Para su primer contacto con un líder extranjero tras su elección como presidente norteamericano, Donald Trump ha descartado a aliados tradicionales de Estados Unidos, como la primera ministra británica, Theresa May, o su homólogo canadiense, Justin Trudeau. En su lugar, el protagonista ha sido el dirigente ultra del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, uno de los líderes de la exitosa campaña del brexit, que a su juicio fue la primera "revolución" de 2016 que anticipó la victoria del candidato republicano. También la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, se ha puesto en contacto con Trump para trabajar con su equipo.
Farage y Le Pen fueron los primeros políticos de la UE en felicitar al magnate inmobiliario junto con el presidente del Partido de la Libertad (PVV) holandés, Geert Wilders. Todos ellos comparten con Trump su retórica populista, su desprecio por las élites y su rechazo a los inmigrantes. Los ultras europeos creen que el triunfo de Trump les servirá de impulso para imponerse en las próximas citas electorales en Holanda, Francia o Alemania. Trump "ha hecho posible lo que previamente había sido presentado como imposible", ha dicho Le Pen en una entrevista a la BBC.
Sin haber digerido todavía la conmoción de la salida de Reino Unido, los líderes de la UE temen que efectivamente Trump desencadene un efecto contagio, un tsunami que lleve al poder a los partidos populistas y ponga en riesgo el futuro de la democracia liberal en Europa. De hecho, los nacionalistas de derechas ya están en el Gobierno en dos países europeos: Hungría y Polonia.
El primer ministro Viktor Orbán -el único líder comunitario que apoyó al futuro inquilino de la Casa Blanca desde el principio- cree que su victoria marca el fin de la "no-democracia liberal". Orbán y el líder de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, que dirige en la sombra el Gobierno polaco, han prometido una "contrarrevolución cultural" en la UE. Los dos han protagonizado constantes enfrentamientos con Bruselas, que no ha encontrado la forma de lidiar con sus políticas.
Para el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el brexit y la victoria de Trump son una "señal de alarma para todos los que creen en la democracia liberal". "Eso significa que debemos finalmente ponernos las pilas y devolver la confianza, recuperar un sentimiento de orden y dirección", ha reclamado. Esta reacción parece difícil, al menos de momento. Las múltiples crisis que vive la UE (refugiados, seguridad, euro) han agravado las divisiones entre los países miembros y provocan una situación de parálisis.
Estas son las próximas citas electorales en las que los partidos ultras y populistas de Europa tienen posibilidades de triunfar.
Diciembre: Italia y Austria
El 4 de diciembre, Austria vuelve a las urnas en unas elecciones que podrían suponer el triunfo de un líder de extrema derecha en Europa por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Está en juego la presidencia del país, un cargo sobre todo ceremonial. La primera convocatoria fue anulada por problemas técnicos. En aquella ocasión, el candidato de los Verdes, Alexander Van der Bellen, se impuso por sólo 30.000 votos al aspirante del ultraderechista Partido de la Libertad, Norbert Hofer. Ahora las encuestas dan prácticamente empate, aunque la victoria de Trump podría decantar el resultado.
El mismo día, Italia celebra un referéndum sobre la reforma de la Constitución promovido por el primer ministro, el socialista Matteo Renzi, cuyo objetivo es facilitar la toma de decisiones. Pero la consulta amenaza con convertirse en un plebiscito sobre Renzi, que ha dicho que dimitirá si pierde. Los sondeos auguran su derrota. El primer ministro se enfrenta a una pinza de los populistas de izquierdas, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo; y los de derechas de la Liga Norte de Matteo Salviani. La victoria de Trump supone “el apocalipsis de la información, de la televisión, de los grandes periódicos, de los intelectuales y de los periodistas”, ha celebrado Grillo.
Marzo: Holanda
El 15 de marzo se celebran elecciones parlamentarias en Holanda. El líder populista Geert Wilders, aliado de Marine Le Pen en la Eurocámara, aparece en algunas encuestas prácticamente empatado con los liberales del primer ministro Mark Rutte. “La gente está recuperando su país. Lo mismo haremos nosotros”, escribió Wilders en Twitter cuando ni siquiera había finalizado el recuento en Estados Unidos.
Siguiendo la estela del brexit, el dirigente del Partido de la Libertad pretende además convocar un referéndum para la salida de Holanda de la Unión Europea. La fragmentación del sistema político holandés, con una docena de partidos que se presentan a las elecciones, hace muy difícil que Wilders pueda convertirse en primer ministro, ya que el resto de formaciones rechaza pactar con él y tejerá un cordón sanitario.
Mayo: Francia
"Un mundo nuevo emerge. Los equilibrios mundiales se están redefiniendo a causa de la victoria de Trump", ha escrito Marine Le Pen en Twitter. Francia celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el próximo 7 de mayo y la mayoría de los sondeos dan por hecho que la líder del Frente Nacional será uno de los dos finalistas.
Teniendo en cuenta la impopularidad récord del presidente galo, el socialista François Hollande, su rival más probable será el candidato de centro derecha. Las primarias se celebran el próximo domingo y el favorito es el ex primer ministro Alain Juppé. Hasta la victoria de Trump, todos los analistas daban por hecho que los socialistas votarían al aspirante conservador para frenar el paso a Marine Le Pen, como ya hicieron con su padre en 2002. Ahora ya no están tan seguros.
Otoño 2017: Alemania
Alemania celebra elecciones en otoño de 2007 y todo apunta a que la canciller Angela Merkel se presentará a un tercer mandato. Pero su popularidad ha menguado por su política de puertas abiertas a los inmigrantes, que le ha granjeado críticas incluso de sus aliados de la CSU bávara.
Merkel deberá enfrentarse al ascenso del partido anti inmigración y euroescéptico Alternativa por Alemania. Su líder, Frauke Petry, también ve la victoria de Trump como un ejemplo su país. A diferencia de otros líderes de la UE como May o el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que han felicitado al magnate de forma incondicional, Merkel ha dejado claro que su colaboración no será a cualquier precio. Debe basarse en valores que la UE y EEUU comparten, como el respeto del estado de derecho y de la dignidad de las personas, independiente de su origen, color de piel, género u orientación sexual. Unos valores que estuvieron ausentes de la campaña del candidato republicano.
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