El hombre que atacó con un cuchillo a los militares que vigilaban las inmediaciones del Museo del Louvre en París el viernes pasado ha comenzado a hablar en los interrogatorios de los investigadores, informa Le Figaro. Sucedió el lunes, aunque el contenido ha trascendido en las últimas horas.
Los policías de la sección antiterrorista de la Brigada Criminal no le dan mucho crédito a su versión, pues se definió como "pacifista" y que su intención era manchar las obras de arte para vengar los bombardeos de la coalición internacional sobre suelo sirio, que van dirigidos al autodenominado Estado Islámico.
En ningún momento, perjura, su plan había sido atacar a los soldados desplegados como parte del dispositivo especial de seguridad en Francia tras los atentados sufridos en los últimos años. Asegura que los dos machetes que llevaba en el momento del ataque los había comprado la semana anterior para protegerse en caso de que los guardias del Museo intervinieran.
El domingo anterior al ataque hizo una visita turística al Louvre, según demuestran las cámaras de seguridad y "como si tuviera la necesidad de hacer un reconocimiento" del lugar, asegura uno de los investigadores a Le Figaro bajo condición de anonimato.
Sobre la elección del Louvre, ha asegurado que eligió ese objetivo para dar un golpe contra el turismo francés y a la economía gala en general.
"Ha desarrollado su primera versión de los hechos, pero parece difícil de creer", ha señalado una fuente conocedora del caso al periódico francés.
El acusado ha confirmado ser Abdulah Reda al Hamami, un egipcio de 29 años con residencia en Emiratos Árabes Unidos. Asegura que actuó de motu proprio, sin que nadie guiara sus pasos en la distancia y dice que nunca ha mostrado lealtad al grupo terrorista Estado Islámico.
Hamami habló de sus "hermanos sirios" en su cuenta de Facebook antes del ataque, pero también hizo referencia en Twitter al considerado "ministro de los atentados" del Estado Islámico, que murió el pasado agosto. Tampoco ha explicado para qué decidió ir desde Dubái a París si lo único que pretendía era manchar las obras de arte.