Le ató una soga al cuello, la amarró al coche por el otro extremo de la cuerda y pisó el acelerador. La arrastró a gran velocidad por las calles de la ciudad hasta que se soltó la cuerda unos 250 metros más adelante, según las investigaciones policiales. Quedó tendida sobre una acera al borde de la muerte.
La víctima es una mujer de 28 años a la que unos viandantes se encontraron en una calle de Hamelín (Baja Sajonia, Alemania) la noche del domingo. Fue operada de urgencia en esa ciudad y después trasladada en helicóptero a un hospital de Hanóver, donde volvió a pasar por quirófano, ha explicado el portavoz de la Policía Jens Petersen. "Está en estado crítico, permanece en coma. Existe un riesgo absoluto de que pierda la vida", ha reconocido en declaraciones recogidas por los medios alemanes.
Su expareja, diez años mayor que ella, se entregó a la policía enseguida. El hijo de dos años de ambos se encontraba en el vehículo en el momento de la agresión, ha informado Petersen. El pequeño se encuentra ahora bajo custodia de las autoridades.
La pareja se había separado y la mujer vivía en Hamelín con su hijo. El padre vivía en la localidad de Bad Münder, a 20 kilómetros en coche.
Por el momento, se desconoce el posible detonante de la agresión. Ambos son alemanes de origen kurdos pertenecientes a clanes familiares, por lo que la policía está en alerta antes posibles actos de revancha. Sin embargo, día y medio tras la agresión no ha sucedido nada en este sentido.