Los socialistas franceses celebran este domingo la segunda vuelta de sus primarias en las que se decidirá tanto el candidato a las presidenciales, cuya primera vuelta se celebrará el próximo 23 de abril, como el liderazgo de un vapuleado Partido Socialista. Los contendientes son, por un lado, el ex primer ministro Manuel Valls, representante del continuismo del actual presidente François Hollande; por otro lado, Benoît Hamon, el exministro que representa el ala más izquierdista del partido y que, aunque llegó a la pugna casi como anécdota, hoy los sondeos sitúan como favorito.
Hamon logró el pasado domingo un 36,5% de los votos en la primera vuelta de las primarias, prácticamente cinco puntos por delante de Valls. Atrás quedaron Arnaud Montebourg (17,5%) y a otros candidatos como el exministro Vincent Peillon, la representante del Partido Radical de Izquierdas Sylvia Pinel, el econologista François de Rugy o el líder del Frente Demócrata, Jean-Luc Bennahmias, que no lograron superar el 7% de los votos.
"Con el 36,5% de los votos en la primera vuelta, Hamon está en una sólida posición para ganar en la segunda vuelta. Además del respaldo crucial de Arnaud Montebourg -que logró el 17,5% de los votos-, Hamon ha recibido también el apoyo de algunos reconocidos socialistas, como el exlíder del Partido Socialista Martine Aubry”, explica Antonio Barroso, subdirector de análisis político de Teneo Intelligence, en un informe.
Esta suerte de alianza frente a Valls formada por Hamon y Montebourg, que también fue ministro de Hollande, trata de romper con los cinco años que han decepcionado a su base de votantes. La victoria de Hamon permitiría “pasar página a un quinquenio rechazado por la gente de izquierdas”, según Montebourg.
La posición de favorito de Hamon se ha afianzado más aún en la última semana gracias a los buenos resultados del debate en televisión contra Valls del pasado 25 de enero. Según una encuesta divulgada por BFMTV, el 60% de los espectadores vieron al exministro de Educación más convincente que a su rival. Ambos factores apuntan a “una cómoda victoria para Hamon”, sostiene Barroso.
En este último debate, Hamon aseguró que encarna una “izquierda deseable” que se oponga a la “derecha total de (François) Fillon", candidato conservador a la presidencia, y al "proyecto xenófobo y nacionalista" de la ultraderechista Marine Le Pen. Una de sus propuestas se basa en una “nueva concepción de la sociedad” que materializaría en un salario universal de 600 euros que pretende instaurar. El que fuera ministro de Educación de François Hollande fue expulsado del Gobierno tras cuatro meses en el cargo en 2014 por sus repetidas críticas a lo que consideraban "políticas de austeridad" del jefe del Estado y de su entonces primer ministro, Manuel Valls.
Valls, al que durante toda la campaña le ha perseguido su afirmación de que en el seno del PS hay “dos izquierdas irreconciliables”, tachó el debate de “histórico” porque marcará el camino que tomará la izquierda francesa en los próximos años. Su proyecto, aseguró, persigue “impulsar una sociedad del trabajo”, pero también de la protección. El ex primer ministro ve su candidatura como una “opción clara” y que los militantes deben decidir “entre la derrota segura y la victoria posible, entre las promesas irrealizables e imposibles de financiar, y la de las promesas creíbles”, como defendió tras conocer su segunda posición en la votación del pasado domingo.
Aunque la realidad que dibujan los sondeos es otra: sea cual sea el candidato socialista, no conseguirá pasar a la segunda vuelta, que se celebraría el 7 de mayo.
Una victoria agridulce
“Pese a su victoria, las posibilidades de Hamon para lograr pasar a una segunda vuelta en abril son escasas”, considera Barroso. Ya no sólo porque sea “un candidato poco popular”, sino por su postura de izquierda radical que le llevarán a competir por la misma base de votantes con el candidato de extrema izquierda Jean-Luc Melenchon, del partido La France insoumise (FI).
Con el desenlace de estas primarias y el candidato socialista definido, el pistoletazo de salida de la carrera presidencial llegará la próxima semana. Para Hamon, sin embargo, no hay buenas perspectivas de cara a las presidenciales en las que se medirá con Le Pen (Frente Nacional), Fillon (Los Republicanos) y el exministro Emmanuel Macron, los favoritos en la contienda.
Aunque los sondeos deben recoger todavía el impacto sobre la candidatura de Fillon del escándalo por el supuesto empleo ficticio de su esposa como asistente parlamentaria, las encuestas ubican al candidato socialista no solo fuera de la segunda vuelta de las presidenciales, sino relegado a una cuarta o quinta posición.
Entre medias podrían colarse el centrista François Bayrou, que todavía no ha aclarado si se presentará, y Emmanuel Macron. Macron se presenta como independiente tras haber formado parte del Gobierno de Hollande y ha logrado sumar respaldos a izquierda y derecha del espectro político.
Además, algunos expertos señalan que la posición de Macron podría afianzarse este domingo si Hamon se impone en las primarias ya que dos tercios de los diputados socialistas podrían darle la espalda al candidato 'oficial' del partido.
Sabedor del riesgo de escisión al que se enfrenta el partido, y que probablemente tendrá que gestionar él mismo, Hamon ha avanzado que reunirá el martes a sus parlamentarios para hacer un llamamiento a la calma, pedirles que luchen con él, y que tiene intención de apoyarse en ellos para su lucha por el Elíseo.