital italiana.