“Nafri” no es una palabra reconocida por los diccionarios en Alemania. Es una manera de aludir a personas “norteafricanas”, naturales del Magreb. En inglés y en francés, tampoco existe esa palabra. Sin embargo, la Policía de Colonia tuiteaba en Nochevieja en esos idiomas sirviéndose del término para informar de que “cientos de nafris estaban siendo controlados en la estación central” de la ciudad.
Esos tuits son responsables de la polémica con la que ha empezado el año Alemania. Las críticas a los agentes por haber actuado supuestamente en función del aspecto físico de los individuos controlados son centro del debate este lunes en el país.
Los controles fueron posibles gracias al fuerte disposito de seguridad instalado en la ciudad del oeste germano. Éste pretendía evitar las escenas de agresiones y robos masivos a mujeres vividas en la conocida como 'Nochevieja de los horrores'. Sólo en Colonia se contaron aquella noche unas 650 agresiones sexuales a manos de una mayoría de hombres de origen inmigrante.
En la última noche de 2016, la policía realizó 650 controles a personas en los alrededores de la catedral de la ciudad, una céntrica zona particularmente transitada durante los festejos. Se estima que hubo en toda la ciudad un millar de esos controles. En su mayoría se realizaron a individuos del norte de África, tal y como señalaban los tuits de la Policía.
En Colonia, 92 personas acabaron pasando esta Nochevieja en el calabozo. Sólo 16 eran alemanes. La nacionalidad del resto no ha trascendido. Pero desde la Policía de Colonia indican a EL ESPAÑOL que, entre los detenidos, los norafricanos no son los más numerosos.
En su conjunto, la policía ha recibido el reconocimiento de destacados políticos conservadores, empezando por el ministro del Interior, el cristianodemócrata Thomas de Maizière. Éste incluía el domingo a la policía en su agradecimiento a los responsables de la seguridad. “Se han ganado, como todo el año, nuestro elogio y reconocimiento”, señalaba de Maizière a través de un comunicado.
Sin embargo, al saltar la polémica, el Ministerio del Interior no ha tardado en criticar el término 'nafri'. A primera hora de la tarde de este lunes, desde el Ministerio se indicaba a la agencia de noticias pública DPA que ese término no obedece a “unas reglas de lenguaje” además de no ser “un concepto oficial”.
La formación izquierdista Die Linke y el partido ecologista Los Verdes han acusado también este lunes a los agentes de Colonia de discriminación. La copresidenta de Los Verdes, Simone Peter, ha calificado de “totalmente inaceptable” el uso de “etiquetas peyorativas como 'nafris' para norafricanos”. Para ella, además, “se plantea la cuestión de la proporcionalidad y la legalidad cuando cerca de 1.000 personas son controladas sólo por su apariencia”, ha dicho Peter en la mañana de este lunes a la redacción del diario regional Rheinische Post.
En la Policía de Colonia rechazan haber actuado así. “Rechazamos las acusaciones de racismo, a las personas que controlamos, las controlamos por su comportamiento, porque estaban en grupo y teniendo claras actitudes violentas para nosotros”, dicen a este periódico fuentes policiales de la ciudad. “Por eso nos dijimos que había que controlarlos y así, entre otras cosas, evitar resultados como los del año pasado”, agregan.
Tras hacerse eco todos los medios de comunicación de las acusaciones de Peter, ha salido en defensa de la Policía de Colonia Stephan Mayer, el experto en cuestiones de seguridad interior de la Unión Social Cristiana de Baviera, partido hermanado a la Unión Cristiano Demócrata que lidera la canciller Angela Merkel y que ha sido muy crítico con la política federal abierta a los refugiados. Para Mayer, el comportamiento de los agentes “no tiene nada que ver con la discriminación”, ha indicado en declaraciones a la cadena de televisión de pública ZDF.
"UN CONCEPTO DE TRABAJO NECESARIO"
Por su parte, Jürgen Mathies, máximo responsable de la Policía en Colonia, ha reconocido este lunes que fue “desafortunado” el uso del término 'nafri' en el contexto en que se empleó. “Que se haya publicado lo lamentamos”, dicen a este periódico las fuentes policiales consultadas, no sin dejar de defender que esa palabra constituye “un concepto de trabajo necesario”.
La influencia de lo ocurrido el año pasado ha pesado en el comportamiento policial. “Precisamente debido a las experiencias de la pasada Nochevieja, surge una clara impresión sobre qué personas han de controlarse, no había hombres mayores con pelo blanco o mujeres jóvenes de pelo rubio”, de acuerdo con las explicaciones de Mathies, en las que aludía a la caótica noche de 2015.
El amplio dispositivo policial previsto este año, que movilizó alrededor de 2.000 agentes de orden, previno escenas como las del año pasado. Pero la Policía de Colonia no ha salido indemne. Ahora ocupa el centro de la polémica en un país marcado por la llegada en los últimos dos años de más de un millón de inmigrantes, la amplia mayoría durante los momentos más difíciles de la crisis de los refugiados.