“Hola, esto es Russia Yesterday, noticias objetivas desde el infierno capitalista”. Así se presenta el cómico Oleg Surajev en las calles del distrito financiero neoyorquino de Wall Street haciendo de reportero de Russia Yesterday. Se trata de una parodia de Russia Today (RT) emitida por el canal de Youtube lituano 1Kanalas. RT es una televisión internacional con canales en varias lenguas –como español, inglés, árabe o alemán– sufragada por Moscú.
Surajev, un joven guionista y humorista de 28 años lituano, ha adaptado la figura del periodista kazajo Borat que encarnara el cómico británico Sacha Baron Cohen para burlarse de la “guerra de la información” que libra Rusia contra Occidente. “La idea es hacer una broma en la que haces creer a la gente de la calle que eres un periodista de verdad que, además, apoya la estrategia planetaria de Vladimir Putin”, explica Surajev a EL ESPAÑOL. “Es una crítica a la propaganda del Kremlin, porque las cadenas del Gobierno ruso son instrumentos de propaganda”, añade.
De la particular denuncia de Surajev y su equipo se hacía eco esta semana en una de sus comunicaciones públicas el Grupo de Trabajo de Estrategia de Comunicación para el Este. Éste lo componen un equipo de once personas del Servicio Europeo de Acción Exterior formado en 2015 para combatir la propaganda rusa.
“Hay una guerra de la información, en Lituania esto lo vemos todos los días, en Internet, por ejemplo, hay infinidad de mensajes que llegan a través de las redes sociales con propaganda rusa, que también es lo que hacen RT y otros canales rusos”, comenta Surajev, que reconoce el tono sutil de la cadena internacional del Gobierno ruso. “Trabajan de forma inteligente, no es que se dediquen a decir mentiras, pero lo que hacen es sólo hablar de las cosas negativas o los problemas de nuestros países, nuestros Gobiernos o de la Unión Europea”, señala.
“Con esos contenidos nos están provocando, por eso decidimos hacer una parodia sobre cómo nos están provocando”, abunda Surajev, aludiendo a los vídeos de Russia Yesterday. En uno de ellos se le ve participar en una concentración contra la OTAN en pleno corazón de Nueva York, detrás de una pancarta que llevan dos manifestantes en la que puede leerse: “Amigos del Pueblo Soviético de Estados Unidos”. “¡No somos enemigo!”, grita el humorista abrazado a los dos hombres que transportan la pancarta.
Aunque los vídeos se grabaron antes de la elección de Donald Trump como presidente, Surajev ya pudo mofarse de la supuesta luna de miel en las relaciones entre Washington y Moscú. Al Borat lituano se le ve besar la camiseta de apoyo a Trump de un viandante a la altura del pecho. Pesadas o no, las bromas de Surajev tienen un trasfondo serio.
El pasado mes de noviembre, el Parlamento Europeo aprobó un informe dedicado a “contrarrestar la propaganda de terceros en contra” de la Unión en la que se citaba expresamente a RT y Sputnik -una agencia multimedia rusa- como medios con los que Rusia busca “atacar los valores democráticos” europeos, “dividir a Europa” y “dar la impresión que los Estados vecinos al este de la UE están debilitados”.
En este sentido, ha podido escucharse recientemente en Rusia, de boca de Dmitri Kisseljow, director de la agencia de noticias Rossiya Segodnya – la matriz de Sputnik –, que “cuando uno mira con detalle las acciones de Angela Merkel, uno puede ver fácilmente la vieja tesis de la falta del Lebensraum”. Ese término esconde el concepto de “espacio vital” al que recurrió Adolf Hitler para justificar la agresiva expansión del III Reich. En su defensa al Gobierno de Kiev ante la anexión rusa de Crimea, Alemania “quería literalmente absorber Ucrania, para expandir su espacio vital”, según Kisseljow, a quien el semanario The Moscow Times ha etiquetado de “propagandista en jefe” de Vladímir Putin.
Esas afirmaciones hicieron que el diario germano Bild, el más vendido de Alemania, alertara de un “ataque con mentiras contra la canciller” del “jefe de la propaganda de Putin”. En esa polémica mediática, el canal de RT en alemán tomó partido en favor de Kisseljow. Uno de sus periodistas, Wladislaw Sankin, excusaba a Kisseljow recordando que, para el veterano informador, “la objetividad es un mito del periodismo occidental”.
RT TAMBIÉN DEFIENDE A RUSIA EN ESPAÑOL
En esta lógica, la cadena RT en español, ofrecía esta semana una entrevista con el eurodiputado español de Izquierda Unida Javier Couso, quien tachaba el informe sobre la propaganda rusa aprobado por la Eurocámara de “demencial” y lo acusaba de estar destinado a “criminalizar los medios rusos”. Según la crítica de Couso, ese texto, elaborado por la eurodiputada polaca del partido conservador Ley y Justicia Anna Elzbieta Fotyga, forma parte de la forma de pensar “de buena parte del Parlamento Europeo” que consiste en señalar “inmediatamente como culpable de todo a Rusia”. En ella, se pone a “Rusia como si quisiera destruir a la Unión Europea, como si tuviera ambiciones expansionistas”, añadía Couso.
Por su parte, en la agencia Sputnik recuerdan a EL ESPAÑOL el contenido del comunicado que emitió dicho medio de comunicación al saberse de la aprobación del documento promovido por Fotyga. En él se apunta el temor a que ese informe se traduzca en una “amenaza para la libertad de expresión”. Desde RT también muestran a este periódico "preocupación", pues ven en la resolución de la UE una "retórica que tiene como objetivo suprimir voces disidentes". "El objetivo de RT es informar, no atacar", aseguran desde esta cadena, cuyos responsables lamentan que "el establishment político y mediático tenga cada vez más fácil el tratar de apagar puntos de vista inconvenientes".
Aunque RT no cuenta con un canal en lituano, en el país de Surajev existen programas de carácter prorruso. Lituania presenta una minoría étnica rusa que se identifica con algo más del 5% de la población. Más serio que encarnando el reportero de Russia Yesterday, este humorista reconoce que puede haber en su país un colectivo al que sí le puede gustar “Putin o la idea de un líder fuerte”. “De todos modos, después de la anexión de Crimea, mucha gente aquí que simpatizaba con el presidente ruso dejó de hacerlo”, dice Surajev. Para él, los mensajes de propaganda rusa que recibe su país, vía cadenas de televisión prorrusas o a través de internet, “contribuyen a crear una sensación de amenaza difusa en la sociedad”, analiza Surajev.
Andrei Kolesnikov, investigador en Moscú del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, apunta a este periódico que medios como RT o Sputnik “son herramientas propagandísticas, con ejemplos de trabajo muy profesional, pero se sirven del dinero del presupuesto del Estado para plantear las posiciones del Kremlin”. “Lo que hacen tienen más que ver con propaganda que con periodismo, son la extensión internacional de la situación mediática que tenemos en nuestro país, donde las televisiones especialmente se encuentran bajo el control del Kremlin”, agrega.
En Estados Unidos, donde se ha concluido que Rusia interfirió en la pasada campaña por la elección presidencial en favor del candidato vencedor, el presidente Donald Trump, “los servicios de inteligencia fueron muy claros en diciembre al señalar que ven medios de comunicación com RT o Sputnik están tratando de hacer avanzar los intereses rusos” en el mundo, dice a EL ESPAÑOL Ben Buchanan, investigador del Centro Belfer para la Ciencia y las Relaciones Internacionales de la prestigiosa Universidad de Harvard, en Estados Unidos. “Aquí a esos medios se les ha reconocido como canales de propaganda y no como organizaciones periodísticas”, añade Buchanan.
PROPAGANDA Y CIBERATAQUES
Este experto en ciberseguridad afirma que estos medios de comunicación constituyen un “riesgo” en las actuales relaciones de Rusia con Occidente. “Las amenazas que plantea Rusia hay que tomárselas muy en serio”, dice Buchanan. En las pasada elección presidencial de Estados Unidos, piratas informáticos con conexiones con Rusia tuvieron acceso a miles de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata, la directiva del Partido Demócrata, al que representaba en la elección presidencial la aspirante Hillary Clinton, derrotada contra pronóstico por Donald Trump. Parte del contenido de esos correos se hizo público a través de WikiLeaks, organización que publica online documentos secretos.
En este contexto, a Buchanan le parece una buena idea la iniciativa que han tomado en los Países Bajos de prescindir de las nuevas tecnologías en las próximas elecciones generales, que tendrán lugar el 15 de marzo. El Gobierno neerlandés decidió a principios de mes utilizar para esa cita con las urnas papeletas físicas y recuentos a mano que se comunicarán por teléfono.
En Francia, que celebra sus elecciones presidenciales en mayo, el Secretariado General para la Defensa y la Seguridad Nacional hizo llegar a los partidos galos a finales del año pasado una “guía de higiene informática” destinada a “sensibilizar sobre la seguridad digital”, según recientes revelaciones del semanario satírico francés Le Cannard Enchaîné. Por su parte, en Alemania también se han multiplicado las iniciativas en materia de ciberdefensa, ya sea desde el Ministerio del Interior o el Ministerio de Defensa. El próximo mes de abril está previsto que nazca el ciberejército alemán, compuesto por 13.500 hombres. Sus fines serán militares aunque podría asistir a las autoridades civiles si fuera necesario.
“Si yo fuera ahora mismo responsable político en Europa tomaría cuanta mayor precaución, mejor”, afirma Buchanan. En este sentido, “volver a las papeletas en las votaciones resulta la mejor opción, pero también habría que asegurar todas cuentas de correo electrónico o servidores que puedan ser objetivos para los piratas informáticos”, agrega. Para ello, medidas relativamente sencillas como instaurar dos niveles de autentificación antes de poder mandar y recibir e-mails, son el principio.
Por ahora, no existe una fórmula eficaz al cien por cien contra los newsfeed en redes sociales o los contenidos en medios de comunicación tradicionales que, como RT, tratan de influenciar los procesos políticos en Occidente. “La intervención rusa en la elección presidencial de Estados Unidos fue un factor más para explicar el resultado, pero en modo alguno fue decisivo, no creo que los estadounidenses cambiaran el sentido de su voto por lo que hizo Rusia”, según apunta desde Moscú, Kolesnikov, el investigador del Fondo Carnegie para la Paz Internacional. En realidad, el debate sobre el impacto de la propaganda y los ciberataques rusos aún está abierto. “Si influyó o no de forma decisiva es algo que tendrán que decidir los historiadores en el futuro”, concluye Buchanan, el experto de la Universidad de Harvard.