A la segunda va la vencida. El candidato del partido ecologista austriaco Los Verdes, Alexander Van der Bellen, lograba el domingo imponerse en la segunda vuelta de las elecciones a la jefatura del Estado. Se imponía con claridad, según las primeras estimaciones, que le atribuían un un 53,3% de los votos en detrimento de Norbert Hofer, aspirante de la formación populista de ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ). La votación era la repetición de aquella segunda vuelta del mes de mayo cuyo resultado impugnó el FPÖ por irregularidades en un recuento de votos que acabó dando la victoria por la mínima a Van der Bellen.
La cita con las urnas estaba prevista inicialmente para el pasado día 2 de octubre, pero fue aplazada por presentar defectos en el pegamento de los sobres de voto por correo. Un triunfo de Hofer habría supuesto la primera elección en Europa de un jefe de Estado de ultraderecha tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los electores austriacos ahuyentaron los viejos fantasmas del Viejo Continente.
"Estoy tremendamente triste", reconocía Hofer al darse a conocer los primeros resultados de la votación, al poco de cerrar los colegios electorales. Que a primera hora de la tarde del domingo se pudieran dar resultados claros sobre el sentido de la votación era algo que pocos preveían en la Oficina Nacional Electoral austriaca. En vista de lo ajustada que fue la votación de mayo, uno de sus responsables reconocía a EL ESPAÑOL antes de la jornada de reflexión que el recuento podría alargarse "hasta el martes".
En contra de ese pronóstico, Van der Bellen ya podía cantar victoria el domingo y manifestar querer que todos los austriacos lo llamen “su presidente”. “Quiero al término de los seis años [de mandato] que la gente, cuando me vea por la calle, diga: 'mira, nuestro presidente'. No 'el presidente', sino 'nuestro presidente'”, señalaba al poco de conocer su victoria Van der Bellen, un veterano economista de 72 años.
En el triunfo del candidato ecologista puede verse la victoria de quienes no querían a Hofer de presidente. “El 70% de los votantes que vota a Van der Bellen en realidad es gente que vota contra Hofer, sólo 30% es pro Van der Bellen”, explica a EL ESPAÑOL Heinz Gärtner, experto del Instituto Austriaco para las Relaciones Internacionales (OIIP, por sus siglas alemanas). Según él, para Hofer, al contrario, “el 70% de quienes le votan, lo hacen de verdad por él, mientras que el 30% restante son quienes quieren evitar Van der Bellen”.
Hofer, ingeniero aeronáutico metido a político, ha interpretado la cara amable del FPÖ hasta el último momento de una campaña electoral alargada por repeticiones y atrasos. Nacido hace 45 años en el seno de una familia cristianodemócrata del Land austriaco de Steiermark, Hofer hizo carrera en la sección del FPÖ del Länder situado más al este del país, Burgerland. Hoy día esa región está en manos del Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), que gobierna gracias al apoyo del FPÖ.
En esa región, el FPÖ “ha sido tradicionalmente muy débil, pues allí el SPÖ siempre fue el partido más fuerte”, explica a este diario Kurt Richard Luther, profesor en la Universidad de Keele, en Inglaterra. Luther es un gran conocedor del partido ultraderechista austriaco. A sus espaldas tiene más de dos centenares de entrevistas con militantes, cuadros y destacados líderes del FPÖ, entre quienes se encuentra el ex líder del mismo Jörg Haider, fallecido en 2008 en un accidente de tráfico.
“Hofer tiene un estilo que se presenta como muy razonable y que no busca la confrontación. Esto le ha ayudado mucho en su posición de candidato a presidente”, señala Luther. En la primera vuelta de las elecciones generales, Hofer consiguió ser el aspirante más votado. Se hizo con cerca de un millón y medio de los votos, un 35,1%. Por su parte, Van der Bellen sumó en esa primera vuelta cerca de 900.000 votos, un 21,3%. Sin embargo, el ecologista ha sabido aglutinar más votantes a su favor. Ya lo hizo en la segunda de las votaciones celebrada en mayo. Entonces ganó, aunque por apenas 30.000 votos.
Una Austria pacificada con Van der Bellen
“Hofer es una figura más suave dentro de su partido, no divide tanto como Heinz-Christian Strache”, señala Luther, aludiendo al verdadero líder del FPÖ y candidato natural de la formación para ser canciller en las próximas elecciones generales, previstas para 2018. Aficionado a las armas, Hofer anda sirviéndose de un bastón después de haber sufrido un accidente cuando se dedicaba a otra de sus pasiones: el vuelo sin motor. Las lesiones en su espalda le abrieron un destacado camino en política. Durante un tiempo fue el responsable del FPÖ para los temas de discapacidad.
En la campaña, “lo que hemos visto es un Hofer muy pragmático y moderado, alguien que parece no estar en los extremos de la derecha, sino en el centro-derecha”, según apunta a este periódico Arnold Kammel, investigador del Instituto Austriaco para Política Europea y de Seguridad (AIES, por sus siglas inglesas). Con todo, el perfil de hombre amable del FPÖ que Hofer ha tratado de explotar “no significa que ideológicamente no sea alguien relevante en su partido”, según Luther.
Hofer ha participado notablemente en la redacción del último programa del FPÖ, de marcado carácter nacionalista y euroescéptico. El lema de su campaña era “Austria y los austriacos primero”. Eso, pese a que el país vive todavía bajo en influjo de la crisis de los refugiados. Por su parte, Gärtner considera a Hofer una figura política que, en la derrota habiendo, ahorra al país “quedar dividido”. Con “Van der Bellen de presidente habrá una Austria más pacificada”, dice el experto del OIIP.
Pese a la derrota, un FPÖ fortalecido
La derrota de Hofer no quiere decir que éste ni el FPÖ vayan a caer en la irrelevancia. Al contrario, los expertos observan que el partido populista austriaco ha ganado mucho peso en el electorado. El FPÖ, según las encuestas de intención de voto, es el partido en quien más confían los votantes. Se le atribuye hasta un 35%. El SPÖ constituye su inmediato perseguidor, con un 26%.
La presencia de su candidato en la carrera por la presidencia de la república alpina también explica ese fenómeno. “El problema es que hasta los grandes partidos ya han tomado los temas, la agenda del FPÖ, centrándose en los refugiados o la inmigración”, subraya Gärtner, aludiendo al SPÖ y el Partido Popular Austriaco (ÖVP).
Los populares austriacos, socios en el gobierno de gran coalición que dirige el canciller socialdemócrata Christian Kern, acudían a votar el domingo divididos. Según las estimaciones pre-electorales de Gärtner, un 50% iba a votar por Hofer. Aún sin llegar a posicionarse oficialmente a favor de uno de los dos candidatos, sí ha habido voces del ÖVP favorables a Hofer. Entre ellas figura la de Reinhold Lopatka, líder del Grupo Parlamentario de los populares.
Pero ese apoyo terminó por no ser de gran ayuda para Hofer. Tampoco lo ha sido el reciente triunfo en Estados Unidos del candidato republicano anti-establishment Donald Trump, ni la victoria de los euroescépticos en el referéndum sobre la permanencia en la UE del Reino Unido. En realidad, “el 'brexit' fue una especie de golpe para Hofer, porque la gente se dio cuenta a partir de aquella votación que no hay que creer en los populistas”, según Kammel. “Hay muchos que siguen viendo como un peligro que este tipo de populistas ganen elecciones”, concluye Kammel, aludiendo a Trump.